𝑃𝑟𝑜́𝑙𝑜𝑔𝑜

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𝑩𝒖𝒕 𝒚𝒐𝒖 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒇𝒓𝒐𝒎 𝒕𝒉𝒆 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒕 𝒊𝒕 𝒘𝒂𝒔 𝒖𝒔,
𝒅𝒊𝒅𝒏'𝒕 𝒚𝒐𝒖?

Las ruedas de la camilla chirriaban fuertemente debido al rápido movimiento que provocaban los empujones de los doctores sobre la misma.

- ¡Muévanse! ¡Debemos darle prioridad al muchacho del Doctor Mori! -

Gritó uno de ellos mientras se iba abriendo paso entre los enfermeros que pasaban por ahí y así llegar a una habitación particular.

Una doctora de pelo escarlata claro se les unió. Sostenía una tabla con un reporte adjunto y corrió junto a los demás doctores a toda la velocidad que sus pies les permitían.

- ¡El doctor ya me dio un informe preliminar! -comenzó una vez que igualó el paso de los demás- Tiene 15, esto fue un intento de suicido: trató de estrangularse después de tomar benzodiacepinas recetadas por el mismo Mori.

Llegaron a su destino y el personal entró sin disminuir la velocidad de sus movimientos. Se pusieron guantes, cubrebocas y batas mientras otros desinfectaban el lugar y los instrumentos que usarían.

- ¡El doctor advierte que puede tener múltiples cortes de diversa profundidad en brazos y piernas. - agregó la mujer.

Todos los presentes comenzaron a hacer su trabajo bajo la presión de estar tratando con el hijo de su jefe. Temian no poder salvarlo, debido a su bajo pulso y la presencia de benzodiacepinas en su sistema, pero tenían que hacer lo mejor que pudieran, eran doctores después de todo.

. . .

Las horas pasaron, y solo con ellas, el director del hospital, el doctor Mori, un hombre de cabello negro y lacio, salió de su oficina.

Estaba esperando afuera con una expresión desprovista de emoción alguna.

Cuando los doctores a cargo del adolescente salieron, Mori se encargó de amenazarlos a todos y cada uno con una violenta mirada. Todos terminaban yéndose cabizbajos y asustados por hablarles de los resutados.

Hasta que salió la peli-escarlata.

Los ojos de ambos conectaron y ella suspiró, quitándose la mascarilla.

- ¿Qué sucedió? -cuestionó el mayor sin tomarse la molestia de saludar.

-Hola. -remarcó antes de responderle- La verdad, no entiendo como lo descuidaste tanto, Mori.

-Ve al grano, Koyo. -entrecerró lo ojos.

La chica dueña de seductores ojos color cereza negó con la cabeza. El silencio fue incomodó durante los segundos que ella tardó en hablar nuevamente.

-No tiene de que preocuparse, su muchacho sobrevivió. -

Hubo un silencio que congeló el ambiente entre ambos doctores.

Y entonces el de ojos violetas rió. Comenzó entre dientes pero finalizó en una momentánea carcajada que se esfumó tan rápido como llegó.

-Buen trabajo. - comentó y se retiró con una sonrisa adornando sus delgados labios.

Era claro que el chico estaría hospitalizado un tiempo. Pero, al menos así, Mori no tendría que preocuparse de que lo intentará de nuevo; y el adolescente no tendría que preocuparse de enfrentar a su padre en casa a solas...

𝒊𝒕 𝒋𝒖𝒔𝒕 𝒕𝒐𝒐𝒌 𝒎𝒆 𝒂 𝒘𝒉𝒊𝒍𝒆 '𝒕𝒊𝒍 𝑰 𝒌𝒏𝒆𝒘...

𝐺𝑜𝑜𝑑𝑏𝑦𝑒, 𝑀𝑦 𝐷𝑎𝑛𝑖𝑠ℎ 𝑆𝑤𝑒𝑒𝑡ℎ𝑒𝑎𝑟𝑡 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora