Lazarus ya se estaba arrepintiendo de sus acciones.
Dejar a Alaric, a un demonio con su carácter, abandonado en medio de la nada en el Mundo Superior no solo era peligroso, sino tremendamente estúpido.
No pasó ni media hora para que se percatara del error. Condujo hasta una gasolinera y se estacionó ahí a esperar a que el demonio llegara caminando tarde o temprano; siempre lo perseguiría, y una discusión no lo cambiaría.
Bajó del coche y se recargó de espaldas contra la puerta del conductor. Sacó un cigarrillo de la cajetilla a la que solo le quedaban tres, lo colocó entre sus labios, y lo prendió con su encendedor. Tomó una calada, sintiéndose mucho más tranquilo con esta simple acción y al saborear el amargo, pero familiar sabor del tabaco. Poder disfrutar de un cigarro era de las pocas ventajas de su anómala condición.
—¿Ya irás a buscarlo, Lazy? —preguntó la voz de Lucas, como si estuviera dentro de su cabeza.
—No uses ese apodo —advirtió.
Lucas se carcajeó. Sonaba como Blair, pero mucho menos inestable.
Lazarus fumó un poco más, disfrutando de la paz de una solitaria gasolinera humana a tan altas horas de la noche. Hasta que lo interrumpió una voz.
—Oye —llamó un humano de aspecto grotesco, aproximándose con un cuchillo en mano—. Dame todo lo que tienes.
Lazarus ni siquiera volteó a verlo. Era tan ridículamente inofensivo que ni siquiera sintió su presencia. Apestaba tanto a alcohol que ni siquiera su sangre valía la pena.
—¡Te estoy hablando! —espetó el hombre, acercándose más.
Lazarus le dio una última calada al cigarro y tiró la colilla con un gesto desdeñoso antes de volverse hacia el humano.
—Piérdete. —Utilizó su hipnosis para controlar al hombre y, antes de que este obedeciera, le arrebató el cuchillo. Parecía de los que se usaban para la cocina, tal vez robado de la cantina de donde salió.
Los ojos del hombre se tornaron vacíos y se dio la media vuelta, alejándose a punta de tumbos sin un rumbo definido, literalmente hasta extraviarse como el vampiro se lo había ordenado.
Lazarus miró la cuchilla, presionando la punta de esta contra la yema de un dedo y derramando una sola pequeña gota de sangre antes de que la herida se cerrara sin dejar marca. Embarró su propia sangre entre su índice y pulgar, recordando algo, y luego miró su reloj de muñeca. ¿Cuánto le llevaría al demonio llegar hasta aquí y cuánto tiempo disponía para perder?
La respuesta era nada, no disponía de nada de tiempo para gastar y tampoco de un demonio de repuesto que pudiese usar para rastrear a su padre.
Exhaló y, tras aventar el cuchillo al suelo sin mayor interés, abrió la puerta del automóvil y volvió a subirse.
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Vampire Demon
VampirSPIN-OFF DE VAMPIRE KISS ¿Cómo puede un vampiro perdonar al demonio que lo traicionó? Lazarus Solekosminus es el detective vampiro más reconocido de Reverse York, pero también el más misterioso y con un pasado repleto de errores que no desea revelar...