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QUÉ ESCÁNDALO
—Amor. —llama mi atención mi novio. —¿Vamos? — hago un sonido afirmativo y le sonrío levemente. Guardo el celular en mi cartera y antes de pasar por su lado dejo una caricia en su mejilla.
—¿Te mandaron los titulares? — le pregunto cuando estamos en el auto. Él asiente mientras está concentrado en sacar el auto del estacionamiento.
Hoy argentina jugaba contra Brasil y mi novio cubría el partido solo ya que a Sofi Martínez no la habían citado.
—¿Y juega el amor de mi vida? — pregunto divertida. Él muerde su labio inferior y niega sonriente.
—Si ya sabes que Otamendi es siempre titular, siempre me preguntas lo mismo. - solté una risita.
Y tenia razón, siempre le hago la misma pregunta. Aunque Gastón sabía que este amorío imaginario con el diecinueve de la selección era ficticio y lo hacía para joderlo.
Al llegar al estadios Maracaná hubo incidentes y el partido incluso estuvo en riesgo de suspensión.
Pero el capitán de la argentina decidió volver a las canchas para evitar cualquier suspensión hacia nuestra selección, ya que si abandonábamos la cancha nos podríamos enfrentar a una multa.
Los jugadores se habían lanzado a defender a los hinchas argentinos de la policía brasileña. Uno en especial llamó mi atención, Enzo Fernández, no lo veía desde los festejos de argentina en el mundial.
Dato no menor; es mi ex novio. Por lo tanto a Gaston le molestaba que hablara o me acercara a Enzo. Era comprensible, Enzo era un gato y no desaprovecharía ninguna oportunidad que tuviera.
El partido finalmente inicio y Argentina terminó llevándose la victoria de la mano de Nicolas Otamendi.
Volví a juntarme con Gaston cuando el partido finalizó. Estaba curiosamente entrevistando al, ahora, número diecisiete de la selección argentina, Enzo fernández.
Aparezco a unos metros detrás de mi novio y el camarógrafo, observando como Enzo desvía la vista de la cámara y se enfoca en mí. Una sonrisa bastante egoísta aparece en su cara y mira hacia abajo.
Cuando mi novio termina de hacerle la nota pasa con los demás jugadores.
Veo a Enzo cada vez más cerca de mí, miro hacia mis lados en busca de algún lugar para huir rápidamente de ahí, pero tardo de más ya que su cuerpo está enfrente del mío en cuestión de segundos.
—¿Otra vez acá? — habla y lo miro seriamente.
—¿Qué queres?
—Uh, no me digas que el cana ese no te deja hablarme. — comenta divertido y retiene una risita. —No pensé que eras tanto de la correa Yae.
—¿Y a vos que mierda te importa? — le hago montoncito y mi ceño se frunce levemente. —Ocupate de tu jermu que bastante atención necesita pobre.
Enzo me mira con sus cejas alzadas sorprendido y con una sonrisa arrogante por el repentino ataque a su mujer actual.
Miro hacia otro lado para evitar el contacto visual. Camina unos pasos más hasta quedar a centímetros y observa mis labios.
Quiero besarlo pero enfrente de todas las cámaras que nos rodean no lo podía hacer. Ya había perdido la cordura, por lo que tomo una de sus manos y lo arrastro hasta los baños privados de los periodistas y técnicos.
Nos encierro en un cubículo y lo beso ferozmente, Enzo desliza sus manos por mi cuerpo y escabulle sus manos por mi short.
Me sienta en el inodoro y baja su short de la selección junto a su ropa interior. Relamo mis labios cuando veo como la toma entre sus manos y la apoya en la entrada de mi boca.
Miro sus ojos fijamente cuando la meto en mi boca, deslizo mi lengua por su extremidad con cuidado y lentitud. Las facciones de Enzo hacen que una puntada llegue a mi estómago.
Apoya una de sus manos en mi cabeza y empuja sus caderas hacia mi boca introduciéndola por completo. Una arcada resuena y la saca lentamente de mi boca.
Parece estar desesperado y ansioso.
—Levantate un toque. — palmea mi muslo y hago caso a su orden. Me levanto y él toma mi lugar, colocándose detrás mío y sentándose. Desde su lugar, pasa sus manos por mi cintura y desabrocha mi short dejándolo caer al piso.
Amasa con sus dos manos mi culo decorado con un conjunto negro lográndo el contraste con mi piel.
—Fua —es lo único que lo escucho murmurar antes de que me siente sobre su regazo. Su extremidad queda debajo de la mía, dividida por una pequeña tela.
Apoya mi cabeza en su hombro y libera mis pechos acariciandolos y pellizcando la zona.
Continúa su camino hasta los elásticos de mi ropa interior y baja corriendo la misma dejando mi centro expuesto. Acaricia la zona y me arqueo levemente al sentir sus dedos sacudirse de un lado a otro
Me desmorono en él, soltando jadeos. Dibuja círculos con sus dedos y me olvido por completo de absolutamente todo. Solo somos él y yo.
Se detiene y sin previo aviso se coloca en mi entrada, sus suspiros chocan con mi oreja. Enzo mete su extremidad en mí lentamente. Un suspiro deja nuestros cuerpos al sentirnos y comienza a moverse.
Levanta sus caderas chocando lentamente hasta que comienza a retomar su ritmo. Mi soporte es su cuello, el cual tomo con mis dos manos mientras apoyo mi cabeza en su hombro.
El sonido obseno resuena en todo el baño y Enzo continúa moviéndose.
Dura algunos minutos hasta que coloca sus manos en mis caderas y me obliga a saltar sobre él. Y eso hago, tomo impulso con mis manos sobre su abdomen y comienzo a escuchar pequeños gemidos salir de su boca.
Es una motivación, ya que me remuevo sobre él con rapidez.
Termino acabando a los minutos transpirada y sonriendo levemente. Enzo copia mi acción a los segundos, cacheteando mi culo para que me levante.
Me giro dándole un beso y dejando picos sobre sus labios, sonríe cuando deslizo mi lengua sobre su cuello y me separo.
—Tenes mensajes de tu novio. — dice apuntando con la cabeza a mi celular. —Nos vemos. — sus labios chocan contra los míos en un pico y desaparece después de dejarme en el cubículo.
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