STRANGE FEELINGS [PAUSADA// EN CURSO Y CORRIGIENDO]

16 -Volviendo la vista atrás (parte II)-

#2

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¿Qué es perdonar?
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Anne se percató de que llevaba un largo rato hablando sola, pues su sobrina parecía abstraída en sus pensamientos. Se colocó de tal modo que pudiera encontrar su mirada, y con un chasquido a centímetros de la cara de Olivia, la trajo de vuelta a la realidad.

—Perdona, tía Anne —abochornada, apartó unos mechones de cabello que cubrían su faz.

—¿Qué pasa? ¿Va todo bien en casa? —inquirió con voz dócil, posando la palma de su mano sobre la rodilla de Olivia en un gesto de complicidad.

—Sí, tia. No te preocupes. Es...

—Sobre Azuki, ¿a que sí? —interrumpió, acabando la frase.

—Sí —se le arrugó el ceño—. ¿Cómo lo supiste?

—Ay, pequeña —negaba con la cabeza—. Aunque no te haya parido yo, te conozco. Os conozco muy bien a las dos —matizó—. Así que dime, ¿qué quieres saber?

Que Anne estuviera dispuesta a hablar del tema le tranquilizó, de modo que expresó todo lo que llevaba dentro. Quería zanjar de una vez por todas la duda que rondaba por su cabeza desde antaño.

—Tía, sé que nadie es perfecto, y que todos tenemos nuestros defectos y virtudes pero, la verdad, estoy muy preocupada por Azuki —acentuó—. Actúa como si ocultara algo. Y lo peor de todo es la manera en que te trata. No me parece justo, tía Anne.

Olivia sentía que debía desahogarse, expresar sus sentimientos con respecto a ese tema. Debía hacerlo. Aunque Anne no fuera su madre biológica, la quería como tal. La había visto crecer y convertirse en una gran mujer. Había sido Anne quien estuvo a su lado cuando tuvo su primer período: aquel día habían salido de compras al mercadillo y un niño de cinco años terminó gritando: ''Mami, mami, mira, tiene una herida'' señalándola en mitad de la gente. Por suerte para ella, ahí estaba su tía, quien con una prenda grande la cubrió y la condujo al baño de la tienda más cercana. También gracias a ella seguía viva después de salvarle la vida tras su fatídico accidente. Cómo no estarle agradecida.

—A Azuki nunca le ha faltado nada —continuó—. Siempre has hecho todo lo posible por hacerla feliz. Siempre. La has criado sola y la has apoyado en todo —su arrugada frente y sus cejas fruncidas dejaban claro su preocupación—. No mereces que te trate como lo está haciendo, tía Anne. —A medida que se expresaba, le pesaban más las palabras. Realmente le dolía aquella situación, sobre todo porque despertaba en ella cada vez más el anhelo de tener a su madre al lado—. Lamento decirlo, pero Azuki está siendo muy injusta contigo y eso me turba. Ya me gustaría a mí tener a mi madre conmigo —mencionó cabizaja, melancólica—. ¿Por qué, tía? —negaba con la cabeza, encogiéndose de hombros— ¿Por qué se comporta de manera tan extraña y agresiva contigo?

—Ay, hija —Anne se levantó y la rodeó con sus brazos—. Cualquier mujer se sentiría orgullosa de ser tu madre —le dijo con una sonrisa tierna, mirándole a los ojos, acariciando sus hombros—. Créeme.

El brillo en los ojos de Olivia no era más que el resultado del amor y el cariño que le tenía a su tía. Un secreto a voces.

Anne le pidió que le ayudara a guardar las herramientas que previamente habían empleado, mientras tanto, ella preparaba unos sándwiches de aguacate, rodajas de tomate y atún en conservas que condimentó con una pizca de sal y el aceite del atún, y continuar conversando en el interior.

—Tía...Me preguntaba qué fue lo que le sucedió realmente al papá de Azuki —Anne dejó de masticar. Tragó—. Perdona si estoy siendo imprudente, pero lo he estado meditando desde hace muchísimo y creo que el hecho de que desapareciera su padre, podría influir en su comportamiento —bebió de su jugo, despacito—. No es que esté tratando de justificar su mal comportamiento, todo lo contrario, me parece inaceptable y se lo he hecho saber innumerables veces. Pero sí considero que podría tener algo que ver. ¿No lo crees?