Forzada a mudarse al barrio más peligroso de la ciudad, Aria se encuentra fuera de su zona de confort, enfrentando un mundo de crimen y peligro donde debe valerse de su ingenio para sobrevivir.
Allí conoce a Rick, un traficante atractivo y enigmáti...
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Ya ha pasado un rato desde que me envió el mensaje, cuando oigo la puerta de casa abrirse, pero pasan como veinte minutos antes de que Rick abra la puerta de su habitación y la cierre una vez que está dentro.
No estoy durmiendo, pero ya estoy metida en la cama hecha una bolita porque hace frío y tardo en entrar en calor cuando Rick no está dentro de ella. Sí, una gran tontería a la que me he acostumbrado cuando llevo diecisiete años pasando frío mientras dormía sola. Lo oigo moverse por la habitación, supongo que estará poniéndose el pijama por lo que aún no me doy la vuelta y espero a que me hable para hacerlo.
—¿Aria, duermes? —susurra metiéndose en la cama.
—No, te esperaba —digo mientras me doy la vuelta para quedar frente a él.
Después de llevar todo el día sin verlo, no sabía la falta que me hacía el tenerlo presente, hasta ahora. Llevo tantos días seguidos viéndolo a diario cada tarde, que no tenerlo en casa hoy ha resultado un poco extraño.
—¿Las chicas duermen? —le pregunto porque sé que ha ido a verlas antes de venir.
—Lucy sí, Nora todavía no, dice que me estaba esperando para decirme algo —se queda pensativo.
—¿Está bien? Hemos estado toda la tarde jugando y hablando y no me ha parecido que le ocurriera nada malo.
—No lo sé, solo me ha dicho que ha hablado de algo que igual no me gustaba.
Oh, ya entiendo, ella se refiere a cuando me ha dicho su nombre.
—No sé qué haya podido ser ¿habrá hecho algo en la escuela? Le he dicho que se durmiera porque ya era tarde, aunque no quería, pero mañana tengo que hablar con ella —dice preocupado. Está con la espalda apoyada en el cabecero de la cama mirando por el móvil su habitación a través de la cámara que tienen en ella. Viendo como la pobre no para de dar vueltas en la cama.
Pasan unos minutos hasta que se queda dormida y entonces hablo.
—Yo sé a lo que se refiere —digo cortando el silencio que teníamos.
Rick me mira esperando impaciente a que diga más, pero no sé cómo vaya a reaccionar y no sé muy bien como decírselo ¿Se cabreará conmigo? ¿Con las niñas? Puede que se sienta traicionado después de todo él nunca me lo había dicho antes en todas las veces que hemos hablado y sobre todo hablado de temas jodidos por parte de ambos y tal vez nunca lo hubiera sabido si no es por ellas.
Los nervios me invaden de repente mientras veo en su cara como espera con ganas mi respuesta.
—Bueno, todo ha salido por una conversación inocente, hablábamos de príncipes y de besar ranas...
—De besar ranas —repite confuso—. Vale... que pasa con eso.
—Pues que la conversación ha ido de un lado a otro y al final ellas...