Seokjin 11

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Me desperté solo.

Si no fuera por el delicioso dolor en mi trasero, podría haber pensado que la noche anterior nunca había sucedido. Pero lo hizo, y no podía esperar a que sucediera de nuevo.



Aparté las sábanas y salí de la cama.



Me apresuré al baño para encargarme de las cosas de la mañana y encontré una pila de ropa doblada en el mostrador con una nota de Namjoon diciéndome que eran para mí y que debería unirme a él para desayunar en el balcón después de darme una ducha.



La nota era un poco impersonal considerando lo que habíamos compartido la noche anterior. Si no fuera por el corazoncito junto a su nombre, habría pensado que estaba molesto conmigo.



Mientras nos duchábamos después de tener sexo esa primera vez, Namjoon me había alcanzado dos veces más durante la noche. No fue una mala idea conseguir otro.



Rápidamente me duché y luego me vestí con la ropa que Namjoon me había preparado. Tenía una sonrisa en mi rostro hasta que salí al balcón y vi a Ji-eun sentada a la mesa con Namjoon. Ambos tenían ceño fruncido en sus rostros.



-¿Qué ocurre?



Namjoon sonrió cuando miró hacia arriba, pero todavía tenía el ceño fruncido. Me tendió la mano.



-Ven a desayunar, amor.



Amor era mucho mejor que bebé.



Me habían actualizado.



Me acerqué y tomé la mano de Namjoon. La sorpresa me dejó sin palabras por un momento cuando me acercó lo suficiente para rozar mis labios con un beso antes de señalar el asiento a su lado. Me senté y luego le envié una sonrisa a Ji-eun

-Buenos días, Sra. Lee.



-Buenos días, Sr. Kim, -respondió Stella. -La vida de casado te sienta bien.



Sí, me ardían las mejillas, especialmente cuando Namjoon se rio entre dientes.



-Gracias.



-¿Café? -Ella preguntó.



-Sí, por favor.



Ji-eun me sirvió una taza de café y luego me la entregó antes de señalar un pequeño carrito plateado al lado de la mesa.



-Hay mucha comida. Si me dices lo que quieres, puedo conseguirte un plato.



Levanté mi taza de café.



-Solo esto por ahora, gracias. Todavía no tengo ganas de comer-. Mi estómago estaba anudado con pavor. -¿Qué hizo mi hermana ahora?



Las cejas de Namjoon se levantaron cuando se giró para mirarme.



-¿Qué te hace pensar que es tu hermana?



Levanté una ceja. Namjoon se rio entre dientes.



-Está bien, es tu hermana.



Lo sabía.



-¿Qué hizo ella?



-Ella trató de entrar al edificio anoche.



Oh hombre.



-Cuando eso no funcionó, se estacionó afuera de la oficina y luego comenzó a exigir la entrada cuando la oficina abrió esta mañana. Le dijo a la recepción que teníamos una cita para cenar.



Suspiré antes de tomar un sorbo de mi café.



-Le dijiste que te ibas de viaje de negocios hoy.

il contratto di matrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora