Jongho se fue temprano por la mañana, negándose a quedarse un poco más y con una invitación abierta para volver cuando quisiera, desesperado cuando sintió los rayos del sol contra su rostro. Avanzando contando sus pasos hasta que llegó a donde debía.
— Te esperaba por la noche — una áspera voz le dijo— ¿te perdiste?
— Si... lo siento
— No importa, toma— Jongho se acercó a tientas hasta tener en sus manos una pequeña caja que contenía lo que sea que su familia necesitaba— con esto termina el trato con tu familia, hazlos recordar
— Lo haré— dice y hace una reverencia antes de comenzar el camino de vuelta
Ha contado 13 mil 436 pasos hasta el camino que lo llevaría de nuevo al extraño hombre que era Yunho , tiene ganas de regresar y escucharlo hablar de ninfas y musas, pero esa no es su vida, debe regresar... y esperar a poder volver.
Llega a su pueblo finalmente por la noche, sus pies duelen, pero no tanto gracias a los zapatos que Yunho le dio, los cuales espera poder conservar, avanza lento, no quiere llegar, quiere alargar el tiempo fuera de casa, como si caminar despacio en realidad aumentara el tiempo más allá de unos cuentos segundos.
— Te esperábamos por la mañana— escuchó una gélida voz cerca de él— habíamos pensado en como celebrar una boca menos que alimentar
— Me perdí pero...
— Claro, como sea, dame esto— tomó la caja de sus manos sin cuidado y Jongho casi cae a causa del tirón que recibió, pero sus brazos cansados agradecieron aquello— ¿De dónde haz sacado esa ropa? ¿Te la dio Lovegood?
— N-no, un hombre me la dio cuando me perdí, me ayudó a regresar al camino
— ¿Qué le diste?
— Nada...
— ¿Andas por allí siendo la puta de otro pueblo? Creí que nuestros padres ya habían hablado de eso contigo— dijo burlesco su hermano
— No le di nada— respondió Jongho a la defensiva— Él no me hizo nada
— Como digas, llevaré esto a casa, date prisa o dormirás afuera
Jongho avanzó con la cabeza gacha, intentando recordar el conteo de pasos y donde debía girar, hasta llegar a la puerta, abierta como siempre estaba y entró, todo estaba en silencio menos la cocina, se imaginaba que ahí estaría su padre, comiendo como siempre lo hacía, y subiendo de peso hasta explotar el pantalón para mandarse a hacer otro después.
— ¿Trajiste las telas? — le preguntó el hombre
— Se las di a Changwoo
— Demoraste demasiado
— Me perdí
— Bueno... ¿Qué te dijo Lovegood?
— Dijo que con esto cerraban sus tratos, que lo recordaran
— Ese viejo infeliz, pronto morirá y entonces sus tierras quedarán sin dueño, si hubieras sido una mujer te hubieras podido casar con él, es horrible pero no es importante para ti— rió el hombre— Yeeun acaba de preparar una tarta de calabaza, termínala conmigo y ve a dormir
— Si padre— contestó plano y se acercó a la mesa, una mano tomó la suya, suave y arrugada, supo que era Yeeun
— Aquí joven Choi— lo guio a una silla vacía— le traeré un plato
— Gracias Yeeun— respondió Jongho
— ¿Esas ropas te las dio Lovegood? — preguntó su padre de repente
— No... me las regaló un hombre cuando me perdí, también me ayudó a encontrar el camino de vuelta
Su padre no volvió a decir nada, Jongho podía imaginar que era lo que pensaba.
Como la última vez.
Jongho nunca quería pensar en eso, no le agradaba, prefería por mucho los azotes que le daba su madre por hacer caer las cosas que lo aquel hombre le hacía, se sentía enfermo de recordarlo nada más.
A veces intentaba encontrar las razones por las que alguien trataba mal a otra persona y no lo entendía, no comprendía porque debía alguien lanzar una piedra cuando podía regalar una moneda, o insultar cuando podía dar una sonrisa.
O porque se necesitaba más del dinero que se podía gastar, a Jongho le gusta una cama cómoda como a cualquiera, pero ¿para qué tener dos si una era la que iba a usar?
So Youngwook fue una especie de tutor al principio, luego, cuando Jongho cumplió 15 años, comenzó la mierda, porque aquel hombre, si siquiera puede ser llamado así, se aprovechó de su condición, aún hasta el momento sus padres creen que Jongho tuvo la culpa, aún lo repudian.
Y aún Jongho sigue sin entender por completo que fue lo que le pasó o porque le pasó.
Yeeun se quedó con él hasta tarde varias noches cuando más joven Jongho no sabía qué hacer con el dolor en sus brazos o su espalda, cuando su madre bebía tanto y se volvía una bestia necesitando desquitar su ira en alguien, el único que pagaba las consecuencias era Jongho .
Yeeun curó sus heridas, Yeeun lo ayudó a dormir y le enseñó, Yeeun nunca perdió la paciencia, Jongho le comenzó a llamar "madre" cuando estaban solos en casa.
Jongho comió un poco del pastel de calabaza antes de que este cayera al suelo.
— De nuevo— escuchó la voz de su madre— ¡Asqueroso! — gritó— ¡consiguiendo cosas con tu cuerpo de nuevo!
Una bofetada volteó su rostro.
— N-no— dijo tembloroso
— ¡No me mientas! ¡Maldita sea Jongho ! ¿Cuál es el pecado que cometimos para haberte tenido?
Lo siguiente es confuso, porque Jongho no sabe que es lo que viene, solo siente miedo, los golpes no duelen y el cae al suelo, y siguen cayendo, se sienten como gritos, Jongho siente su espalda húmeda y es probablemente sangre, la voz de Yeeun resuena, escucha como pide por él pero no hay quien detenga a su madre ahora, no se da cuenta cuando se detiene porque todo lo que siente es dolor.
Lo arrastran afuera y lo lanzan por la puerta, debe ser de noche porque no hay más sonido que el de los grillos.
— ¡No vas a volver a pisar esta casa! He sido demasiado condescendiente contigo hasta ahora, si quieres ve a dormir con los cerdos porque aquí no entrarás otra vez
¿Dormir? ¿Cómo podría dormir si todo en lo que se había convertido era un manojo de lágrimas?
Vuelve cuando quieras.
Eso le había dicho Yunho .
Y esperaba que fuese verdad.
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Tulipanes Azules - 2ho / Yunjong
FanfictionEl origen de los tulipanes azules. Yunho lleva consigo la maldición de Medusa y Jongho es ciego. Adaptación al 2ho Historia original de lamatita.