Mi nombre es Lía Jones, soy estudiante en el colegio de magia y hechicería de Hogwarts, soy de familia mágica de sangre pura, toda mi vida he estado y conozco de la magia, no podría decir que soy excelente, pero soy buena. Nunca he tenido muchos ami...
Querido diario... Estuvimos caminando un rato más agarrados de las manos, hablando y riendo quería guardar ese momento en mi corazón.
Cuando ya íbamos camino a el salón donde estaba la boda escuchamos que alguien hablaba, Ron y yo intercambiamos miradas extrañados así que caminamos en dirección a la voces y cuando dimos unos cuantos pasos más vimos a Mathieu con Hermione. ---Pero...por qué...---Decía él con los ojos llorosos
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---Debo hacerlo Mathieu---Le decía ella con una mirada llena de tristeza como la de Ron ---¡Iré contigo!--Decía con voz quebrada.
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Ella al escuchar eso no pude evitar llorar pero negó con la cabeza---No puedo llevarte, si algo te pasa, nunca podría perdonarme. ---...No quiero dejarte ir...---Confesó, mientras sus lágrimas caían. Yo de solo verlos se me salian las lágrimas sabía perfectamente cómo se estaba sintiendo Mathieu, mientras que Ron los veía sabiendo cómo se sentía Hermione. ---Yo...vo...---Comenzó a decir pero se detuvo e imagino que no podía decirle algo que no sabia di iba a poder cumplir---Yo...estaré bien...---Intentó sonreír lo más que pudo y Mathieu pasó la mano por detrás de su cuello y puso su frente con la de ella
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--Vamos---Dijo Ron en voz baja---No podemos quedarnos aquí a husmear. Nos fuimos en silencio hasta el salón donde nos encontramos a Mía ---¡Chicos!--Exclamó contenta de vernos pero su sonrisa se fue poco a poco borrando cuando vio nuestras caras, yo negué con la cabeza para que no preguntara nada --¡Ron!--Lo llamó su madre. ---Ya vuelvo chicas---Dijo el pelirrojo con desánimo. Cuando lo vimos alejarse, Mía y yo nos fuimos a sentar a una mesa vacía, sabía que ella quería preguntarme lo que había pasado pero en ese instante se me iba ser muy difícil decirlo sin llorar, así que nos mantuvimos en silencio un buen rato por ende Mía me veía de reojo sabía que estaba esperando que yo hablara primero pero aun no quería decir nada, entonces vimos en ese momento entrar a Mathieu con una cara peor que la mía y se acercó a nuestra mesa solo y sin decir nada se sentó
