𝟐𝟔

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Yujin mantenía sus labios en una perfecta línea recta mientras que su mirada estaba insertada en el televisor, este objeto brindándole poca luz en medio de la noche. Estaba sentado con las manos sobre sus rodillas y en pijama, tranquilo, ignorando todo a su alrededor.

El sonido de la madera crujir y siendo golpeada con calmados pasos sobre las escaleras, bajando con tranquilidad lo distrajo. Él se enfocaba en no hacer ruido, no se movió ni un centímetro,. Apretó sus pequeños puños, logrando temblar un poco. Algo se acercaba con lentitud, caminando hacia él seguramente.

La cortina apenas se movió por el poco viento que entraba por la ventana. Podía distinguir el sonido por su oído derecho, prestándole especial atención a las pisadas y a la madera vieja. El silencio se hacía más fuerte conforme los segundos pasaban; su única seguridad era la poca luz del aparato frente a él.

Se detuvo, aquella cosa que se había acercado se detuvo a un lado de él, pero Yujin se mantuvo firme y no giró. Unos brazos se extendieron alrededor, pálidos y con las venas resaltando como si fueran grietas sobre cerámica. Sintió lo frio que era, más no se movió.

Una mejilla descansó sobre su cabeza, pudo verlo a través del reflejo del televisor, aquella silueta más grande pero delgada. Una mano rodeó su cuello, pero no apretó, solo se mantuvo firme ahí, y sin previo aviso, el televisor se apagó.

Ricky casi da un salto al despertar, su corazón latía con fuerza y rapidez, su cuerpo sudaba a pesar de que el viento entraba por la ventana. Trató de calmar su respiración antes de huir de la cama y golpear sus pies descalzos contra la madera, caminando con rapidez por el pasillo oscuro.

Empujó una puerta con cuidado al momento en que se tranquilizó de aquel rápido trayecto, y se asomó en silencio para observar a la pequeña figura debajo de las sábanas. Un adorable bulto. Volvió a respirar profundo, cerrando los ojos y quitando aquella mala escena de su mente.

Solo fue una pesadilla, un mal sueño que no recordaría a la mañana siguiente. No regresó a su habitación, solo se acercó a la cama y se sentó en la orilla con cuidado de no molestar al pequeño, y lo observó por largos minutos, viéndolo dormir con tranquilidad.

Una sonrisa se asomó por su rostro, apenas visible mientras que se recostaba a su lado, acariciando el sedoso cabello de quién podría considerarse su único mejor amigo. ¿Desde cuándo se había vuelto paranoico?

Ricky no podría siempre estar al pendiente de Yujin. A veces pensaba que si la madre de Yujin estuviera ahí, todo sería más simple; ella lo cuidaría en las noches, le aseguraría que nada estuviera pasando, todo podría ser más tranquilo.

Pasó esa noche con él, dándose cuenta de que Yujin se daría cuenta al despertar que tuvo compañía. No había problemas con el pequeño, pero no quería arriesgarse...él no quería quedarse solo. Esta vez, Ricky era el niño miedoso.

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Yujin se mantenía inmóvil frente a la puerta de Hanbin, con sus ojos bien abiertos como si estuviera en un pequeño trance. Las luces apagadas no le daban miedo, tampoco el hecho de que escuchara pasos en la planta baja, lo que le incomodaba se encontraba a través de la puerta cerrada.

"¿Qué haces?"

La voz infantil llamó su atención. Se giró un poco y encajo sus ojos en el oscuro pasillo hacia las escaleras, donde sabía que Wookie se encontraba pero sin poder verlo.

─ Alguien entró a la habitación de Hanbin. ─respondió regresando su rostro hacia la puerta frente a él, enfocándose en lo que pensaba segundos antes, ignorando el cuerpo que se acercaba con tranquilidad.

"¿Jeonghyeon? Si, yo también lo vi."

─ Wookie...¿puedes pedirle que se vaya? ─susurró el menor con algo de temor, como si no quisiera que su voz se oyera a través de la puerta.─ No quiero que esté con él...

"Creo que a Jeonghyeon no le agrada Hanbin. A él le gusta Hao...y también los animales."

Yujin volvió a girar, encontrándose con los ojos brillantes y la piel pálida de su amigo. Torció sus labios como si estuviera pensando y se tambaleó de un pie al otro, incómodo por lo que le decía Wookie.

"Si te da miedo, puedes pedirle a Taerae que lo encierre. Yo no puedo hacerlo, él es más fuerte que yo."

─ Wookie, ¿puedo preguntarte algo? ─el pequeño asintió de inmediato.─ ¿Eres real? La psicóloga dijo que a veces nuestra mente crea amigos para sentirnos mejor...¿yo te imaginé?

Wookie abrió los ojos casi de par a par con sus pequeños labios separándose con sorpresa frente a la mirada preocupada de Yujin. El niño de piel pálida hizo una extraña mueca confusa para después levantar su mano derecha hasta su rostro.

"Yo me siento muy real."

Yujin lo recorrió de arriba abajo, enfocándose en los pequeños detalles en su amigo que antes no había visto, o que no estaban ahí. Alzó su brazo y lo estiró hasta alcanzar la mejilla de Wookie, aventurándose a picarla con el dedo índice. Aunque era frío, se sentía real, incapaz de ser solo parte de su imaginación, y eso, en lugar de aliviarlo, solo aumentó su incomodidad.

─ ¿Por qué los demás no te pueden ver ni escuchar? ─preguntó curioso, pero Wookie solo negó suavemente.

"Los chicos si pueden verme y oírme, el chico nuevo...creo que también puede."

─ Entonces, ¿por qué no te acercas a mí cuando todos estamos juntos? ─Wookie solo bajó la mirada algo apenado, retrocediendo unos cuantos pasos que sonaban bajo la madera.

"Taerae me dice que no los moleste si no quiero tener problemas...¿yo te molesto?"

Yujin agitó la cabeza, cerrando los ojos para después abrirlos en dirección al suelo, hasta que su mano fue tomada por Wookie. Su piel fría se sentía suave y tersa, como la de cualquier otro niño de su edad.

"Jinnie, estamos juntos en este lugar, nosotros nunca nos iremos, somos reales. Es nuestra casa, y si ustedes no se van, prometo siempre protegerlos de Junhyeon."

─ ¿Y que hay de Jeonghyeon y Woongji? ¿Nos protegerás de ellos también? ─preguntó el menor, sin embargo, Wookie no respondió.

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𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐇𝐎𝐌𝐄 𖧵 𝐙𝐁𝟏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora