6. El caos de coincidir en las desgracias amorosas.

6.1K 358 15
                                    

Ezra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ezra.

- Quiero vomitar...

Me doy vuelta para mirar a Verena, tiene muy mala cara.

- No vomites en el auto, es caro.

Ella me muestra su dedo del medio, y saca la cabeza por la ventanilla.

Decido frenar en la ruta, para que ella tome aire fresco, antes de que se rompa el cuello por sacar la cabeza como un perro.

Una vez que me estacione, ella abre la puerta y sale disparada del auto. Por lo que llego a escuchar está vomitando.

Saco una botella de agua de la mochila. Para ir en busca de Verena, quien ya había dejado de vomitar.

Me acerco a ella, y le doy la botella. Le da un gran trago, el cual usa para enjugarse, creo yo, el sabor del vomito. Luego lo escupe, con una delicadeza que me asombra.

- ¿Te encuentras bien? - pregunto sobando su espalda.

Ella me lanza una mirada mordaz, mientras toma agua.

Retiro mi mano con cuidado, ya que no quiero perderla.

Yo sé que ella está nerviosa por compartir con mi familia, pero creo que está exagerando. Es decir, van a estar más obsesionados por saber cómo vive la realeza a como nos conocimos.

Pero claramente no voy a decirle eso, no quiero que siga vomitando y todavía queda media hora hasta la casa de campo de mi familia.

La "Villa Ferrari", un hermoso lugar en donde todos los Ferraris del mundo viene a reunirse en ocasiones importantes.

Aparénteme conocer a mi novia, es el evento más importante.

- Voy a agregar una clausula al contrato - habla Verena-, no más reuniones familiares que no hayan sido agendadas con más de una semana de antelación.

- Esta bien, lo acepto - dije levantando mis manos.

- Es que si no les caigo bien. Ya difundiste el rumor de que soy una esnob y una estirada - se queja -, seguramente crean que soy un mal estereotipo inglés.

- Con gusto podría decirles que insultas como un camionero, tomas como un albañil y sinceramente eres muy buena en la cama - digo sin mucha importancia.

Veo a Verena pasar de verde a rojo en un minuto, me encanta hacerla sonrojar.

- ¡Ni si te ocurra decir eso!

- ¿Lo de camionera o albañil? - me acerco a ella, la hago retroceder hasta que su culo golpea el capo del auto. Pongo ambas manos al costado de su cuerpo y la miro directamente a los ojos - O la parte de que eres muy buena en la cama.

No miento cuando digo eso, si de algo estoy totalmente seguro. Es que esa noche con Verena fue inolvidable.

Todavía recuerdo el calor de su cuerpo, el sonido tan seductor de sus gemidos y la manera en la que su cuerpo encajaba perfectamente con el mío.

¿Tenemos un trato?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora