Capítulo 5

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Miraba todo de lejos, no estaba sorprendido. No era la primera ni sería la última persona en hacer una estupidez como esta para curarse de una maldición extraña.

Molestaba a todos aquellos que lo invocaban por una solución porque los consideraba estúpidos. Eran ignorantes de la vida con complejo de reyes, se creían dignos de recibir las cosas de primera mano.

Aunque era obvio que no tenía que hacer mucho para insertar el miedo dentro de ellos, con decirles que tenían un tiempo límite y amenazarlos con cosas simples entrarían en pánico y cometerían muchas estupideces.

Ese chico, pelo negro y ojos cafés parecidos a la avellana llegó a él con el mismo propósito en mente, pero pudo notar algo más detrás de esa petición repetida por siglos. Creyó que realmente las cosas cambiarían con él, pero no fue así.

Todos, absolutamente todos fallaron en la misión.

O asesinaban a la víctima antes de tiempo, o no lo mataban y terminaban suicidándose porque no podían cargar con la culpa de hacer algo tan malo e incluso el motivo de quitarse la vida era el miedo de que la entidad lo haga de alguna forma repugnante y horrible.

Él, Ryoga, hizo todo lo posible para enamorar a la persona que eligió como víctima, para hacer que lo adorara como si no existiera ninguna otra persona a su alrededor. Solo que cometió el peor error, aquel que nadie lo haría incluso con el juicio nublado.

Se dejó llevar y en menos de lo que pensó, él también cayó en las redes del amor. Cayó en el castigo más terrible de todos.

Como un ser misterioso y que ha vivido por tanto tiempo tenía la esperanza de que algo fuera diferente esta vez. Que lo desafiaran, que ese chico de buenos sentimientos a pesar de todo lo que estaba haciendo decidiera enfrentarlo para evitar el miserable destino que estaba descrito desde el momento en que lo invocó.

Pero no fue así, el terror lo inundó y se dejó llevar como el resto de personas.

Tampoco cumplió con lo que debía hacer para curarse así que se podía considerar una pérdida de recursos ¿no es así?

...

La nieve estaba cayendo de nuevo, pero él no se movía de ahí.

Se había enamorado tontamente de Ranma ¿en qué estaba pensando al dejarse guiar por lo que sentía? Ahora tenía que sufrir por un corazón roto que él mismo se provocó a causa de su cobardía y estupidez.

Nunca debió considerar esta idea, pero los arrepentimientos no sirven cuando las cosas ya están hechas y si no eres fuerte para enfrentar las consecuencias, es mejor que rendirse.

Parecía que cada uno de los pedazos de su alma y de su vida cayeron junto con ella, con su cuerpo, en ese lugar frío y oscuro.

Ese cabello rojo que tanto le gustaba (aunque nunca lo dijo) se encontraba blanco por toda la nevada que le cayó encima. Su piel estaba más blanca de lo normal y sus brillantes ojos celestes dejaron de relucir, siendo ahora un vacío y opaco color.

Las lágrimas caían sin cesar.

¿Cómo fue capaz de hacer algo así?

Ahora no era capaz de sentir algo más que dolor y culpa. 

Se demoró más de lo que pensaba, pero con esfuerzo intentó enterrarla. No merecía ser tratada como un objeto después de tanto. Las manos congeladas no fueron un impedimento para abrir la capa de nieve rojiza que se había formado en la tierra. Extraño y horrible al recordar que tenía esa apariencia a causa de la sangre de la chica ¿Cuánto tiempo había pasado mientras hacía eso y se hundía en sus pensamientos?

Había oscurecido, la luna resplandecía en el cielo y tal vez eso era lo único que tenía para aferrarse en ese triste momento.

Tendría que vivir con la culpa.

Si es que desea continuar viviendo.

...

Parecía que el tiempo tomaba un rumbo diferente, era más lento. Desde el día que la asesinó las cosas no iban de la misma forma, todo había cambiado y su mente no dejaba de atormentarlo.

De alguna manera, parece que ella nunca se fue de allí. Cada lugar que miraba tenía su esencia. Los recuerdos se reproducían en su cabeza como una película en bucle. Era estúpido, no supo actuar, no fue valiente. Ahora pagaba las consecuencias, su única compañía era la soledad.

¿Acaso podía hacer algo para cambiar la vida que llevaba ahora?

No, no podía.

Ryoga no era consciente de que esa entidad seguía a su lado observando cada una de sus reacciones. Cuando notó que el chico estaba a punto de cometer otro acto estúpido, no lo detuvo. No tenía porqué intervenir en cosas humanas.

Era como un juego, él ponía la semilla y las reglas, los demás verían como hacer crecer eso que se les estaba brindando.

A pesar de todas sus expectativas con la historia trágica y algo divertida para sí mismo, no estaba decepcionado.

Hibiki se acostó en la cama donde compartió momentos tanto pasionales como de felicidad y tristeza con Ranma, no estaba pensando en su siguiente acción. Empuñando el cuchillo con el cual se convirtió en un asesino decidió acabar con su vida.

Clavó ese objeto en su pecho a la altura de su corazón.

No le quedaba nada más que hacer.

Ahora había otro cuerpo que ocultar solo que esta vez no hay nadie para hacerse cargo.


F I N

El alma en los labios - Ranma y RyogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora