6. Triste pasado

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Faltaba una hora y media para la comida y Charlie no podía creer lo sorprendentemente lento que pasaba el tiempo. Era una persona muy ansiosa y ella lo sabía bien, Orión se lo dice siempre y no lo negaba, porque ahora mismo quería que llegará la noche cuanto antes. Ella quería ver a Sirius, él dijo que la esperaría esa noche y desde entonces no dejó de pensar en ello. Él iba a contarle sobre sus padres, siempre soñó con saber de ellos y sentirse conectada a pesar de no tenerlos presentes en vida. Además, quería pasar tiempo con un familiar que no sean su tía Andrómeda o Orión.

Le preguntó a Draco que pensaba de Sirius y todo lo que estaba pasando. Fue muy grosero, dijo que es un traidor y que esperaba que lo atrapen rápido ya que sino habría muchas desgracias en el castillo. Puras bobadas, Charlie no veía a Sirius como alguien malo y no creía que de verdad era ese despiadado animal sin corazón que todos decían.

«Una persona como él no tiene pinta de ser malvado.» Pensó Charlotte.

Su mirada melancólica cuando la vio y las pequeñas lágrimas en sus ojos al tenerla en sus brazos, hicieron que la rubia le creyera, aunque después de todo lo importante nunca se ve y en parte era por eso que iba a ir esa noche. Quería saber cómo era Sirius, quería saber la verdad sobre todo su pasado y porque terminó todo tan en desgracia.

¿Tan difícil de comprender para Draco fue aquello que le dijo? Simplemente le dió su opinión y él se molestó. Charlie sabía bien lo caprichoso e hiriente que podría llegar a ser el chico, pero igualmente no pudo evitar quedarse triste ante la brusca reacción de su primo.

«Es muy enojón y me gustaría que tuviera más sentido del razonamiento, no tendría que enojarse, pero plantearle aquello solo lo hará enojar más.» habló en su mente mientras se dejaba caer en la pared.

Justo ahora estaba sola por el enojo de Draco, se fue de su lado sin decirle nada y desapareció por los pasillos del castillo sin siquiera mirarla. Eso hizo que se sienta mal, nunca se había enojado con ella verdaderamente y su actitud hizo que se replantee si hizo algo mal.

── ¿Por qué siempre que te encuentro andas sola?

Theo apareció en su campo de visión. Ella se sorprendió al reconocerle la voz, su mirada volvió a la normalidad y pudo ver bien al chico. Había quedado mirando un punto fijo todo ese tiempo que estaba atrapada en su mente.
Lo miró y sonrió, él también lo hizo, se acercó y quedó a la altura de Char. Rio al verlo tratando de mantener el equilibrio agachado.

──¿Qué haces en el piso? ── volvió a hacer una pregunta aún sin quitarle la mirada de encima.

«Sus ojos son muy bonitos. Parecían contener un océano brillante en ellos.» pensó Ella siendo hechizada por dichosos ojos.

── está más ... ¿Cómodo?

── te creeré ── se sentó al lado de ella y vaciló un poco antes de volver a hablar ── ¿Estás ocupada está noche?

Se giró a verlo encontrándose nuevamente con la mirada profunda del chico. Nunca dejó de mirarla y Charlie se volvió un manojo de nervios bajó aquella atención. Relamió sus labios y habló.

── hoy iba a pasar una noche con los chicos. ── jugó con sus manos.

── ¿Ya conseguiste otro amigo nocturno? ── bromeó entrecerrando los ojos hacia ella. Charlie negó con una sonrisa.

── eres el único. ── murmuró la chica, pensando que él no escucharía.

── ¿Que? ── preguntó él haciéndose el que no había oído solo para no hacerla sentir avergonzada, aunque su sonrisa ya lo delataba.

The Last Black. Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora