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La vida de un Omega no es algo que se pueda denominar lindo, más bien, es un infierno en el que estas destinado a fallar una y otra vez, además de esas constantes humillaciones, más si eres obligado a ir a una escuela mixta cada día.

Este es el caso de Ray, un chico de apariencia descuidada que disfruta de la lectura, además de su soledad. Pero ¿que pasa cuando el timbre que marca el inicio del receso aparece?

Al inicio de año, solía ir a la cafetería, después comenzó a quedarse en el Salón de clases y hace poco, paso como en estos momentos, correr con precaución de no ser observado hasta el baño de Omegas, con su mochila en brazos.

Y el motivo, entró de forma brusca al mismo lugar.

Sabes, tu juego del escondite realmente me está cansando - Ray sonrió de la forma menos aterrada y nerviosa que su cuerpo le permitió, mientras sus manos sujetaban más fuerte su mochila.

- P-Perdón, es que realmente quería...

- Y nosotros que te trajimos un regalo, ¿nos vas a menospreciar de esa manera tan fea?

Si bien se trata de un grupo de seis, solo eran aquellos dos alfas al frente quienes se dedicaban a hablar. Sus nombres, Elizabeth y Johan cuyos apellidos eran desconocidos para el pequeño Ray, ambos eran un año mayores que su víctima.

Y, si bien suele decirse que aquellas personas que molestan a otros, no se muestran directamente como personas malas y más bien se disfrazan bajo la manta de una amistad, hay personas que simplemente se aprovechan de su ventaja económica o social para divertirse con el sufrimiento de otras personas.

- Estas muy flaco, por eso te trajimos esto.

Y es así como terminamos con Elizabeth metiendo aquella comida pasada, con agua y quien sabe cuantos líquidos y porquerías más en la boca del Omega, mientras sus otros amigos se dedicaban a sujetarlo y Johan miraba desde una esquina.

Pero el cuerpo humano está diseñado para desechar todo aquello que considera una amenaza, es por eso que la reacción natural se hizo presente, Johan comenzó a reír a carcajadas, el único que se atrevió a hacerlo, mientras Mai cortaba su reparación en una exhalada de aire y un suspiro pesado ante el arco de que su saco estuviera manchado de vómito.

Y antes de que Ray pudiera formar una disculpa, los insultos empezaron a llover y un fuerte agarre en su cabello lo hizo ponerse de pie y caminar hasta los cubículos de sanitarios.

- Ay Dios - dijo Johan después de terminar con su risas - Voy a la cafetería, no lo mates

La respuesta que recibió fue un - Vete a la mierda - mientras su agarre obligaba al menor a meter su cabeza en el agua del escusado.

Es así como ese grupo de seis se dividió, dejando a ambos alfas con dos acompañantes.

- L-Lo siento - dijo con el poco aire que aún le quedaba después de aguantar tanto tiempo la respiración.

- ¿Lo sientes? Maldita mierda, ¿tratas de burlarte de mi?, Tomen su mochila - ordenó volviendo a estirar el cabello del menor para volver a empujarlo al piso - tiren las cosas a la basura, yo me quedo con la mochila.

Es así como aquellos dos extras salieron del baño con las cosas del menor, Elizabeth simplemente dio una patada en su abdomen, finalmente deshaciéndose de su saco.

Es así como los golpes empezamos, pero claro, no era estúpida, y se encargaba de que todos esos golpes no llegaran a lugares donde pudieran ser visibles.

Así, es como son los días de un Omega, al menos, de aquellos que prefieren privarse a intentar adaptarse a la crueldad de una Preparatoria mixta.

BullysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora