En cuanto despertaste fue por los molestos rayos del sol adentrarse a la habitación. Pero tenías mucha flojera además de sentir el agotamiento en tu cuerpo, sentías como si un camión te hubiera pasado por encima.
Por lo que decidiste cubrir tu rostro con la manta y así no tener que molestarte en levantarte. Ya lo harías después, ahora sólo quieres descansar.
Pero por más que tratas de dormir, algo no te deja. Una ligera incomodidad en la parte de tu cuello, cerca de tu hombro, se siente extraño además de doler un poco.
Pero tú flojera sigue siendo lo demasiado grande como para querer seguir en cama y disfrutar de la tranquilidad y calidez que emanaba está.
Además, esas deliciosas feromonas de chocolate amargo y vainilla que están esparcidas por toda la habitación son lo suficientemente delicadas como si quisieran arrullarte para que sigas descansando.
Eso harás, si, le harás caso a las dulces feromonas y descansarás hasta que sea la hora del almuerzo, ya te disculparas con tu madre por dormir tanto. Pero ahora lo importante es descansar.
Alto
Feromonas de chocolate y vainilla...
Esas no son las feromonas del único alfa en tu casa...
Además... Esas feromonas están en una perfecta mezcla junto con las tuyas...
Abres los ojos y te sientas de golpe en la cama, mirando a todos lados y casi chillando de susto al no reconocer el lugar donde te encuentras.
Lo más rápido que puedes procedes a inspeccionar tu cuerpo. Lleno de marcas y chupetones, sin duda alguna habías estado con alguien.
Tocas tu cuello, especificamente el área donde sientes la incomodidad, duele al tacto, sobre todo en esos dos pequeños agujeritos que se marcan en ella.
Oh no...
No no no no no.
Corres al cuarto de baño mirando tu reflejo en el espejo. Lo primero que captas es el desastre que estás hecha, y lo segundo... Apartando un poco de cabello, notas las dos pequeñas marcas que tienes en el cuello. Las marcas de pertenencia.
Y con esos confirmas que habías sido marcada por un alfa.
Tu cuerpo y mente están en shock. Todavía no terminas de procesar que diablos a pasado y porque tienes esa marca en tu cuello.
Pero está más que claro que son resultado de tu noche de pasión con un alfa...
Habías provocado a un alfa con tu celo y ahora habías sido marcada.
Pegas tu espalda en la pared y te dejas caer lentamente al suelo, abrazando tu cuerpo mientras tratas de recordar ¿Quién fue el que te marco? Pero por culpa del celo solo recuerdas las caricias en tu cuerpo que, aunque no quieras admitirlo, te habían gustado.
Seguías pesando, abrazando tus rodillas y pegandolas a tu pecho lo más que podías, tenías miedo...
- ¡¿Que paso?! - pregunta la voz, la cual todavía no reconoces, cierras los ojos con fuerza sin ser capaz de tener la valentía de mirar quién fue el que marcó tu delicado cuello.
Pero te negabas a ver el rostro del Alfa, tenías miedo de encontrar una sonrisa arrogante y ojos que solo te mirarán como una incubadora y juguete para satisfacer sus necesidades.
- a ver, mirame... No pasa nada... Calma - susurro limpiando las lágrimas de tus ojos... Frunces el ceño al ver a ese alfa que tanto te ha fastidiado y a quien, en más de una ocasión deseaste no volver a ver.
Por su parte Sanzu se encarga de revisarte de arriba a abajo, cuando estaba haciendo unas llamadas y sintió que despertaste y empezabas a asustarte y desesperarte.
Era una extraña sensación, después de todo, aunque estuvo enlazado con varias omegas, con ninguna había sentido esa opresión de pecho al sentirla peligrar.
- ¿Como...?...¿Fuiste tú? - la chica sigue sin creerlo, su pecho sube y baja. Intentando no gritar y azotar su cabeza contra lo más cercano al haber caído en las garras del alfa mujeriego que tanto intento evitar.
- si fui yo... Te encuentras bien? Pareces agitada... ¿Debería llamar a un doctor? - se pregunto a si mismo mientras buscaba entre sus bolsillos de su saco, su celular.
- no... Yo... Disculpa las molestias... Creo... Creo que es tiempo de que me vaya - te levantas de la cama de un salto y empiezas a retroceder, alejándote de Sanzu, quién te mira con el ceño fruncido.
- que creed que haces? Regresa acá - te pidió con una voz un tanto, suave? Claro que no demostraba que se estaba enojado porque no quería asustarte, pero la verdad ya empezaba a impacientarse por tu intento de irte y dejarlo.
- no... Ya dije que regresaré a casa esto... Fue solo un error, mi celo se adelantó y no tenía supresores... Solo fue algo de instinto - recriminas mientras sigues en tu intento de alcanzar la puerta aún con tu vista fija en cada movimiento de Sanzu.
- creo que no entendiste...dije Ven acá ahora - chillaste al escuchar su fuerte voz de mando. Tu cuerpo se encogió de miedo y a pasos temblorosos te acercaste a él - eso... Buena chica - te halago mientras besaba tu cuello.
Maldecias tu instinto Omega ya que al, un alfa, utilizar su voz de mando, te volvías pequeña y sumisa. Odiabas eso.
- que... ¡¿Qué crees que haces, imbécil?! - chillaste colocando tus manos en su pecho para intentar alejarlo, pero él no cedió ni un centímetro.
- dándole cariño a mi Omega... Después de todo... ¿Los celos no duran cuatro días? - sonrió rozando la punta de su nariz contra tu cuello.
- si... Pero, que tiene que ver? ¡Te dije que me sueltes! - réplicas pataleando al sentir como te cargaba y te coloco sobre la suave cama.
- que te marque como mi Omega...como resultado de eso, mi celo también llegó, Así que vamos a pasar toda esta semana follando como conejos hasta que deje unos bonitos cachorros aquí - hablo con voz melosa y ronca mientras colocaba una de sus manos en tu vientre y pisaba un poco.
- ¡¿QUÉ?! - tu rostro se pintó de un lindo tono rojo por su repentina confesión - ¡NO! ¡NI LOCA! QUITATE DE ENCIMA MÍO! - chillas pataleando de un lado a otro intentando quitarte lo de encima pero no sirvió de nada, el no se movía ni tenía intención de hacerlo.
- ya dije que te calmes, pequeña, no pasa nada - beso tus labios y si no fuera porque tu mente de negaba, le hubieras seguido el beso.
- NI SIQUIERA SE TU NOMBRE!
- eso no es un problema... Tienes una semana entera para aprenderlo y gritarlo~
Y dicho esto se lanzó encima tuyo como si de un cazador que acababa de encontrar a su presa, se tratase.
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La Omega del Diablo [Haruchiyo Sanzu x Tu] [Yandere]
FanfictionEres su Destinada Con esas palabras empieza Tu historia. Eres una chica normal, una que odia su segundo género, ¿porque naciste Omega? desde muy niña querías ser Beta. Odiabas cómo trataban a los Omegas, siempre despreciando los y mirándolos por so...