Aegon
Huir de los ojos de los curiosos era bastante fácil para el príncipe Targaryen. Desde niño había explorado los pasillos secretos del castillo buscando huir de sus tareas y del duro entrenamiento con su madre. Para Aegon no valía la pena el desgaste, sin importar que tan bueno tratara de llegar a ser nunca sería suficiente. Era una realidad dolorosa pero que tuvo que aceptar cuando aún era un crío y para ello le basto mirar a su hermano menor. Aemond se esforzaba tanto por ser el orgullo de sus padres y aún en su perfección no era suficiente para ellos. Así que si el buen y perfecto Mondy no podía lograrlo ¿Qué se podía esperar de la mayor "Decepción" de la casa Targaryen? ¿Del "Error"? Aegon sabía perfectamente como lo llamaban a escondidas en la corte, así como también sabía que ni Viserys ni Daemon hacían algo para evitarlo. Era lo esperado ninguno jamás lo miraba más allá de lo necesario. El rey vivía ensimismado proyectando toda su atención y cariño en su hermana mayor. Y su madre había optado por tomar bajo su ala a Heleana y a Aemond, quizás pensó eran quienes más lo necesitaban. En conclusión Aegon estaba solo. Sin embargo eso nunca lo detuvo y decidió que aceptaría ser el error, pero se convertiría en uno que no estaría dispuesto a vivir bajo las reglas de nadie. Si iba a ser una decepción al menos sería una libre. Libre para hacer con su vida lo que él quisiera.
El platinado continuó su andar por los polvosos pasillos y rió al recordar como fue el propio Daemon quien se los mostró. Su madre jamás imagino que los pasajes que en algún momento lo ayudaran a hacer sus propias fechorías fuera a convertirse en su mayor dolor de cabeza. Aegon jamás dudo en aprovechar cualquier oportunidad para huir. Encontraba reconfortante poder esconderse sin ser hallado, olvidarse de las responsabilidades de llevar una corona en su cabeza. En ese deplorable lugar no era nadie y era feliz con ello. El omega se percata que ya esta cerca y agradece que aquel viejo habito que empezó como un juego para hacer rabiar de cierta forma a su madre ahora le ayudars conveniente a encontrarse con su alfa. Necesitaba ver a Jace, lo conocía lo suficiente para saber que la atención que le había dado Qyle Martell lo tenia infernal, muerto de celos. Tenia que calmarlo de lo contrario el morocho se haría una idea equivocada.
No fue ninguna sorpresa para Aegon cuando al arribar a los aposentos del alfa el menor parecía ya estar esperándolo. El platinado paso saliva un poco inquieto y se deslizo dentro, mirando como la puerta principal ya estaba atrincherada, dándoles la privacidad que necesitaban. El mayor camina cauteloso y cuando tiene de frente a Jacaerys se detiene sin apartar la mirada de su amado, conteniendo la respiración mientras siente su corazón latir en su pecho con fuerza. El alfa no dice palabra alguna pero su semblante denota inquietud e ira, sus ojos lo recorren con deseo y cuando el platinado recupera el aliento Jace se echa a andar imponente hacia él. El omega tiembla ante la expectativa y retrocede casi por instinto. Quiere huir de las feromonas picantes del castaño pero no tiene tiempo ni oportunidad antes de que Jacaerys ya lo tenga prisionero entre sus brazos aspirando profundamente sobre su cuello cubierto.
El cuerpo del omega se estremece suavemente y reacciona liberando su esencia de lirios, es tan suave como un suspiro que se desborda por su piel e hipnotiza al mayor de los Velaryon en un intento de calmar su molestia. Jacaerys ante los ojos de la corte y los lores de poniente era el príncipe heredero perfecto. Justo, audaz, astuto, equilibrado... Pero en aquella habitación junto a su Aegon dejaba atrás al hombre ecuánime que solía ser y se entrega apasionadamente a sus emociones, a su instinto carnal de alfa, a amar a su omega. Jacaerys lo atrae más contra su cuerpo y posesivamente lo recorre, tratando de marcarlo con desesperación. El joven heredero quiere que a nadie le quede duda de quien es el alfa de Aegon.
El platinado gime por el tosco tacto de su alfa sobre sus caderas y coloca sus manos juguetonamente sobre el torso del castaño recorriendo con una ligera caricia sus abdominales. El aroma del alfa heredero se espesa más, convirtiéndose en un veneno tan irresistible como intoxicante. Aegon gime quedito cuando siente como su alfa levanta la falda de su vestido y desciende para acariciarle con sus labios mordiendo sus suaves muslos. La temperatura de su cuerpo empieza a subir más y más a cada momento, sus piernas tiemblan.
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Untouchable
Aktuelle LiteraturAemond Targaryen ha rechazado toda su vida su naturaleza omega. Sin embargo esto cambiara cuando Cregan Stark y Lucerys Velaryon aparezcan en su vida, despertando los impulsos reprimidos y su sangre ardiente de dragón. Es mi primer historia. Espero...