DAY 7: GORRO

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El desván había cambiado mucho, aun seguía conservando aquellas paredes rosas que tanto le había costado diseñar en su adolescencia, pero ahora su antigua habitación había sido reemplazada por cajas y más cajas, algunas pertenecientes a simples cosas sin utilizar y otras de recuerdos, de sus padres y también de ella.

Marinette recorrió aquel sitio con cierta nostalgia, habían pasado 4 años desde que había entrado por última vez a ese lugar y ahora era cuando miles de memorias invadían su mente, más aún cuando en una esquina, casi imperceptible frente al montón de cosas, halló su baúl, aquel baúl en el que había sido un mes tras otro, elaborando regalos para el que consideraba su primer y único amor.

Aún lo hacía...

Pero de solo recordar lo mal que había salido esa última reunión entre ambos, intentó con todas sus fuerzas evitar hurgar en el pasado, uno en el que era consciente de que le había costado mucho dejar atrás. Pero el tiempo había hecho mella también y tal y como se lo había dicho al rubio dos noches atrás, ella no le guardaba rencor, simplemente la magia se había perdido y sería muy difícil encontrar en ese sentimiento dulce y cálido que tuvo por él en la adolescencia. Adrien no había tomado bien esto, pues según sus palabras él aún conservaba la misma sensación de profundo amor cada que se encontraba con sus ojos azules. Pero de cierto modo, Marinette había abierto una brecha entre ambos, no deseaba volver a sufrir.

Más es bien sabido que lo que piensa nuestra mente, nuestro corazón ignora, fue así como terminó abriendo aquel baúl, revisando de a poco los regalos que había seguido haciendo, aún en el tiempo en que no tuvo más que la ausencia de Adrien. De repente, ahí, justo en el fondo, se percató de un objeto rojo, bordado finamente con la más ferviente dedicación a la par que su base blanca. Era un gorro de navidad, aquel que hace muchos años estuvo dispuesta a entregar personalmente al Agreste, más no encontró el modo de hacerlo sin que eso le causara desdicha, pues lo que en realidad deseaba no era entregar aquel gorro, sino pasar esa fecha tan especial en su compañía.

Tomó aquella prenda entre sus manos, la abrazó contra su pecho y casi como si de repente le faltara el aire para evitar derramar lágrimas, buscó de modo desesperado salir a aquel balcón en donde tantas noches había estado en soledad con sus pensamientos y sentir.

¿Qué hubiera pasado si realmente se hubiera animado a entregar aquel gorro a Adrien hace 5 años? ¿Habría cambiado en algo la lamentable situación por la que atravesaban en la actualidad? No podía asegurar nada, lo único de lo que estaba segura era que no quería volver a sufrir, ese era el principal motivo por el cual prefería evitar los sentimientos nuevamente confesados por parte del rubio. Era mejor si solo regresaba a su Instituto finalizando la semana y seguía con su vida como si ese viaje de vuelta a sus recuerdos jamás se hubiera dado.

La brisa suave que recorría desde ese punto de su casa siempre había sido tan reconfortante. La víspera de invierno estaba cerca pero no tanto como para opacar el magnífico resplandor que tenía la luna esa noche. Aun mantenía el gorro entre sus manos, más debido a un golpe en seco que se oyó a sus espaldas casi lo deja caer por el balcón.

- ¿Quien...? -sus ojos se abrieron en sorpresa. - ¿Chat Noir?

No podía dar crédito a quien yacía frente a ella. Si había algo que había extrañado mucho más que estar de vuelta en su ciudad, eso era volver a ver a su gatito. Su cuerpo se movió casi por inercia, arrojándose a los brazos del héroe gatuno.

- No creí que me hubieses extrañado tanto, princesa.

- ¡Por supuesto que si, gato tonto! No sabes lo que es vivir lejos de aquí y no enterarme de las hazañas de uno de mis héroes favoritos.

MINI RELATOS MIRACULOUS (NAVIFICS 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora