Capítulo 3. Desconocidos divertidos.

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Minseo vuelve acelerado. Creo que quiere irse a casa. Cierra la puerta de prisa, detrás de él, buscando dejar la fiesta atrás.

—-Estoy tan feliz de que tú no luches por continuar la fiesta —me dice y si parece agotado— traje analgésicos, los voy a dejar sobre la mesita.

Camina hasta la mesa de noche a un lado de la cama matrimonial que veo mucho más pequeña del tamaño habitual.

—Te van a hacer falta mañana —dice sobre los analgésicos— la resaca después de mezclar bebidas no perdona y tu mezclaste toda la noche.

— ¿Por qué te preocupas por mí? —digo y quizás arrastro un poco las palabras, solo un poquito— no me conoces, tu amigo fue, verdaderamente, obligado a casarse conmigo —suelto una risa— obligado a casarse conmigo —digo medio hablando con él y medio hablando conmigo misma— ¿ya me han pedido matrimonio antes, sabes? No pensé que el hombre que terminaría casado conmigo lo haría forzosamente. Él debe odiarme.

— ¿Lo odias tú a él? —inquiere.

—Bueno —alargo la extensión de la última vocal de la palabra— no es la persona más encantadora o divertida del mundo, ¿verdad? Ni siquiera he podido reírme de él desde que me casé —le cuento— pero no, no lo odio, aunque tal vez me parece un poco soso.

Minseo ríe.

— ¿Sabes? Muchas personas consideran que su carisma es algo de otro mundo —se inclina para recoger mis tacones, veo que los deja justo al lado de la maleta con mi equipaje.

—Con razón, entonces, tiene encanto extraterrestre —lo observo reír, tal vez por lo que digo, o tal vez porque me deslizo hacia el piso, involuntariamente. Vuelvo a sentarme en la cama con toda mi dignidad— no respondiste mi pregunta, estás siendo demasiado amable. Yo no confió en las personas demasiado amables.

—Es que somos un equipo —me dice— mis cuatro hermanos y yo. Cuidarte la espalda a ti, en este caso, es cuidarle la espalda a Seung ¿entiendes que a partir de hoy, lo que haga uno afecta inevitablemente al otro? Bueno, no es momento de entrar en esta conversación, mañana no lo vas a recordar.

No puedo contradecirlo, lo veo borroso y los focos siguen bailando.

No sé en qué momento sale de la habitación. Al parecer me quedo mirando a la puerta hasta que vuelve a entrar tirando de Seung de la chaqueta, veo a otro de los miembros de pie en el pasillo, pero este no entra y Minseo cierra la puerta. Seung es empujado a la cama, sentado a un metro de mí. Está despeinado y claramente, borracho. Aun así se ve guapo, es absurdo lo bonitos que son sus ojos cuando los tiene somnolientos por el alcohol.
Minseo le quita la chaqueta, es rápido y eficiente, mis ojos pierden la pista de sus manos, son demasiado rápidas. Entiendo que le quita la chaqueta negra, el chaleco, la corbata, el reloj y los zapatos. Estoy viendo a una madre lidiar con su hijo. Seung no emite palabra al respecto y solo se deja hacer. Minseo mueve algunas cosas por la habitación, no tengo idea de que más hace.

Luego se para frente a nosotros y dice:
—Duerman ya —lo dice con autoridad, no son palabras suaves, ni está risueño— estoy en la habitación de enfrente y tengo sueño ligero. No quiero que me den, ni ustedes quieren, darme una razón para levantarme luego que me acueste. Así que apenas salga —señala a la puerta— se acuestan, se arropan y se duermen.

Asiento múltiples veces con la cabeza, miro a Seung, quien está haciendo exactamente lo mismo. Minseo sale de la habitación, apagando la luz. Todo queda en silencio y en penumbra, aunque aún puedo escuchar la música atenuada en la planta baja.

Me quedo quieta, la habitación dejó de moverse ya que estoy en completa oscuridad, pero aún sigo ligeramente tambaleante. No muevo un dedo, soy muy consciente del chico que está junto a mí. Sé que realmente es un desconocido, así que no estoy cómoda moviéndome a mis anchas, estoy avergonzada de hacer el primer movimiento y meterme a la cama.
Su aroma corporal llega hasta donde estoy y esa es la peor parte, porque me atrae, me atrae muchísimo. Me parece que huele divino, incluso después de haber sudado mucho por bailar y oler un poco a alcohol, siento escalofríos recorrer mis brazos.

Canciones sobre otros amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora