Día 2: Recuerdos/Deja vu

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Se concentró en arreglar sus cofres mientras Lolito parloteaba a sus espaldas sobre lo asombrosa que era su relación con Vegetta. No sabía si al chico le gustaba sacarle en cara que lo había perdido o que se lo había ganado, pero tomo como costumbre venir a su casa y hablar de ese tema con él como si no supiera que anteriormente tuvo algo con el de ojos amatistas.

-Y hace poco me dijo que me iba a preparar una cita a la luz de la luna para mirar las estrellas...

-¿Qué?- se paró mirándolo con el ceño fruncido

-Vaya, pensaba que no me escuchabas- el pelirrojo se cruzó de brazos

-Repite lo que dijiste

-Me va a organizar una cita para mirar las estrellas- frunció el ceño- ¿Que con eso?

-Nada- no quitó la expresión fastidiada en su rostro cuando regreso a lo que hacía- No es nada

Tuvo suerte que Lolito luego de esa reacción decidiera irse a su casa dejándolo completamente solo en la suya. Suspiro antes de tirarse en la cama, mirando el techo blanco sobre su cabeza y pensando en cómo había cambiado su vida desde hace unos meses.

Desde que habían llegado a ese Karmaland había sentido esa atracción inmediata por el pelinegro, incluso de vez en cuando trataba de coquetearle o demostrarle su interés, aunque luego huía cuando el pánico se apoderaba de él al ver que este le devolvía los coqueteos. Pensó que eso era suficiente para mantenerlo a su lado, pensó que nadie más se lo quitaría e incluso con sus acciones estúpidas y poco maduras, seguiría teniendo a Vegetta a sus pies.

Las cosas se salieron de control luego de la muerte de Titi, su salud mental no era la misma y aunque sus amigos quisieron ayudarlo él se negaba a aceptarla, incluso del chico que le gustaba. Cuando su conciencia regreso, todo era diferente, porque ahora Vegetta no le sonreía solo a él, sino también a cierto pelirrojo que decía ser su amigo.

Gruño en la cama poniéndose de lado y abrazando su almohada frustrado. Lo peor es que las cosas no habían terminado ahí, porque luego de ver cómo la persona que más quería se escapaba de sus manos, paso algo que ni Sapo Peta podía entender hasta ahora.

Fue un simple día que estaba con Alex y Quackity, esas imágenes pasaron como rayos de luz en su cabeza, hasta establecerse en su mente como pequeños recuerdos que él podía jurar que nunca había vivido o al menos no tenía conciencia de haberlo hecho. Pero la cosa no termino ahí, sino que estás se volvieron a repetir constantemente en los siguientes días, hasta el punto que ya no sabía diferenciar la realidad de los sueños.

Sapo Peta le había dicho que tal vez era otro de sus brotes psicológicos por la muerte de su pequeño hijo adoptivo, pero él no creía ese cuento barato, sabía que era otra cosa, algo que aún no entendía. Y lo sabía porque todos esos recuerdos eran con Veg, donde aparecía no solo a su lado sonriendo como le gustaba, sino también tratándolo de esa manera cariñosa que ya no podía ver en el chico hace meses.

Es por eso que le había afectado tanto que Lolito le dijera que habían tenido una cita para ver las estrellas, eso era de ellos, o al menos así lo era en sus recuerdos. Si Vegetta y él habían sido felices en otro universo con ese recuerdo, nadie más podía vivir una igual, se negaba a dejarlo.

Se paró de la cama y bajo las escaleras corriendo para ir a la casa del pelinegro. Le fue fácil subir, tenía mucha experiencia considerando todas las veces que le había hecho una visita sorpresa para divertirse en su jacuzzi.

Su rostro se pintó de rojo al traer esos recuerdos a su mente, pero movió la cabeza para quitarlos, ahora tenía que estar enojado con el de ojos amatistas, no podía ponerse lujurioso. Llegó a la puerta tocando varias veces con demasiada fuerza, podía apostar que Vegetta estaría en lo alto de su castillo, haciendo algunas de sus cosas.

Rubegetta Week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora