𝟎𝟎𝟏. sweet and deceptive dreams

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DREAMERAño 127 D

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DREAMER
Año 127 D.C. - King's Landing

Bajo el manto de la madrugada, cuando la luna se despedía y el sol aún titubeaba en el horizonte, Helaena deambulaba entre los muros fríos de la Fortaleza Roja. Sus pasos eran inseguros, su mente atrapada en las sombras de un sueño que ya conocía demasiado bien. Uno que no la dejaba en paz, uno que insistía en repetirse como una profecía inevitable.

La piel de su rostro se sentía tirante, sus labios resecos por la vigilia, sus ojos teñidos de rojo, testigos mudos de otra noche sin descanso. Su cabello plateado, normalmente ordenado con la delicadeza de la realeza, se dejaba llevar por el viento que danzaba en la penumbra. Helaena no dormía bien. No podía hacerlo cuando las imágenes de lo que estaba por venir la asediaban en su lecho. Sabía que los sueños eran verdades disfrazadas. Y en su verdad, en el destino que veía en esas visiones, había muerte.

Jaehaerys. Su pequeño. Su frágil niño. Veía su cabeza separada de su cuerpo, la visión quemada en su mente con un dolor que nunca se desvanecía. ¿Cómo podía el destino ser tan cruel? ¿Cómo se atrevía a mostrarle lo inevitable y obligarla a vivir con ese conocimiento?

Caminó sin rumbo hasta que la luz del alba se filtró entre las almenas y la cegó. Un nuevo día, otra oportunidad para pretender que su mundo no se desmoronaba. Sus pies la guiaron a través de las calles adoquinadas hasta el Pozo Dragón. La gran cúpula, derrumbada hace décadas, seguía en pie solo como un esqueleto ennegrecido por el fuego, un testamento a la gloria marchita de su linaje. El bronce de sus puertas, selladas por más de un siglo, reflejaba la tristeza de un pasado perdido.

Helaena tomó una antorcha. Su resplandor titilante proyectaba sombras fantasmales en las paredes de piedra mientras descendía, escalón por escalón, a las profundidades. El aire se volvía espeso, cargado con el aroma del polvo antiguo y el aliento de las criaturas que aún residían en ese lugar olvidado.

Un gruñido resonó en la oscuridad. Profundo. Retumbante.

Helaena no se detuvo. Conocía ese sonido.

Avanzó más allá de las sombras, su voz elevándose en un murmullo melódico, un eco del antiguo Alto Valyrio que solo unos pocos podían entender, algo sagrado en su legado y dinastía.

"Tolije taoba ēdrus, muña iksan liris,
batis zōbrie issa se ossyngnoti lēdys,
ñuha brozi Helaena, ilagon nyke ilagon,
urnēptre nyke, se ribazma iksis se ossēnagon hen zūgagon."

Su voz tembló al pronunciar las últimas palabras, no por miedo, sino por la certeza de su significado. El miedo es el asesino de la mente. Un verso que se repetía en su alma cada vez que su futuro se teñía de sangre.

El suelo vibró con el peso de una presencia gigantesca. Un aliento cálido rozó su rostro, despeinando los mechones sueltos de su cabello plateado. Helaena alzó la antorcha, revelando los ojos antiguos y llenos de conocimiento de Dreamfyre. La dragona la miró con la misma ternura de siempre, como si los años no hubieran pasado entre ellas.

──𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄 ✶「 ʜᴇʟᴀᴇɢᴏɴ 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora