𝟑𝟕

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Jiwoong esperó tranquilamente a que la fiesta terminara. La gente divirtiéndose y gritando a su alrededor no le agradaba por completo, solo le hacía sentirse asfixiado en ocasiones, abrumado entre las risas hipócritas.

Se quedó en la habitación de Hanbin, escondido, con ansias de que su amigo o Matthew fueran quienes lo encontraran y le hicieran compañía. Suspiró después de una hora, estaba sintiendo frío.

Él era jodidamente malo para estar solo, incluso en esos pequeños instantes donde pensaba que estaba bien. Él mismo como único acompañante era una pésima idea.

Tomó su celular aún apagado, el que se negaba a soltar a pesar de que nunca se atrevía a encenderlo. Y lo observó por varios segundos hasta que por fin se decidió a oprimir el pequeño botón y esperar a que la pantalla se iluminara. Comenzó a vibrar tan pronto se encendió, lanzándole miles de mensajes acumulados.

Suspiró casi con cansancio, ignorando cada uno de ellos, pasando el dedo sobre la pantalla, tratando de creer su comportamiento indiferente. Tantos mensajes que debía leer y sus ojos solo de concentraron en uno.

Te extraño, hijo.

Solo soltó una risa amarga, con el dedo justo debajo de las letras, incapaz de desplazar hacia arriba o abajo. Si Hanbin estuviera a su lado, quizás haría un mal chiste acerca de ello y ambos lo tomarían con ligereza. Pero no, él estaba solo.

Volvió a leerlo, sintiéndose extraño la segunda vez. La tercera vez hizo un hueco en su pecho. La cuarta le quitó el aire. La quinta y la sexta tuvieron curiosamente el mismo efecto, dejándolo con una entristecida sonrisa. La septima probó ser perjudicial para su cabeza, repitiéndose en un susurro que 'no era tan malo'.

Se encogió en hombros, leyéndolo por octava y novena vez, ya cansado de su poca voluntad. Presionó el dedo sobre la pantalla, dispuesto a desplazar y olvidarlo, más no pudo, se quedó ahí, ojeando la palabra por decima vez.

"¿Por qué no solo regresas?", juró escuchar rondando en su mente. "De todos modos aquí nadie te quiere."

Marcó el número sin pensar, con las manos temblorosas, equivocándose solo una vez, consiguiendo en el segundo intento marcar correctamente, colocando el celular cerca de su oreja.

Un tono, dos, tres, y fue respondido; una respiración tranquila con roncas palabras de una voz que no conseguía olvidar.

─ Te extrañé. ─suspiró resignado.

─ ¿Jiwoong?

Pero no alcanzó a responder; la llamada no solo se cortó, sino que su celular técnicamente murió de la nada, apagándose de golpe entre sus dedos. Lo apartó de su cabeza colocándolo frente a sus ojos, curioso respecto al hecho. Y la pantalla de su celular volvió a encender.

BO, BO, BO, BO, BO, BO

¿Bo? ¿Qué se suponía que era? ¿Otro fallo o algún virus? Continuó bajando por la pantalla, notando que en cada espacio donde podía escribir se encontraba "BO" mil veces repetido.

"NO" comenzó a encontrar en cierto punto, sustituyendo al "BO" de segundos antes. Dejó que su mente volara un poco con sus explicaciones. El tonto fantasma había tratado de escribir "No" desde un principio.

─ Bueno, esto da miedo. ─murmuró burlándose de la situación.─ Fantasma bobo.

Pero algo se golpeó contra la ventana, haciéndola retumbar con fuerza, pero sin siquiera abrirse. Dio un pequeño salto por la sorpresa y se cubrió por reflejo. Habría jurado que el golpe ocurrió desde adentro del cuarto.

Decidió solo salir de vuelta a la fiesta, ignorando el hecho de que hizo una estupidez que se interrumpió a tiempo, por suerte.

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En cuando la puerta se cerró detrás de él con los niños amontonados en su habitación, Yujin pudo escabullirse al ático, mordiéndose los labios para que de su rostro no saliera alguna sonrisa que aliviara a Wookie. La pequeña puerta en el techo solo se abrió, deslizando las escaleras para que él pudiera subir sin problemas.

La poca luz nocturna entraba por la ventana, iluminando las cajas y el suelo polvoriento de madera, observó hojas regadas y reconoció ciertos dibujos olvidados ahí. Se dejó caer, sentándose y esperando a que su buen compañero hiciera acto de presencia.

─ Te dije que lo cuidaras. ─pronunció cuando la sombra de Wookie se reflejó en el suelo.─ Hanbin se ve triste.

"Eso no es mi culpa."

Yujin elevó la vista con los ojos abiertos de par a par, llenos de una curiosa sorpresa. Juró ver algo diferente en su amigo; quizás porque era de noche y estaban en el ático, quizás porque su vista estaba funcionando de una extraña manera. En ese punto, Yujin solo podía concluir que había un 'no sé qué' extraño en Wookie.

─ Hanbin parece cansado.

"Hanbin está triste porque te fuiste, y las personas que se ponen tristes se cansan de ellos mismos. No es mi culpa que Hanbin se vea asi...no es mi culpa no poder alejar a Jeonghyeon."

Wookie se sentó a su lado, demasiado cerca que Yujin pudo sentir la fría piel de su amigo chocar contra la suya.

"Aparte...Hanbin no me ha regresado a mi muñeco."

El muñeco. En algún punto aquel recuerdo se escapó de su mente por completo, tanto que los primeros segundos fueron de desconcierto. Aún así, no movió su vista de la vieja madera, negándose a girar. Un pequeño pinchazo le hizo dar un ligero brinco, deseando de pronto cambiar la dirección de sus palabras.

─ Gracias por librarme de ellos. ─dijo con apenas una suave sonrisa.

"¿Ah?"

Los pasos en las escaleras llamaron a Yujin, quien prefirió solo ignorar el rostro confuso de Wookie y bajar de una vez para regresar con su hermano mayor. Bajó del ático con total calma, de alguna forma aliviado.

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𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐇𝐎𝐌𝐄 𖧵 𝐙𝐁𝟏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora