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Se encontraban parados a unos pocos metros de la instalación donde tenían que llevar a cabo el robo. Sin duda alguna sería de sus misiones más importantes, o al menos eso pensaba Dazai. Ya que pocas veces los que tienen cargos importantes dentro de la organización, como él, son enviados a misiones. Esto solo ocurría cuando había algo importante de por medio. En este caso sería esa pieza de millones de la cual se beneficiarían todos por las altas cifras que pagaban por ella.

Aunque de por sí, la verdadera razón por la que Dazai había decidido ir era por el enano pelirrojo de ojos azules. No quería dejarlo solo a merced de que le sucediera algo. Por algún motivo sentía que Chuuya era su responsabilidad, y no solo por el hecho de ser su escolta, no. Ni siquiera Dazai sabía por qué.

Desde la muerte de su ex-novia Dazai se había sumergido en una profunda oscuridad de la que no sabía cómo salir. Encima de eso todos dentro de la organización lo culpaban a él por ello, que, aunque él sabía perfectamente que era algo que no estaba en sus manos, los demás no lo veían así; sobre todo Mori. Pero esa oscuridad en la que estaba envuelto se había disipado un poco con la llegada de Chuuya. Se podría decir que habían creado cierto vínculo. Dazai se había vuelto más espontáneo nuevamente, así fuera haciéndole bromas pesadas al pelirrojo. Eran pequeños detalles que lo hacían querer protegerlo. Se sentía en la obligación de hacerlo.

Dazai dio un paso al frente una vez sus hombres estuvieron alineados. Chuuya y Odasaku le siguieron.

—No me pierdas de vista, ¿vale? —Le pidió Dazai a Chuuya en voz baja, a lo que éste asintió lentamente.

Odasaku miró a ambos chicos con algo de intriga, ya que había escuchado las palabras de Dazai.

—Será mejor que nos demos prisa en entrar antes de que se ponga el sol —Sugirió Odasaku.

—Tienes razón, vamos.

Y dicho esto, se dirigieron hacia la instalación con mucho cuidado para no ser descubiertos. Por órdenes de Dazai, varios se quedaron afuera vigilando mientras un grupo pequeño entró. De ese grupo pequeño varios se dispersaron para cubrirles las espaldas a Dazai en caso de ser descubiertos. Por último Odasaku, Dazai y Chuuya avanzaron con cautela por los pasillos. Lo sospechoso para Dazai era que no tuvieran sensores de vigilancia en los pasillos, cosa que le sorprendía. Aunque suponía que por no ser un cuartel general por eso no tenía la seguridad necesaria.

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Habían pasado aproximadamente treinta minutos en los que Odasaku estaba inspeccionando el lugar. Era un salón enorme con una puerta estrecha en el fondo, donde Dazai deducía que estaba la pieza. Al parecer el castaño había desactivado las cámaras de seguridad, o algo así Chuuya le había escuchado decir. Sin duda alguna Dazai era un total genio para estas cosas. Si las cosas seguían así, sería pan comido.

Chuuya estaba parado en una esquina del salón de brazos cruzados sin saber qué hacer. Definitivamente ese no era su ambiente. Quería que ya se acabará de una vez por todas. El castaño se encontraba retorciendo un gancho para cabellos, con cuyo gancho abriría la puerta. Ya había hecho esto otras veces así que no sería complicado.

—Dazai, ¿No crees que todo está demasiado calmado para ser la instalación de una organización criminal? —Preguntó Chuuya, abrazándose así mismo con sus brazos cruzados.

Ante la pregunta Dazai dejó de atender el gancho para cabello, para así dirigir su visita hacia Chuuya.

—Aquí todo es incierto, Chibi —Comenzó a hablar Dazai—. De por sí la misión era secreta y esta instalación no es fija, o sea, no es la propia de la organización, así que por eso está tan tranquila y con poca vigilancia. Por otro lado si llegaran a descubrirnos tocará huir —Dicho esto terminó de torcer el gancho—. Listo.

Inhumano [Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora