Seung ha revolucionado mucho en las últimas 24 horas y los extremos en los que se manejan esos sentimientos—que me ha generado a mí—son difíciles de explicar y de asimilar. Aun cuando no quiero demostrarle la mínima pizca de interés, me quedo pasmada en su mirada, detallando esos ojos, en ese rostro. No sé cómo explicar cómo no son posibles unos ojos tan llamativos. No existen, no pueden ser reales. Desvío la mirada antes de que se vuelva incómodo y sonrío haciendo una reverencia a los otros miembros del grupo, que vienen a sentarse. Eun-ji es tan agradable que incluso me estrecha la mano, dándome una sensación de cálida espontaneidad.
—¡Estaban festejando sin nosotros!—dice de la nada Eun-ji—¿De verdad me están haciendo esto a mí?—está jugando con una falsa actitud histérica.
Los miembros ruedan los ojos y se sienten, yo sonrío por lo bajo. Creo que esta persona se llevaría muy bien con mi hermana.
—No es así. Nuno no podría tener la mejor noche sin ti, hermano mayor —lo dice Minseo. Estoy bajo la impresión de que, en general, le gusta hacer sentir apreciada a la gente.
Eun- ji se sienta a mi lado—de modo que estoy sentada entre Minseo y el— frente a mi Seung, junto a este Roe y después Nuno, para cerrar el círculo. Eun-ji rodea a Seung en un abrazo a la altura del torso, dejando caer su peso sobre el de manera desgarbada, su cabeza apoyada a la altura de su codo. Claramente lo hace para fastidiarlo, pero He Seung esta tan distraído que apenas lo nota. Mira a Nuno y a Roe hablar, tratando de tomar pedazos de la conversación.
Su expresión es tan graciosa —por no entender lo que dicen—pero yo jamás lo reconocería.
Al parecer mi mente no se cansa de lanzarme el pensamiento de que Seung parece un príncipe. Con su sudadera y pantalón amplio, cabello desordenado, expresión ida, Eun-ji pegado a su costado y él tomando eso como un pedazo más de su cotidianidad. Me cuesta pensar en la persona que me hizo sentir bien y deseada y luego me dejo solo para irse a tener sexo con otra mujer, en nuestra noche de bodas.
Desvío la mirada alejando el sentimiento y el recuerdo. Estaba ebria anoche, pero recuerdo mucho más de lo que me gustaría. Incluyendo esta mañana, las partes de Minseo ayudándome a levantarme del suelo y entrar en la ducha, limpiando todo el cuarto de baño y la habitación en general, prendas de Seung y mías incluidas.
— ¿Están hablando de la canción nueva?—Pregunta Seung finalmente— ¿es la que estaban escuchando?—su expresión es de asombro.
—Si —responde Minseo— finalmente.
Eun-ji levanta la mirada hacia él—intrigado por el tono de voz queuso— y poco a poco, deja de abrazar a He Seung, hasta que está sentado completamente erguido.
— ¿La que estaba sonando cuando entramos? —Inquiere Eun-ji— sonaba movido, creo que vamos a tener coreografía —hace en gesto de llorar y yo sonrío. Solo estaba moviendo los hombros bajo las indicaciones de Minseo hace rato y ni en eso logré llevarle el ritmo, Sé que me moriría si tuviera que aprender alguna de sus coreografías.
—Recuerden que falta grabar sus voces y hacer esos arreglos —aclara Nuno.
—Al fin la sacas de la cueva, solo eso es demasiado bueno —dice Roe sobre la canción, con expresión relajada en el rostro— vamos, déjanos conocerla. Estoy un poco ofendido de que se la hayas enseñado primero a nuestra nueva amiga.
Le doy una sonrisa agradable porque no lo siento como una ofensa, solo un comentario que si bien es cierto, realmente no le molesta y demuestra que está abierto a dejarme formar parte en reuniones como estas. O así lo tomo yo.
—Ella se lo ganó —dice sobre mí— me sorprendió, musicalmente. Eso es muy agradable.
Llevo las manos a mi rostro,tengo la cara cliente y las mejillas sonrojadas, cierro los ojos tras mis manos. Esto no es real, quiero sonreír como boba y de pronto me encuentro anhelando el momento en que pueda mostrarle más muestras de la música que he hecho, preferiblemente de manera más reciente. Por supuesto que no tengo la valentía de pedirlo u ofrecerlo, pero algún día, quizás, se dé una oportunidad.
Cuando quito las manos de mi cara, ya los chicos están en movimiento, Nuno está buscando en su computadora y Minseo se levanta para apagar la sopa de algas. Encuentro mi teléfono a mi lado y aprovecho el momento en que todos están distraídos para abrir una nota y escribir un par de líneas
Lo que vino a mi cuando volví a tener He Seung frente a mis ojos, después de haberlo besado y tocado, después de haber sentido la intimidad de ese aliento, de ese cuerpo. Después de haberme puesto en una situación vulnerable con él.
Escribo lo que creo es un fragmento de lo que será una canción.
Estrellas distantes
Nuestros sueños dados por muertos
No importa si caminamos aquí
Buscando protegerlos
Ojos brillantes
Algo nuestro
Espero un momento
Escribo un par de líneas más, que no me presiono porque suenen bien. No tienen que sonar bien en este momento, solo anoto para no perder el hilo de la idea.
Levanto la mirada y me encuentro de lleno con la de Seung. Me está mirando con gravedad, no sé cómo interpretarlo. Su mirada me hace sentir que me está atravesando y sabe todo lo que estoy sintiendo.
— ¿Te pasa algo? —pregunto, sin parecer intimidada.
—No —niega— me gustaría hablar contigo.
No quiero hablar sobre lo que pasó entre nosotros, pero reconozco que tal vez estaría más molesta si ambos pasamos completamente del tema. Estaría indignada.
— ¿De qué quieres hablar? —digo después de dar un repaso a la sala y confirmar que nadie nos mira.
—De lo que pasó anoche —confirma. Hay un poco de la inevitable incomodidad en sus ojos.
— Esa conversación no me importa tanto, como me importa que hablemos de cómo vamos a llevar la situación presente—empiezo— vamos a estar uno pegado al otro durante dos años.
Asiente, enfocado en lo que le digo.
—Tienes razón —otorga.
Lo encuentro con la guardia más baja, aunque no entiendo la razón, siento que se abre en energía y eso no me gusta.No quiero volver a tener un momento vulnerable con este hombre, cedi demasiado rápido con él y me equivoque. Ahora, siento que todos nos miran juntos y lo saben, cada parte de lo que pasó anoche. Quizás incluso intuyen como va resultar esto.
—Ahora no, Seung —le digo cuando se acerca, tomando el lugar donde antes estaba, Eun-ji.
Comemos sopa de algas y charlamos.Veo que estas personas se llevan mejor de lo que nos llevamos en mi propia familia, a menos a primera vista. Parecen cercanos, tanto que incluso pelean sin medir las palabras y al mismo tiempo se respaldan. Creo que este tipo de interacciones son algo que solo pueden darte la confianza y convivencia.
A los chicos les fascina la canción de Nuno. Roe y él hablan de temas técnicos. Eun-ji y Seung la bailan, este último remeda perfectamente la voz de Nuno cuando cambia la letra, hasta la más mínima inflexión de voz —es divertido para todos y chistoso, porque Nuno no es vocal, es rapero y la pista, aunque es buena, se escucha graciosa por ser un demo. Minseo está en todo. Escucha y participa en la charla sobre la producción de la canción, también se mete en las peleas entre Eun-ji y He Seung y de tanto en tanto, entabla algún tema conmigo.
En determinado momento tocan la puerta y un repartidor deja un pastel de crema y fresas. Se me hace agua la boca al verlo.
Nuno, deja con cuidado el pastel en la encimera de la cocina y todos se levantan para verlo, incluso son tan confiados para ir por cuencos y palillos, sin invitación. Hacen un desastre molestando a Nuno, preguntando y tratando de adivinar quién se lo envió. Algunos hablan de que se lo envió una chica llamada Anya, de quien parece que es muy cercano, otro que fue Yunseu, mientras alguien más, dice algo tan extravagante como que fue el presidente.
—Nada extravagante como eso—digo ante esa última declaración— Fui yo quien lo envió. Por eso te pregunte en el auto si podían hacerme una entrega a la dirección que veníamos —le digo a Minseo— o si había algún problema.
—Ohhhh—dice Nuno sonriente, sorprendido. Ha estado animado y calmado todo el rato, disfrutando de la compañía. Ahora alcanzo a ver en su rostro alegría, así que también le devuelvo la sonrisa—eres muy tierna. No tenías que hacer esto, no tenías que comprarme un pastel.
—Si tenía que —le digo— es solo un detalle. Yo lo lleve tan lejos como para venir a tu casa en tu cumpleaños, cuando apenas nos conocemos, es lo menos que podía hacer.
—Tu esposa es muy linda, Seung —dice Minseo a voz de grito, cerrando los ojos. Eun-ji le da un cogote en la cabeza y él se queja.
—Me siento muy agradecido —dice Nuno— y puedes venir cuando quieras. Date por invitada cuando invite a Seung.
—Esta delicioso —dice Roe, después de comer un trozo, que pellizco con los palillos.
—No te lo comas —se queja Eun-ji— hay que cantarle cumpleaños antes—Le pasa el brazo por los hombros a Nuno.
Eun-ji prende las velas del pastel y todos cantamos, los chicos saltan, jalan y fastidian a Nuno todo el rato. Sobre todo Seung, lo lleva tan lejos que Nuno termina tomándolo del cuello, inmovilizándolo hasta que termina la canción de cumpleaños.
Minseo pide que nos quedemos detrás de la barra mientras va al frente a tomar una foto. Todos se reacomodan y de alguna manera y tal vez no por casualidad, termino acomodada entre Seung y Roe. Es una foto espontánea en la que Nuno y Roe nos hacen reír con ganas a todos, estoy tan cerca de Seung que parece que nos estamos abrazando, pero es solo porque todos estamos medio abrazados en la foto.
—Kai —dice Seung. Camina hacia mí, entregándome un trozo de pastel y unos palillos— para ti.
—Gracias —Estoy recostada de la barra de la cocina, hacia una esquina. Él está a menos de un metro de mí, en la misma posición.
—Minseo y Eun-ji tomaron demasiado—ríe— ¿Qué deberíamos hacer con ellos?
Me quedo viéndolo, tratando de medir si está en plan de bromear conmigo o si de verdad quiere que busquemos una solución a eso.
—Si estás tratando de ser divertido conmigo —empiezo, sin ánimos de rodeos— no soy tu amiga, así que te puedes ahorrar lo de bromear.
Veo su rostro caer, me mira atento, pero con el semblante más serio.
—Si quieres que te ayude a llevar a tus amigos a sus casas. O que los acomodemos aquí mismo antes de irnos, por supuesto que lo haré —miro a los chicos, es verdad que tomaron mucho, dentro del promedio coreano supongo. Están inestables y risueños. Por su parte, Minseo está serio y muy rojo, incluso parece tener sueño— ¿cómo no podría no hacerlo?Han sido tan amables, Minseo cuido de mí sin haber cruzado más de dos palabras conmigo hasta ese momento. Estoy profundamente agradecida, y en deuda.
—El está muy enojado conmigo —su mirada va de su amigo a sus pies— no me perdona por dejarte sola y en mal estado.
No digo nada por un rato, dejando el silencio hacerse pesado. Luego digo:
—El valora la lealtad, supongo.
Minseo me da una mirada rápida.Luego mira a sus amigos y de vuelta a mí.
— ¿Nos vamos? —pregunta.
— ¿Los vamos a dejar aquí? ¿A todos ellos?
—Vamos a ver cómo nos arreglamos — camina hacia los chicos y voy detrás de él, un minuto más tarde. Me río muchísimo porque están risueños e hiperactivos.
Llevamos a Eun-ji a casa, lo dejamos en la sala de su departamento—con un trozo de pastel empacado, que dice que se comerá después—mirando un partido de fútbol. Me encargo de dejar el bolso con sus cosas sobre la mesa, donde mañana le será fácil verlo y encontrarlo. Aunque Eun-ji está ebrio, abraza a Seung y le dice que le avise cuando llegue bien a casa. Eso me enternece, es como si buscara la última gota de sobriedad dentro de sí mismo, para mantenerse consciente el tiempo suficiente y asegurarte de que He Seung llegue bien.
Roe no está tan tomado, así que, como no sabe manejar, alguien de la empresa lo lleva a casa y él se compromete en hacerse cargo de Minseo, quien parecía a punto de quedarse dormido cuando nos despedimos. Creo que él también es un buen borracho, como lo soy yo—casi siempre.
Llegamos al piso de Seung. Es bonito y estético, no puedo describirlo de otra manera que cool.Amplio y agradable, pero bajo una luz muy tenue, así que no puedo apreciar demasiado, a menos que vaya y prenda la luz —y la verdad no me siento en confianza.
Me quedo mirando a la nada, totalmente fuera de lugar. Me siento intimidada, como si alguien me hubiera pedido que pasara la noche sola en una isla desierta. Entonces caigo en cuenta de algo. No traje equipaje, mi equipaje se quedó en el auto de Minseo. Miro a Seung para decírselo y también lo encuentro con la mirada perdida.
—Deje mi equipaje en el auto de Minseo —le comunico, él vuelve de donde estuviera su mente y me mira.
Hoy ninguno de los dos tomó más de un trago, creo que estaba un poco traumada por ayer y tal vez a él le pasó lo mismo. O solo no queremos estar vulnerables, de esa manera, en compañía del otro, también es factible.
— ¿Necesitas que lo mande a traer ahora? —Pregunta— puedes usar mi ropa mientras tanto, si te quieres cambiar ya.
—No me sentiría cómoda —soy honesta— pero tampoco quiero molestar a nadie a esta hora —son más de las 2 am— Es tarde y ya Minseo debe estar dormido.
—Iría a buscarlo alguien de seguridad —ofrece.
—Igual tendrían que molestarlo a él para las contraseñas —argumento de vuelta— creo que lo mejor será que me vaya a mi casa a pasar la noche. Mañana podemos empezar con este teatro… vivir juntos y a ser el arete del otro, ya sabes.
Me disgustan profundamente esas palabras, todo ha pasado muy rápido y me siento a punto de entrar a una realidad aún más distinta a la mía —trago fuerte— los planificadores, mi padre y Yunseu, nos ofrecieron dos opciones: viaje de luna de miel ahora, justo después de la boda o en segunda opción, tomar ese viaje luego de la gira. Ambos, buscando huir desesperadamente de un viaje, preferimos la segunda opción, después de la gira en corea se dará la fulana luna de miel.
Por eso necesitamos todas las fotos juntos, actualmente. Me pregunto si todas esas fotos y ese viaje de luna de miel, no serán suficientes para despistar a la gente. Y para justificar que yo no pase nuestra segunda noche de casados con él.
—No puedes quedarte en tu casa un día después de que nos casamos —su voz no admite cuestionamientos.
— ¿Quién lo dice? —me parece sin fundamentos.
—El sentido común —dice el, contrariado— La mitad del país sospecha que estamos fingiendo esto y sus hipótesis de la razón no están muy lejos de lo que en realidad es —se pellizca el labio inferior con los dedos— nos vas a dejar en evidencia si te vas, más de lo que ya estamos. Es entregarnos, es confirmarlo.
—Vaya, disculpa si no tengo un grupo de analistas estudiando las estadísticas de opinión pública —me fastidia y sofoca esta situación.
—El contrato no va solo de casarnos, Kai —me dice lo que ya sé y no quiero que me repita— va de, precisamente, engañar y conseguir la aprobación de esa opinión pública.
—Ya lo sé —le digo en el tono en que se lo dirías a un niño de tres años, tratando de ser paciente, pero al límite de mi paciencia—pero no me quiero quedar aquí. Me siento mal, como una vagabunda que recogen en una casa desconocida. ¡Dios! ¡Ni siquiera tengo mis artículos de aseo personal! ¡No quiero usar tu ropa!
— ¡Estas siendo malcriada! Esto es solo por una noche y te estoy ofreciendo la opción de ir a buscar tu equipaje —resopla y voltea la cara, no quiere mirarme— alguien puede ir a comprarte artículos personales y ropa ahora, cualquier cosa. Todas las opciones van a ser menos perjudiciales que seguir tus planes.
Es posible y razonable, pero de verdad, no me quiero quedar con él, no quiero quedarme en su casa donde ni un solo bombillo es mío. Con este chico a quien no le agrado y seguramente va a querer gruñirme si se tropieza conmigo camino al baño. Anhelo estar en mi casa, en mi cama, con mis instrumentos y la comodidad de hacer todo el ruido que quiera por pasar la noche componiendo, sin que nadie me diga nada. Quiero hablar con mis amigas por teléfono, reírme de lo absurdo y llorar sobre esto. Lo necesito.
Salgo del apartamento solo con mi teléfono en mano. No hay más que hablar, no tenemos nada de qué hablar porque no nos conocemos ni queremos entendernos. Estoy buscando una excusa para alejarme de él y me siento incomprendida aunque puede que esté actuando como una niña. Salgo del edificio y pido un taxi desde mi teléfono.
Antes de que pueda pensar en He Seung otra vez, ya él está junto a mí, con cara de frustración y molestia contenida. Me pregunto si está tan tenso y frustrado que siente que puede empezar a llorar —como yo— realmente no me importa, solo me importa poner kilómetros entre esta persona y yo. Quiero llegar a casa, aquí me falta un poco el aire.
—Deja que te lleve —dice sin ánimos de discutir, parece que absorbí toda su energía en cinco minutos— vamos dentro, vamos a buscar mi carro —intenta colocar su mano en mi codo y yo me alejo como si fuera a quemarme.
El hace un sonido de frustración y parpadea, su cara es de incredulidad. No vuelve a mirarme, tal vez si está en el punto en que la frustración lo puede hacer llorar, después de todo. Se agacha en medio de la acera—pegado a una farola de luz— apoyando los codos en las rodillas. Solo espera, mirando a la nada o a cualquier lugar menos a mí.
—Ya pedí un taxi —evito mirarle, permanezco de pie, son los brazos cruzados, robando miradas de él cada tanto, durante largos minutos.
Pasa media hora y He Seung sigue ahí con la cabeza gacha, apoyada en sus manos, ahora recargado en el poste de luz.
—Ya vuelve a casa —le pido, sintiéndome frustrada— no tienes que quedarte aquí. Vuelve dentro y duerme.
No me responde. Se queda mirando el suelo entre sus pies, lleva el cabello alborotado.
— ¿Estas escuchándome? —pregunto molesta y me mira, con ojos somnolientos.
—Si tu no vas dentro, también me voy a quedar aquí —su voz es seria y sin matiz.
—¿Por qué? ¿Acaso piensas que puedes venir conmigo? —Digo incrédula, sinceramente no creo que tenga eso en mente— se va a demorar, así que no tiene sentido que estés aquí.
—No voy a ir contigo —da una risa seca, otra vez en la labor de evitarme la mirada— pero no te voy a dejar sola esperando en la calle. Es plena madrugada.
— ¿Te estas escuchando? Soy de New York, ahí viví casi toda mi vida, ahí crecí —masajeo mis cienes—Seúl es una de las ciudades más seguras donde he estado, nada va a pasarme.
Estoy agotada, completamente agotada. Miro por la calle, esperando ver —en medio de mi desesperación— un taxi aparecer, que me lleve lejos de este momento. Pero encuentro otra cosa, algo muy distinto a una salvación. Desde la azotea de los edificios y de un callejón cercano, veo personas. Dos personas en el callejón, una en el tejado, estamos siendo fotografiados.
El pánico me toma y actúo por supervivencia. Camino de prisa hasta Seung y me siento sobre mis talones en frente de él, que es muy alto y grande. Lo tomo con mis manos de los antebrazos, pero luego dejo eso y como puedo, lo abrazo, quitando uno de sus codos de su rodillas, para tenerlo más cerca. Me acurruco en él, que se queda quieto ante el repentino movimiento.
—No los busques —susurro en su cuello— pero nos están fotografiando. Hay tres personas, por favor, sígueme la corriente.
Rápidamente, él me rodea el cuerpo con los brazos, lo hace con firmeza, como si esto fuera normal y familiar. Suelto un sollozo ahogado. No me gusta esto, me está superando y apenas está iniciando. Los fotógrafos nos vieron, discutiendo, obviamente en un momento tenso. No sé si este abrazo extraño los pueda despistar, pero es un intento, creo es una buena señal que nos vean en un tipo de reconciliación emotiva. Este puede parecer un momento muy íntimo —desde afuera— nos aferramos el uno al otro con fuerza.
— ¿Por qué estás así? —Dice de pronto, en voz bajita y mortificada— Es algo muy simple ¿por qué tiene que ser tan complicado?
¿Por qué me quiero ir a mi casa? No creo que haya mayor razón, pero me siento desesperada por estar allí.
—Estabas bien —parece que se esfuerza en entender— estabas habladora y contenta ¿Por qué estás tan mal de repente?
No respondo de inmediato, el aroma de su cuerpo es algo en lo que me concentro, con los ojos cerrados, hasta que me voy calmando.
—No lo sé. Solo sé que daría la vida por quedarme a solas un rato —dejo caer mi cara en el espacio entre su cuello y hombro. Él acaricia mi espalda con su mano.
Nos ponemos de pie cinco minutos más tarde. Él nos levanta —aun abrazándome— da un beso en mi frente para el espectáculo y para las fotos, luego me toma de la mano y entramos en el edificio de nuevo. Soy consciente de que muchas personas nos verán mañana de esta manera.
No espere que este sentimiento de estar expuesta llegara tan pronto, expuesta llorando ante Seung, avergonzada e incluso excitada por vernos juntos en una relación íntima. Es muy pronto, todas estas situaciones, para este matrimonio falso. Tampoco esperé estar tan expuesta—tan pronto y en esta medida— ante la prensa. Esta mentira está poniendo mi mente a prueba.
—Te prometo que mañana vamos a hacer algo—me promete Seung— ¿Crees poder pasar la noche aquí? ¿Puedes manejar eso?
Mis sentimientos se apagan, asiento con la cabeza y volvemos a entrar en su apartamento. Los dos estamos estresados y cansados. Seung me muestra varias habitaciones y me pide elegir en donde quiero quedarme, por supuesto que no tomo la de él —que por supuesto me doy cuenta de cuál es la suya— tomó una con tapiz texturizado en colores grises y huesos, bastante impersonal.
Él consigue para mí, varias mudas de ropa —para que pueda elegir— y algunos artículos de aseo, que si bien son de hombre, son nuevos. Luego vuelve a su habitación. Así que me aseo, me cambio y me acuesto. Las lágrimas son silenciosas y abundantes, corren por los costados de mis ojos y rostro hasta empapar la almohada. Ni siquiera tengo que arrópame porque el conjunto que me pongo, es abrigado y gigante.
No tengo fuerzas para levantarme y escribir una canción, pero ya está existe, ya sea como se siente. Se saborea como la soledad, como la incomprensión y como algo significativo, que aunque no es nada, temo que pueda tomarlo todo.
![](https://img.wattpad.com/cover/357861924-288-k111370.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Canciones sobre otros amores
RomansaSoy una mentirosa. Mentí a mi padre durante años, lo hice con la frente en alto y la cara bien lavada. Mentí sobre la carrera universitaria que estaba estudiando y que el pago. Mentí nuevamente, cuando el enfermo y me pidió hacerme cargo, súbitamen...