El muérdago sobre tu cabeza brilla excepcionalmente

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—¿Tú cocinaste esto? —preguntó asombrado por lo que golpe su hombro intentando no hacer ruido.

—Si, ¿por qué luces tan sorprendido? —me quejé.

La tarta de manzana era tan suave que se derrite en mi boca en cada bocado. Nunca hubiera quedado tan buena sin la ayuda de mi abuela.

—Bueno, casi quemas el café aquella vez en mi casa... —ahora si es inevitable que me ría, Hyunjin también lo hace aún intentando ser lo más silenciosos posibles.

Todos duermen ya. Pero nosotros habíamos estado tan distraídos el uno con el otro que olvidamos cenar.

—Ya te dije que tu cafetera era muy rara. —mi labio inferior sobresalió a lo que el mayor sonrío.

—Lo que digas.

—Grosero.

Me planto un beso con sabor a caramelo deteniendo mis quejas y dejándome estático con la cuchara a medio camino del plato a mi boca.

—Eres tan bonito cuando te pones todo quejumbroso. —dijo alejándose de mi boca.

Me sonroje y miré a otro lado comiendo finalmente el bocado que tenía en mi cuchara. La risa melodiosa de Hyunjin me hizo volver a verlo.

—Te encanta burlarte de mí. —resoplé dejando el plato a un lado y bebiendo de mi agua. Hyunjin parecía interesado en todos los movimientos que hacía.

—No puedo creer la suerte que tuve de conocerte en ese bar. —murmuró muy cerca de mi donde estaba sentado sobre la isla. Hyunjin había estado frente a mi, recostando su espalda en los gabinetes de la cocina. Este no llevaba camisa ya que la llevaba yo.

Parpadee.

—Nunca había estado en ese lado de la ciudad. —confesé.

—¿Y qué hacías ahí esa noche? —sus ojos brillaron curiosos.

—No te va a gustar la respuesta. —reí sin gracia. Hyunjin se tensó pero permaneció en silencio, esperando por mi respuesta. —Dongsu había estado llamando a mi casa. —me encogí de hombros. —Ni siquiera sé cómo consiguió el número. Pero si, salí de casa estresado y simplemente manejé sin rumbo. Hubo algo que me hizo detenerme en ese lugar. Casi nunca voy a bares.

—¿Crees en los milagros de navidad? —preguntó mirándome intensamente.

—No lo sé, ¿Quizás?

Dio dos pasos más hacia mi. Inconscientemente abrí más las piernas.

—Ese día. Mi mejor amigo me obligó a salir más temprano de mi turno. Debería haberme ido a casa. Pero no pude. Ya se la razón.

—¿Cuál es? —pregunté sin aliento.

Sus manos cayeron sobre mis muslos descubiertos y acariciaron perezosamente patrones invisibles en ella.

—Tú.

⛄️⛄️⛄️
—Quería mostrarte el pueblo desde el primer día pero todo ha sido muy complicado, se podría decir. —murmure mientras caminábamos por los alrededores. Nuestras manos estaban entrelazadas y ninguno de los dos tenía la intención de soltarnos.

—Esta bien, cariño. Tu familia me ha hecho sentir más que en casa y tú tienes mucho que hacer con tu hermano.

—Si. —suspiré con nostalgia. —Aún no puedo creer que se case. Es tan pequeño. —dije.

Quería a Changbin como un hermano pero esto era distinto. Me preocupaba que se equivocaran. Apenas tenían 23 años. Solo podía verlos como dos niños aún.

24 to 25 || hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora