Capítulo 3: Las lágrimas de niños

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El sol acaricio la copa de los enormes árboles, haciendo que poco a poco, las pequeñas criaturas del bosque despertaban y se animaban a salir de sus cómodos hogares para empezar otro día, así hasta que el tronco hueco que alberga a una joven agotada, que aún dormía.

- Alick - el silencio a mañana fue interrumpido por un par de voces que llamaban con angustia.

- Alick - llamaba el médico de la manada, preocupado, caminando con cuidado, tratando de encontrar cualquier rastro de su hija.

A su vez, una mujer que compartía rasgos a los del médico, caminaba ayudándose de la misma naturaleza, llevando entre sus grupos ropajes un canasto artesanal. - Alick - llamaba a voz alzada.

La joven que aún dormida, escucho las voces familiares, pero aún así no podía moverse ni abrir los ojos, alterada, pudo sentir la respiración cálida de un enorme lobo que la observaba, pero aun así, no podía moverse o hacer algún ruido, era como si su cuerpo se hubiera congelado o petrificado.

- Alick- se escuchó con un tono que demostraba alivio.

La joven al fin pudo abrir los ojos y levantarse, para descubrir que realmente no había nadie a su alrededor, no había rastros de que algún lobo la observará.

- Mi cachorra - llamo el médico abrazándola con cuidado de no lastimarla aún raspando sus brazos con los costados del tronco hueco.

- Papá?- pregunto confundida,

- Alick, me preocupe mucho cuando no volvías, todos los demás ya regresaron - le dijo mientras miraba con cuidado cada centímetro de su rostro buscando alguna herida.

- Lo siento papá, anoche yo... - sus ojos se sintieron de lágrimas y su voz se quebró - Yo no pude hacer nada, me asusté tanto, fue aterrador, no, no pude nisiquira mirar -

- Hey, hey, calma - la abrazo pegándola a su pecho - escuchas esto? Es mi corazón que sigue latiendo por ti, no importa que no lo lograrás, tienes muchas virtudes como para enfocarme solos en eso -

Ante las dulces palabras de su papá, lo abrazo aferrando su agarre con sus uñas,

- Vamos, tenemos que volver, tu padre tiene que paruyar pero es capaz de abandonar todo si no apareces - le dijo sonriendo con la dulzura característica de un Omega.

- No vino a buscarme? - pregunto deprimida.

- Eso quería, pero el alfa lo mando a patrullar para asegurarse de que no entrara ningún lobo rechazado, mando a todos los rastreadores y cazadores, estaba muy molesto, pero no pudo hacer nada, pero me acompaña tu tía -

- Esa es mi hermosa Alick - llegó su tía Lin a abrazar la - Me alegro tanto de que estés bien, no puedo creer el susto que me diste cuando no llegaste antes del amanecer, te traje comida - dijo al momento en el que sacaba de su canasto, carne y vegetales preparados.

- Yal regreso? - pregunto por su primo, recordando la cruel imagen del agonizante dolor que sufrió antes de salir corriendo en forma de un enorme lobo.

- A si, regreso hecho un desastre, parece que se peleó con otro chico, aaa - suspiro recordando con frustración la escena de su hijo despeinado y con sangre escurriendo.

La joven todo la comida y probo lo necesario para sentirse bien, después se levantó y se encamino con su papá y tía a la manada.

- Yal está bien? - pregunto algo tímida.

- A si, está bien, es un Delta como su madre - sonrió victoriosa.

- Dax está bien con eso? - pregunto sorpendido Lan.

- Solo hace un berrinche pequeño, se le olvidará mañana - aseguro.

- Papá, que pasará ahora ? Me expulsaran de la manda? - pregunto angustiada.

- Que? No! No - aseguro su tía.

- Que no consíguirieras un espíritu de lobo no significa que no pertenezcas a la manda - aseguro Lan.

La mirada de preocupación de Alick se dirigió a sus pies, viendo como el musgo cubría cada paso al apoyarse en sus pies.

- La Diosa Luna tiene un plan para todos, y la madre tierra nos da mucho como para vivir bien, tranquila hija - sintió el brazo de su papá en sus hombros dándole ánimos.
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