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Ray evitaba estar solo en los pasillos; aunque la multitud no les impidiera molestarlo, la soledad de estos lugares daba al dúo la oportunidad de ser aún más crueles sin interrupciones.

Sin embargo, necesitaba encontrar su mochila, ya que levantaría sospechas si volvía sin ella. Suponía que Mai la había tomado y después la había tirado, por lo que tenía que revisar en los contenedores de basura, tarea complicada por los libros que también debía resguardar.

---Buenos días --- Ray se tensó, pero sabía que no podía darle la espalda --- Uy, eso se ve pesado. ¿Debería ayudarte?

---No, no podría permitir que ensuciaras tus manos--- Mai se rió al darse cuenta de que su mirada aún estaba en el suelo--- Mai... mi... mi hermano está preguntando por mi mochila y...

---¿Solo Mai?--- Era una voz suave, quizás intentando intimidar, pero el gesto de sus manos obligándolo a mirarla a la cara parecía más un intento de seducción. ---Es señorita, maldita rata.

---Lo siento, señorita Mai, pero realmente no deseo que mi hermano les cause molestias y me gustaría...

---Tu aroma es bueno --- interrumpió, y con una caricia en su mejilla, Ray empezó a temer ser descubierto ---Huele a pino y... ¿a tierra mojada? Sería maravilloso tener ese aroma en mi habitación.

Pero Ray empezaba a sentirse mareado; el aroma de la castaña se intensificaba, haciéndolo perderse en sí mismo, y fue con el rubor en sus mejillas que se percató de ello.

---No te alejes --- eso fue un orden mas que una petición, y por la fuerza de su voz, le resultaba atemorizante intentar retroceder --- ¿Porque no te quitas esa sudadera? Déjame ver lo horrendo que eres.

Estaba asustado; sin embargo, su cuerpo no respondía y podía sentir cómo sus piernas perdían fuerza, hasta que unas manos tocaron su cintura.

Mai estaba confundida; el golpe no la había derribado ni parecía estar herida, pero por instinto retrocedió y miró con molestia los libros y hojas dispersos en el suelo, y luego al azabache que intentaba huir por el pasillo. Lo curioso fue que, tras el inicial enfado, su reacción se transformó en una risita divertida y una mirada a sus propias manos.

---Que sorpresa...

[...]

---Hay...Hay una alfa en celo --- advirtió a la primera profesora que encontró --- esta, esta en el edificio tres en el segundo piso.

La mujer lo miró con curiosidad. Ray intentaba recuperar su aliento; su cabello se lo impedía, pero se notaba que sus mejillas estaban rojas y sus ojos llorosos. Para su sorpresa, la maestra reveló esto último al hacer que la mirara y descubriera su rostro.

La mujer lo miró por unos segundos, luego retiró esas pocas lágrimas con su pulgar, la mirada del chico, sus labios, su sonrojo, su piel, su rostro, todo hacía que le fuera difícil apartar la mirada de él..

---Profesora --- murmuro el azabache, al notar su error, la mujer también era una alfa, así que rápidamente revolvió su cabello y se alejo.

La mujer carraspeó ligeramente, intentando superar el momento, y se levantó rápidamente.

---¿Puedes llevarme hasta ella? Me aseguraré de que esté bien.

Ray asintió. Aunque era una alfa, ya era adulta y podía contener lo que los adolescentes exhibían con tanto orgullo.

Cuando llegaron, Mai había desaparecido, probablemente en busca de Lia. Sus libros y apuntes no estaban, o eso pensó hasta que vio su mochila apoyada en una pared con todo adentro. ¿Qué había pasado? Era ingenuo pensar que la chica había vuelto por su mochila y luego había guardado todo dentro; después de todo, se trataba de Mai.

---Bueno, ten cuidado, seguiré buscándola. Si la ves, avísame de inmediato, ¿de acuerdo?--- Ray asintió mientras recogía sus cosas y notó una nota enganchada en el cierre.

"Ahora me debes un favor, perrito." Eso le causó un escalofrío. No tenía firma, pero sabía que no era de Mai. Quizás de Johan, aunque descartó esa idea de inmediato; no quería atraerlo también.

[...]

Lia era firmemente sujetada, estaban en los baños del edificio y estaba agradecida de haber cerrado con seguro.

Mai cubría su boca, y ni siquiera se había esmerado en prepararla, aunque el aroma de la alfa y el beso inicial fue suficiente para mojar su entrepierna.

---Muévete mas, quiero que entre mas --- Lia podía mirarse al espejo, ver como sus ojos se ponía llorosos, ver sus expresiones y después la mirada lujuriosa y un tanto aburrida de la mayor.

---L-Le toque la cintura --- dijo entre jadeos profundizando su estocadas --- creo que tiene mas que tu --- Lia no contesto, solo se concentro en mover sus caderas y morder su labio --- mierda, quiero quitarle la ropa

Poco a poco se volvía mas brusca, jalaba el pelo de la rubia, abecés la ahorcaba y Lia solo esperaba no entrar en celo al igual que su novia.

Quería preguntar sobre quién hablaba, pero sabía que habría tiempo para eso y una escena de celos más tarde. No quería que Mai se detuviera, no quería ser reemplazada, no por amor, sino porque sabía que todos la olvidarían en una semana, o incluso peor, que todos le darían la espalda.

---Yo...Yo puedo ser mejor que cualquiera.

BullysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora