"Psps, Suguru"
"Getoo, eres un anfitrión horrible"
"¡Suguru!"
Suguru no tenía los ojos abiertos, pero aquellas voces eran inconfundibles. Emitió un quejido, aferrándose a la mínima posibilidad de que le dejasen seguir durmiendo pero, cuando comenzó a sentir unos dedos a ambos lados de sus mejillas, se esfumó por completo.
"Y vosotros unos huéspedes muy maleducados. No me puedo creer que me hayáis despertado. "
"Tenemos hambre." Los ojos del brujo se dirigieron a donde procedía la voz, con ilusión. Satoru se encontraba a su lado, con una mueca de fastidio, mirándole con aquellos ojos brillantes que se asomaban sobre las gafas. Casi salta de alegría al ver que había recuperado su color natural de la cara, que no estaba temblando y su energía maldita parecía haber vuelto a la normalidad. "Si te vas a quedar tanto tiempo mirándome igual te viene mejor una foto." Su personalidad también estaba de vuelta, quizás de eso no se alegraba tanto.
"¿En qué momento...?" Susurró, un poco desubicado al ver que el ambiente era completamente distinto a cuando se durmió.
"Nosotros llevamos despiertos un buen rato." Shoko se levantó, dándole la vuelta a la cama y posicionándose al lado del otro hechicero. "Le quité el suero hace unas horas." Dijo al notar como el pelinegro miraba al brazo de Satoru.
"¿Unas horas? ¿Cuánto tiempo ha pasado?"
"Ah no tanto. El suero se lo quite en mitad de la noche. No llevamos tanto despiertos."
"Para mi han sido años."
"Exagerado." Le dio un golpe en la frente con los dedos, un poco más fuerte de lo que pretendía. Le miró sorprendido, comprendiendo que Gojo había recuperado el control de sus técnicas.
"No vuelvo a dejar el infinito estando cerca tuya." Se quejó, cubriéndose la zona donde le había dado el golpe con las manos.
"No ha dolido tanto, como he dicho: eres un exagerado." Fue a apartar las manos de Satoru, siendo detenido por la técnica que impide su contacto. "¿Es en serio?"
"Si, has abusado de mi confianza. Ya no podrás volver a sentir el suave tacto de mi pi...el." La broma fue interrumpida por la cercanía de la cara de Suguru, quien se había inclinado lo suficiente como para hacer que sus narices se rozaran. Las gafas, que se habían caído al ser golpeado, ya no ocultaban el rastro que la vergüenza dejaba en su expresión.
"¿Entonces ya no vas a dejar que te vuelva a tocar?" Le dijo, inclinándose aún más. Fue de manera inconsciente, o eso decía él, pero dejó de usar el infinito con esperanza de que el pelinegro lo besara.
"Ejem." Ambos giraron sus cabezas hacia la doctora, quien se había apartado de la escena apoyándose en la ventana. "No me gusta meterme en vuestros coqueteos, pero de ahí a presenciar una escena romántica... ew."
Shoko no se sorprendió cuando le contaron que definitivamente habían dado el paso y se habían confesado. Ella había notado esa tensión romántica entre ambos desde hacía mucho, y sabía que ese momento llegaría. Ni siquiera perdió la esperanza cuando Geto dejó la escuela, porque sabía que iban a volver a verse.
Esta vez, cocinó Satoru mientras los otros dos le metían prisas y criticaban su manera de hacer todo entre risas. Estuvo a punto de tirarles el arroz a la cara en varias ocasiones, pero al final pudo acabar la receta sin ningún asesinato de por medio.
"Bueno, es comestible."
"Dijo tras haber probado el mejor plato de arroz de su vida."
"Chicos, yo me iré ya." Después de comer, los tres se dieron cuenta. No estaban en la escuela. Y fue la castaña la primera en verbalizar la realidad. "Mi trabajo aquí ha terminado y no puedo ausentarme tanto tiempo. Gojo ya está totalmente curado, aunque recomiendo que se quede el día de hoy." No por su salud física, pensó. "Le diré a Yaga que, efectivamente caíste enfermo y que escondiste en una aldea perdida de la mano de dios o yo que sé, pero que he ido a ver como estabas y que está todo bien, para tranquilizar al hombre antes de que le de un infarto."
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Motion Sickness (Satosugu)
FanfictionTres años tras su separación, el hechicero más fuerte del mundo es salvado por su antiguo mejor amigo en una misión que salió mal.