13. ¿Donde esta?

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Cuando Sanzu llegó a la habitación del hotel, casi arrastrándose a la cama se sentó en la orilla del colchón para descansar, su mano buscaron entre el desastre de sábanas a su Omega.

Grande fue su sorpresa al darse cuenta que está no estaba en la cama.

— Mi Reina? – Sanzu se levantó de la cama y se dirigió al baño, también estaba solo y no había indicios de que alguien había estado allí desde hace varias horas – ¿Donde estas, mi reina? ¿No te estás escondiendo de mi, verdad?

Sonrió con malicia mientras se agachaba para revisar debajo de la cama, en busca de tu presencia.

— no me gustan este tipo de juegos, a menos que sean para darle emoción al sexo, Mi Reina... ¿Donde te metiste?

Soltó una risita, aunque era una amarga, no le estaba gustando este juego, en cuanto te encontrará te obligaría a abrazarlo y llenarlo de mimos.

Busco por toda la habitación pero no te encontró, incluso se dio cuenta que no estaba la ropa con la que habías llegado, o por lo menos el pantalón, pues tú brasier y camisa estaban todavía en el suelo rotos.

Recogió las prendas para mirarlas y volver a darle una mirada rápida al suelo, estaba casi igual como lo dejo antes de irse a esa reunión, solo faltaba tu pantalón, también faltaba la camisa que él se había quitqdo...entonces fue que lo entendió, te habías escapado.

— Maldita sea, Tn... – gruñó enfadado, las drogas que había consumido parecían haberse esfumado de su cuerpo, mientras salía de la habitación dando un portazo.

¿A donde demonios te habías metido?

Se metió al elevador apretando el botón de la planta baja, el aura que emanaba era aterradora, y eso lo pueden comprobar los dos jóvenes que estaban en el elevador los cuales sintieron el cambio de forma abrupta, todo estaba tenso, incluso sentían que si respiraban este peligroso pelirosa los mandaría con San Pedro de un golpe.

En cuanto la puerta se abrió, los primero en abandonar el elevador fueron los dos jóvenes, quienes corrieron lejos de allí, luego bajo Sanzu, quien camino hasta la recepción.

— ¿Han visto salir a una joven de cabello Negro con mechones azules? Tiene los ojos castaños, mide 1.65 cm, vestía eeeeeh... Unos pantalones azules y una camisa de botones manga larga que seguramente le quedaba por los muslos – dio una descripción detallada de tu apariencia, esperando a que dieran la información.

— lo siento señor, pero hoy fue un día muy ajetreado y no recuerdo a ninguna chica con esas características.

— okey – Sanzu se empezó a desesperar por no poder saber si de verdad habías salido del hotel, o si alguien te había sacado.

¿Alguno de sus enemigos quizás? El pensamiento lo hizo preocuparse más de lo que ya estaba.

Hasta que noto las cámaras de seguridad colocadas en puntos estratégicos en toda la planta baja...

— ¿Pueden revisar las cámaras de seguridad? – pregunta con ambas manos en el mostrador.

—lo siento señor...pero no podemos darle acceso a las cámaras de seguridad

— malditos buenos para nada – gruñó enojado – bien, vamos a explicarlo de otra manera...muestrenme las cámaras de seguridad – ordeno colocando su pistola sobre el mostrador, asustando al par de recepcionistas que se habían negado a ayudarlo.

Gracias a esto pudo confirmar que habías salido del hotel, sabía a donde te dirigías, te había mandado a investigar y el único lugar al que podrías ir era a tu casa.

Empezó a caminar a pasos apresurados a la dirección donde se encontraba tu casa.

No pudo evitar pensar en las formas que te castigaría por irte sin su permiso, por escaparte de él, sabes que no puedes hacerlo, ya eres suya, su Omega, su Reina.

Haría que le pidieras perdón mientras te la mete hasta el fondo.

Pero mientras, se encargaría de encontrarte y devolverte al lugar que perteneces, a sus brazos, a su lado en su cama, como su Reina.

Pequeña Omega rebelde que lo traía loco.

En cuanto llegó a tu casa empezó a golpear la puerta de forma fuerte y constante, los golpes eran tan fuertes que parecía que iba a romper la puerta.

Unos segundos más, y una señora de edad algo mayor, pero de apariencia joven abrió la puerta.

Sanzu la observó unos segundos, reconociendo la por los informes que le dieron cuando mando a investigar a su Reina. Era la madre de Tn... No recordaba el nombre de la señora.

— ¿Donde esta su hija? – pregunto con seriedad sus ojos zafiro mirando de forma intensa a la pobre Omega, quien sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, ante la vista del alfa frente a ella.

— o-oh m-mi hija? B-bueno, ella...ella salió, si eso – dijo con la voz temblorosa por el miedo, y algo más... Sanzu lo pudo notar...

Por la forma en que en cuanto lo vió en la puerta escondió sus manos detrás de su espalda, de la forma en la que estaba prácticamente temblando, o como apartaba la mirada y movía sus piernas de forma nerviosa...

Ella ocultaba algo.

La hizo a un lado para adentrarse en la sala de la pequeña casa, mirando a todos lados dándose cuenta que todo estaba en silencio...

El aroma de su Omega estaba esparcido por toda la sala, ella había estado allí, quizás si tenía razón, su pequeña suegra tenía razón y le había dicho la verdad, su Reina había salido.

— ¿A donde? – detuvo su andar en el punto donde el aroma de su reina era más fuerte, cerrando los ojos y disfrutando de esa fragancia natural única en ella.

— n-no lo sé...n-no se si vuelva – abrió los ojos y miro de desolayo a la mujer.

La señora ya sabía que él era peligroso, entonces para que mentirle? Porque aunque nota un toque de verdad en las palabras de la señora, sabe que oculta algo...algo grave por lo que está llorando.

Entonces lo nota...

Nota los dos moretones casi imperceptibles en la piel de la señora debido al maquillaje con el cual intento cubrirlo, nota su vestimenta manchada con unas pequeñas gotas de sangre, y nota el leve de cloro y desinfectante por toda la casa.

Eso alarma sus sentidos.



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La Omega del Diablo [Haruchiyo Sanzu x Tu] [Yandere]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora