Mi doctora y mis miserias

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Mi medicina.

Nada más salir, Julia ha encendido un cigarrillo y hemos empezado a caminar despacio. Ya son unos cuantos años con ella. No pienso poner resistencia. Directamente empiezo yo a hablar. Es casi un monólogo.

¿ Que qué tal estoy?. He puesto en peligro todo lo que me importaba en la vida. Mi trabajo. Mi pareja. Mis amistades. Mi cuerpo. Mi mente. Todo. Y de todo eso, nada ha salido inmune.

Estoy de baja. Lo estaba hasta esta mañana al menos. Con Andoni, ahora llevamos una extraña relación donde una vez a la semana o diez días, quedamos. Hablamos un rato, follamos como si fuéramos desconocidos y nos distanciamos yendo cada uno a su casa. Con mis amigas de Pasaia con las que tengo además una banda de rock and Roll, apenas hablo un par de días al mes. Ellas se sienten heridas y desplazadas. La Ane que han conocido toda la vida no es la misma y además, me voy a ir a vivir a más de cien kilómetros de Pasaia. Tengo secuelas físicas de las fracturas de la pierna y del brazo y además, la cabeza. Me duele horrores hoy…

Y mi mente. ¿ Que decir?. Después del accidente, del coma, de las operaciones, lo primero que les pregunté a los médicos fue, cuando iba a estar preparada para organizar una orgía. Yo digo que mi forma de relacionarme con el sexo, ha cambiado y que me he vuelto más liberal. Una mierda. Toda mi mentalidad ha cambiado y pienso en sexo casi todo el día. He empezado a escribir ya, solo relatos pornográficos y desde que salí del hospital he tenido sexo con más de diez hombres. Y otras tantas mujeres. No, yo nunca había tenido una pareja estable hasta Andoni y solo llevaba tres años con él, pero lo que nunca había pensado tan siquiera era acostarme con otra mujer. Hoy en día disfruto mucho más eso que el sexo convencional.

Pero no miento a Julia. Estoy bien. Estoy tranquila. Estoy centrada. Centrada en recuperarme físicamente y también psicológicamente. Haber visto y tomado parte activa en la muerte de uno de los mejores amantes que he conocido, que fuera él un asesino en serie y haberle detectado tan tarde me hizo polvo psicológicamente. Pero estoy haciendo notables esfuerzos por recuperarme. Lo mío con mi sexualidad es distinto. Eso lo veo..  De puta madre.

La charla nos lleva más de media hora. Bueno, mi discurso. Cuando termino, Julia solo dice un “ Te veo bien”, que sabe a cariño más que a una opinión profesional. Yo le pido un cigarrillo y ella sin extrañarse me lo da, prendiendo el tercero suyo a la vez.

Antes de empezar la segunda vuelta paseando al pueblo, vemos una chica joven sentada en una especie de marquesina de autobús. Vamos andando despacio hacia ella.

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