-no puedo creer esto- Liz presiona su rostro en mi pecho, angustiada y abatida por tal descubrimiento.
-lamento que hayas tenido que permanecer en este lugar por tanto tiempo. No lo mereces, pero juro que te sacaré de aquí, te lo juro- mientras entierra su rostro en mi tórax pongo mi mano derecha encima de su pequeña cabeza, la acaricio suavemente y le beso la frente.
Me mira a los ojos determinada, se limpia las lágrimas y me dice con rabia:
-sigamos...no importa que tan miedosas sean las siguientes escenas que veremos. No hay peor horror que seguir aquí. Gracias Alan, me das esperanza.
La tomo de la mano mientras seguimos descubriendo atrocidades. Sonidos de lamentos al unísono nos estremecen de inmediato, nos miramos y asentimos para seguir con esto, direcciono mi lámpara hacia otra celda y gritamos:-¡ahhhhhh!- nuestras manos amortiguan el estruendoso sonido de nuestros gritos.
-¡Alan! ¿Qué clase de criaturas espantosas son estas?- Neumann tiembla y se sostiene de mi hombro a punto de desmayarse.
Traslucen entonces ante la luz de la lámpara, figuras humanoides deformes que se arrastan por toda la celda. Emiten sonidos de desesperación y angustia. Sus rostros son terroríficos, se atacan entre ellos mientras la sangre salpica en las paredes.
Mantengo la cordura por Liz. La aguardo en mis brazos mientas observamos como todas las celdas empiezan a emitir sonidos, gritos, llantos.
-tenemos que salir de aquí antes de ser descubiertos, traje un candado de repuesto y desgastado. ¡Liz, vámonos ahora!
Corremos horrorizados hacia la salida. Me palpita el corazón estrepitosamente, temo a que seamos develados y nos asesinen por primar la verdad.
Liz se cerciora vigilando hacia atrás, temblando y sudando frío. Cierro el candado con éxito y subimos velozmente hacia la habitación de Liz.
-¡vete Alan! Vendrán a revisar cada habitación en cuestión de segundos. ¡te matarán!
No demoró ni un minuto en escucharse algarabía de los administradores.
-¡vayan de inmediato! ¿por qué carajos está sucediendo esta atrocidad?- resuena furiosa la voz de Müller.
-¡nooo Alan!- susurra llorando Liz- ¡te van a atrapar!
Hago una señal de silencio hacia Neumann, me meto debajo de la cama y me quedo en silencio de inmediato. Liz guarda el maniquí astutamente en el pequeño armario y se cubre toda con la manta al acostarse.
-revisen que cada paciente esté en su habitación, ¡ahora!- vocifera Müller.
Siento pisadas iracundas abrir la habitación de Liz.
-está dormida, bien. ¡Vamos hacia las otras habitaciones, idiotas!- da la orden el dictador Müller. La puerta se cierra y los oímos alejarse. Salgo con dificultad de debajo de la cama y me siento con Liz en ella.
-rodearán todo el perímetro esta noche. ¡no puedes salir de mi habitación! Tendrás que pasar la noche aquí conmigo y huir por la ventana en la madrugada.
-no me parece una mala idea estar aquí contigo- acaricio su cabello y la arropo con las sabanas.
-valoro que estés arriesgándote tanto por mí y por todos.
-cada día que paso aquí tiene sentido, porque tu habitas cada vez más en mi cavidad latente. Me diste un motivo para hacer de mi título una misión. Llegará el momento en que todo esto finalice, y entonces nos iremos juntos, yo te protegeré mientras viva y tu lo permitas. Lo demás lo dejaremos al destino.
-Alan...- dice Liz acercándose a mi rostro.
-¿sí, mi amor?
-te amo.
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AMOR O CORDURA
RomanceAlan es un doctor especializado en psiquiatría, con un pasado de dolor y depresión, el cual tuvo que superar solo sin el apoyo de su adinerada familia. Su primer trabajo en un hospital psiquiátrico sucede en Alemania a las afueras de las montañas de...