11. Planes

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Lancé una bocanada de aire al ver mi letra decorar el papel que sería enviado a Stanford. Este papel contenía mi pasado y presente y quizás formaría mi futuro. Estiré mis dedos hasta lograr que estos formaran un sonido seco y comencé a leer la carta:

Hola. Soy Lía Bernard. Así es, apellido Francés con un hombre Hebreo. Pues, se preguntarán por qué. Mis padres eran Abigail Levy y Alan Bernard, los cardiólogos reconocidos mundialmente. Ambos se recibieron en la Universidad de Stanford, y querría hacerlo también. Creo que si lo hago, ellos estarían orgullosos de mí.

Aún no logro comprender por qué tuvieron que dejarme. Dicen que alguien se convierte en adulto con la ausencia de sus padres, pero yo aún no estaba lista. La vida me los arrebató sin antes prepararme para aquello. Siento un vacío enorme en el corazón, y no sé si alguna vez alguien o algo podrá llenármelo.

Estudiar en Stanford era lo que ellos querían para mí. Quiero que se orgullezcan de mí, se qué soy capaz; puedo hacerlo. Murieron por la vida de otras personas; pusieron la vida de otros antes que la suya.

Quiero salvar vidas, se que lo lograré. Comprendo que Stanford recibe miles de cartas por la beca y hay muy pocas probabilidades que una de las afortunadas sea yo, pero vale el intento, ¿verdad?

Muchas gracias.

Suspiré en cuanto doblé el papel y lo metí dentro de un sobre del mismo material. Adherí las estampillas y salí de la casa para meter el sobre en el buzón.

Al salir, el aire era fresco, pero era la primera vez que veía el atardecer soleado en Los Ángeles. Al deslizar el sobre por el buzón, cerré este desenado tener suerte. Me di la vuelta como si fuese de costumbre encontrándome con la casa de Cameron. Esta estaba parcialmente iluminada con la luz del atardecer y las luces del interior, se encontraban encendidas, provocando que mi corazón se paralizara. Todo lo que le pertenecía era una atracción para mí. Repentinamente, las imágenes, los recuerdos del día anterior vinieron a mi mente y no pude evitar que una sonrisa estúpida se formara en mi rostro.

¿Me había enamorado del mejor amigo de mi primo? ¿Es eso posible? Claro que no. Lo nuestro no es posible. ¿Qué sucedería si las cosas salen mal? ¿Cómo reaccionaría Nash ante saberlo todo?

Pude sentir como mis comisuras altas bajaban repentinamente. Cameron y yo no podíamos estar juntos; eso estaba claro. Duele, demasiado, pero tendremos que enfrentarlo.

Me di un baño caliente y me calcé mi pijama. Cogí "Romeo y Julieta" y lo lancé en mi cama. Debía leerlo para el examen de literatura mañana y todavía no había comenzado. Al pasar las horas, ya me encontraba llegando al final de la historia. Claro, no había quitado mis ojos de aquella literatura. Observé el reloj; casi media noche y mis ojos ardían.

Al poner mi mirada nuevamente en el libro, tres tenues golpes en mi ventanilla captaron mi atención. Al verlo entre las ramas del sauce, no pude dudar en abrir mi ventanilla y salir al pretil de esta. Helaba afuera, pero su sonrisa transmitía calidez.

— ¿Cameron? ¿Qué haces aquí?—Susurré para evitar que alguien oyera.

—Vengo por ti—Respondió él extendiendo su sonrisa pícara entre la oscuridad de la noche.

—Sabes que esto es un error. No podemos estar juntos—Mi voz se quebró al hablar y me sonrojé por aquello.

—Me he enamorado de ti, Lía. El amor, no se puede ocultar; menos cuando es tan fuerte—Su sonrisa se había borrado por completo; él hablaba seriamente—. ¿Es tonto verdad? Me he enamorado de la prima de mi mejor amigo—Añadió él al no recibir respuesta.

Amor por Accidente • (Cameron Dallas FanFic) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora