¡ᴠᴀɴᴇꜱꜱᴀ... ɴᴇᴇꜱᴀɴ!

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— Ahhh

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— Ahhh...dámela, dámela toda... —suplicaba una hermosa mujer, con los ojos cerrados, sometida al intenso y lujurioso placer que el último hombre le proporcionaba en la vastedad de su cama— dame tu semen... vamos... lo necesito dentro de mí... ¡ahh!... llename.

Asta, con una sonrisa de satisfacción, se inclinó para tomar posesión de sus labios. Se deleitó en la suavidad de estos, saboreó la dulce humedad de su lengua y se perdió en la embriagante esencia que ella exhalaba. Paralelamente, sus manos recorrían el enigmático lienzo que es el cuerpo femenino. Acarició sus modestos senos antes de pellizcar sus pezones erizados, cada movimiento provocaba un gemido de placer de la chica, su cuerpo entero se estremecía bajo la manipulación meticulosa del joven.

— Como desees —respondió Asta con una voz ronca cargada de deseo, su pene palpitaba deliciosamente dentro de ella, sintiendo cómo sus bolas se contraían, era una señal inequívoca de la inminente avalancha de placer –el semen que la mujer ansiaba tanto–. La chica se imaginó en las nubes gimiendo cada vez más fuerte mientras sentía cómo el pene de Asta se hundía una y otra vez en su vagina.

El cenizo, embriagado con su propio deseo, incrementó el ritmo. Como un salvaje corcel domado, embistió con la urgencia y la fuerza de un animal en celo, cada golpe arrancaba un sonoro gemido de su compañera sexual quien tenía sus manos aferradas a las sábanas de seda, ahora arañaban ahora la espalda de Asta. El torrente de sensaciones la invadió por completo, llenó cada centímetro de su cuerpo el cual vibraba al compás de las penetradas masculinas.

Con un estruendoso rugido de placer, el apogeo del acto carnal se hizo presente. Asta se hundió con la totalidad de su miembro dentro de ella, llegando al orgasmo, eyaculando copiosamente en pulsaciones de placer.

Cada pulsación desencadenaba oleadas de espeso semen que inundaba el útero de la hembra. La intensidad derribó a la mujer en un abismo de frenético placer, cada chorro de crema caliente que le llenaba la marcaba como suya en el más básico y primordial de los sentidos.

La mujer sintió cómo el semen de Asta llenaba su vagina en su totalidad, y no pudo evitar gemir de placer mientras notaba cómo el líquido caliente se derramaba dentro de ella hasta llenarla como un vaso. Asta se mantuvo dentro de la mujer durante unos segundos más, disfrutando de la sensación de su pene dentro de la canal vaginal, disfrutando la sensación de la carne de sus paredes. Posteriormente, se retiró lentamente, contemplando con una sonrisa satisfecha cómo su esencia escapaba de la vulva de la chica

El líquido seminal de Asta goteaba de la feminidad de la mujer, mientras ella se relamía los labios y sonreía satisfecha tocándose su vientre con una sonrisa. Asta se tumbó a su lado, jadeante y sudoroso, mientras la mujer se acurrucaba a su lado y le acariciaba el pecho.

— Eres increíble —susurró la mujer, mientras Asta le sonreía en respuesta.

— Bueno, ahora sí me llevarás a la base de los Toros Negros, ¿verdad? —preguntó Asta, volviéndose hacia ella con una sonrisa.

...ᴇʟ ᴜ́ʟᴛɪᴍᴏ ʜᴏᴍʙʀᴇ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora