ᴘʀᴏ́ʟᴏɢᴏ

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— ¿Dónde me encuentro? — se cuestionó a sí mismo un joven que acababa de despertar

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— ¿Dónde me encuentro? — se cuestionó a sí mismo un joven que acababa de despertar.

Asta, aún envuelto en los hilos del sueño, experimentaba una fatiga que parecía pesar sobre su ser, igual a una languidez ingravescendo que lo arrastraba hacia los brazos de Morfeo. Con un movimiento abrumador, llevó sus manos a su frente, sintiendo su piel templada contra el frio ambiente donde se encontraba.

Con un esfuerzo titánico, logró incorporarse. La camilla cedió bajo su peso y él se sentó, su visión se comenzaba a aclarar, lo que le permitió un borroso vistazo de su alrededor.

«¿Acaso estoy en... un laboratorio? –el pensamiento cruzó su mente cual relámpago, mientras una bruma de misterio se arremolinaba a su alrededor».

Efectivamente, yacía en una fría sala de azulejos inmaculados, asemejando un cubo de hielo por el gélido ambiente. Un arsenal de cachivaches y artilugios desconocidos se apiñaba en desordenados montones, recordándole lo infructuoso de sus intentos por rememorar cómo había llegado allí.

Su memoria, cual velo rasgado, estaba cubierta por retazos inconexos de vivencias pasadas. ¿Cómo había arribado a ese laboratorio? Sus ojos escudriñaron cada palmo del recinto con la curiosidad de un gorrión, buscando respuestas ocultas entre las sombras. Las despiadadas luces se mofaban de su tribulación, proyectando destellos fantasmales sobre los misteriosos artilugios, igual que fuegos fatuos danzando en la penumbra. Al fondo vislumbró su grimorio, solitario sobre una mesa metálica.

«¿Liebe, estás ahí? –llamó mentalmente a su hermano».

«Sí, aquí estoy –respondió al punto–. Igual de perdido que tú».

«Cada vez que trato de recordar, un agudo dolor taladra mi cabeza –se quejó el ojiverde–. ¿No recuerdas qué pasó?».

«Nada de nada...».

Tras un hondo suspiro, el joven se irguió cual bambú. Grande fue su sorpresa al desplomarse súbitamente, como un costal de papas. Sus extremidades parecían no obedecer sus designios, negándose a sostenerlo. Con gran esfuerzo logró erguirse y tomar asiento sobre la fría camilla, sintiéndose tan impotente como un cervatillo recién nacido.

De nueva cuenta sus ojos vagabundearon por la estancia, escudriñando con renovado afán cada detalle. Un retrato capturó por completo su atención, congelando el esmeralda de sus pupilas: 'Viva el matriarcado', estaba enmarcado en un cuadro en medio de la pared.

Su desconcierto no hizo sino acrecentarse ante tan críptica arenga.

«Oye Liebe... ¿qué es el matriarcado? –le inquirió mentalmente».

«Ni idea, hay varios términos humanos que me son ajenos –replicó con indiferencia–. Deberías saber tú su significado».

¡Creeeeek!

Sus cavilaciones se vieron interrumpidas por el rechinar de la puerta al abrirse. Una figura femenina emergió tras ella, ataviada con una bata inmaculada. Asta entornó los ojos, intentando discernir de quién se trataba...

...ᴇʟ ᴜ́ʟᴛɪᴍᴏ ʜᴏᴍʙʀᴇ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora