1. Los Ángeles

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        Al salir del aeropuerto, la brisa fresca del invierno de Los Ángeles sacudió mi melena. Suspiré hacia mis adentros; convivir con mis primos no sería nada fácil. Cogí mi ligera maleta y rodeé mi cuello con mi bolso de mano.

        Helaba afuera y para mi suerte, comenzaron a caer chubascos. Mis estómago rugía como si alguien viviese allí pero mientras me dirigía a la parada del autobús, un aroma a café caliente se impregnó en mis fosas nasales. Lo seguí hasta llegar al famoso "Starbucks".

        Al ingresar, pude notar que estaba repleto de gente. Había dos filas de clientes enfrentadas y cada una de ellas era atendida por un diferente cajero. Me puse detrás de una y aguardé a mi turno.

        —Buenas tardes. ¿Qué desea ordenar?—Preguntó el hombre cajero con una sonrisa que expresaba amabilidad. Su voz se mezclaba con la del otro cajero.

        —Hola. Quisiera un café doble con avellanas y...—Pude notar que alguien de la otra fila, estaba ordenando lo mismo que yo. Eso me tomó sorpresa ya que a muy pocas personas les gustaba el café de esa forma—...y un toque de canela—Finalizamos ambos. Lo observé de soslayo; era un hombre alto y de grandes hombros.

        —Muy bien— Dijo el cajero llenando mi vaso de café—Serían catorce dólares- Añadió ya depositando el vaso en mis narices.

        Abrí mi bolso de mano. Todo era un gran desorden. No hallaba mi dinero y la gente detrás comenzaba a quejarse a mis espaldas. Diablos. No estaba por ninguna parte. Revolví todo mi bolso hasta hallar mi dinero.

        —Tenga—Dije finalmente extendiendo los dólares.

        —No, señora. El hombre le ha pagado su café—Respondió el cajero sin ninguna sonrisa.

        —¿Qué? ¿Quién?—Dije respirando hondo para que mi respiración vuelva.

        El cajero señaló al hombre se hombros grandes que había ordenado lo mismo que yo. Este, estaba saliendo del local, pero al parecer oyó nuestra conversación y se dio la vuelta antes de cruzar la puerta. Me saludó moviendo su dedos en un movimiento suave junto a una sonrisa que destellaba.

        Quedé boquiabierta al ver tanta perfección junta. Unos ojos castaños muy profundos bajo unas cejas bien acentuadas. Sus labios tenían un color rojizo y eran muy voluminosos. Su melena era de un color oscuro pero estaba cubierta por un gorro "Tuqué" que combinaba con su un suéter grisáceo que acentuaba sus músculos. Llevaba unos jeans oscuros y al cuerpo junto a zapatillas clásicas  de lona negra al igual que las mías. Él era la perfección junta.

        Cruzó la puerta manteniendo su sonrisa. Cogí mi café y lo seguí. Debía pagarle el café, pero al salir, el ya no estaba. Lo busqué con la mirada por la avenida, pero no estaba.

        Me encaminé hacia la parada del autobús que me dejaría a unas cuadras del hogar de mi tío. Este no tardó en llegar, afortunadamente ya que los chubascos se habían transformado en gotas más pesadas y grandes que caían con más frecuencia.

        Al subirme, me acomodé en un asiento al lado de una señora mayor. Ella estaba del lado del corredor permitiéndome la vista desde la ventanilla. Le dí un trago a mi café mientras posaba la mirada en la ventanilla.

        Un auto se interpuso en mi vista. Era un Volvo de color titanio. Desde el autobús, se podía oír la música Rythm and Blues que se oía desde adentro. El conductor abrió la ventanilla y pude notar que el cantaba por encima de la canción mientras bailaba. Comencé a reír al verlo, pero luego pude ver quien era con nitidez.

        Nuestras miradas se encontraron y me sonrojé. El levantó levemente su vaso de café manteniendo su sonrisa y le dio un sorbo. Hice lo mismo que él, pero la tapa del mío se zafó logrando que él café volcara. La señora a mi lado comenzó a chillar al notar que la había ensuciado y tuve que desviar mi mirada para pedirle disculpas.

        Quise posar nuevamente mis ojos en él pero este ya no estaba. El autobús se puso en marcha en cuanto el semáforo se puso en verde.

        Se tardó una media hora en llegar. La temperatura había descendido y la lluvia aumentando. Al bajar del autobús, me calcé el capuchón de mi abrigo y comencé a caminar con rapidez los bloques restantes hacia la casa de mi tío.

        Al llegar, todo estaba como antes. Presioné el timbre y aguardé hasta que alguien me abra.

        —¿Lía? Has llegado temprano—Dijo Hayes mientras me daba un abrazo.

        Él era el hombre más pequeño de la casa. La última vez que lo vi era apenas un niño, pero ahora estaba casi de mi altura y guapísimo.

        —Hola, Hayes. Has crecido—Dije mientras sacudía su melena con mis manos.

     —¿Viste lo guapo que estoy? Mira estos músculos—Dijo el carcajeando a la par mío mientras posaba eróticamente.

        Alguien bajaba los escalones, pero no me no le di importancia ya que estaba riendo junto a mi primo.

        —Hola, fea—Su voz estaba mucho más gruesa que la última vez. Lo observé y allí estaba. El hombre de edad media, Nash Grier.

        —¡Azulito! ¿Cómo has estado?—Dije mientras hundía mi cabeza en el hueco de su cuello.

        —No me quejo—Respondió luego de un beso en mi mejilla.

        Nash y yo somos muy unidos. A pesar de que yo vivía en Kansas y él en Los Ángeles, nunca habíamos perdido contacto. Ahora de que mis padres murieron, ellos son mi única familia.

        —Hola, Lía—Mi tío apareció de la cocina—¿Qué tal el viaje?—Preguntó depositando un beso en mi melena.

        —Muy bien. Gracias por todo—Respondí. Él tío Bob fue quien me ayudó a comprar el pasaje hacia aquí y ahora me permite vivir con ellos—¿Dónde está Sky?—Pregunté ampliando mi sonrisa. Nunca la había visto; solo en fotografías.

        —Aquí—Respondió una voz femenina y dulce—Hola, Lía. Es un gusto conocerte—La observé. Una mujer bella y esbelta estaba tras mío. Llevaba a una niña en sus brazos—Soy Meredith, la esposa de Bob—Ella extendió su mano hacia mi y sonrió con dulzura.

        —El gusto es mío. Gracias por dejarme quedar—Respondió estrechando su mano- Hola Sky, soy Lía—Dije cogiendo a la niña en mis brazos.

        —Eres muy linda—Dijo la niña observándome boquiabierta. Reí ante su comentario.

        —Tu eres mucho más, preciosa—Respondí acariciando su melena rubia.

        —Will está en la universidad. Tu puedes ocupar su recamara—Dijo el tío Bob ya cogiendo a Sky de mis brazos.

        Will era el hermano Grier más grande. Él estudiaba en una universidad de fútbol.

        —Gracias—Respondí sonriendo.

         "Esto no sería fácil, pero lograré adaptarme

        —SRprins

Amor por Accidente • (Cameron Dallas FanFic) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora