Pequeña fiesta

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Capítulo 2:

Satoru Gojo nunca había sido un niño amado. No en su totalidad, ni siquiera antes de presentarse como Omega. Jamás lo habian querido lo suficiente.

O de esa forma el se sentía. Sentía que nunca llegaría a ser lo que ellos anhelaban de el. Y que nunca sería perfecto para ellos.

Cuando llegó a la escuela de Hechicería, espero pacientemente una carta de sus padres para preguntar por que como había llegado. Como que estaba, para felicitarlo por su cumpleaños. Para regañarlo. Lo que fuera.

Pero nunca llegó, esa carta jamás llegó.

Pero en cuento sus padres lo dejaron allí, el nunca volvió a saber de ellos y ellos nunca volvieron a saber de él. Pero eso era de lo menos. Satoru se había acostumbrado a su soledad de siempre en muchos aspectos.

Pero mirarse en una situación como en la que se encontraba ahora no era otra cosa que algún totalmente contraproducente.

Apesar de tener muchos amigos y que todos se preocuparan por el, el no se sentía acompañado. No del todo. No estaba completo.

Era algo que el mismo no entendía, sabía lo que sentía. Deseaba estar con  alguien que le apreciara por lo que era. Lo cuidara y protegiera.

Entonces. Llegó, el

Y pudo pasar las noches tranquila, dormir hasta tarde para responder los mensajes, llegar y llamar a un lugar hogar.

Pero nada dura para siempre.

Y ahora. Aquí estaba.

Solo.

Bueno, no del todo.

Movió su cuerpo en busca de calor, la cama se sentía más fría de lo normal. Abrió brevemente los ojos y pudo observar al Alfa que lo miraba con ojos excepticos. Como si de un fantasma se tratase.

Satoru murmuro una incoherencia y se volvió a acostar, como si nada. Suguru lo movió un poco, su cara de trauma seguía ahí, y trataba de llenar la atención del albino.

—Satoru...

—¿Mhm?

—¿Por que estás tan tranquilo?

El Omega se sentó en la cama. Buscando las pastillas en su mesa de noche, las cuales no estaban, porque no estaba en su cama.

Espera. ¿No estaba en su cama?

Volteó a ver a su acompañante, notando otra cosa. Esta en su habitación, en su cama.

El alma le vuelve al cuerpo, su olor se vuelve espeso y trata de quitarse la sábana haber si esta vestido, toca su cuello buscando una marca. Claramente asustado.

No, no podía haber pasado. No, otra vez.

Entonces el peli-negro se acercó con calma a tomar sus manos cuidado, susurrando que todo estaba bien, esperando que Satoru pudiera creerle al menos un poco de las palabras que salían de su boca. Cosa de la cual ni el estaba seguro.

Pero no veía marcas, no había besos ni nada. Su linda y pálida piel estaba limpia y hermosa como siempre. Y no olía como suyo, no olía a su propiedad, lo que le molestaba internamente.

El Omega respiro profundamente, si, no olía como nadie, suspiro tembloroso, aliviado.

—Dios santo, menudo susto.

—Lo siento...

Satoru se volteó hasta el confuso por sus palabras, sus piernas largas se recogieron con cuidado y se acercaron al Alfa y a su olor demasiado sutil.

Blue Lights [Satosugu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora