Capítulo 2

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Los días pasaban, y Quackity no podía sacar a Luzu de su mente, se había obsesionado con el chico nuevo.

Así que, decidió hacer una especie de "entrevista", para sacarle información y escribirla en un cuaderno que el mismo estaba preparando.

Había llegado el día, el de ojos rojos estaba entrenando, hasta que sintió como el híbrido pato lo llamaba.

Se acercó, sin saber lo que pasaría.

-Hola Quacks, ¿para qué me llamaste?- *Pregunta Luzu, confundido*

-H-hola... M-mira, yo quiero ser escritor cuando salga de la universidad, entonces, quería ver si podía hacerte una entrevista para ponerla en el diario escolar- *Saluda y explica Quackity*

-¿En el diario?, pero, no soy tan importante como para ponerme ahí, ¿por qué justamente a mí me lo pides y no al director?-

Quackity trago saliva y empezó a explicarse.

-¡Lo voy a poner!, el tema, es que quiero que salgas vos primero porque sos muy importante para mí, y creo que sos el número uno-

Luzu ante eso, solo sonríe para luego sonrojarse.

-Vale, vale, aceptaré la entrevista, solo porque sos mí amigo-

Quackity sentía que su cuerpo estallaba, iba a hacerle una entrevista al chico que le gustaba, esto era increíble.

La entrevista había empezado, Quackity le hacía varias preguntas al de ojos rojos, éste contestaba contento y con una grande explicación, cosa que hacía a Quackity suspirar.

-Okey Luzu, última pregunta... ¿El físico importa?-

Esa pregunta desconcertó a Luzu, pero decidió responder.

-Pues, para mí no, todos tenemos cuerpos hermosos y pues, no me interesaría la verdad-

Quackity asintió y escribió, mientras lo hacía, se empezó a reír despacito, con burla.

-¿Quacks, de qué te ríes?-

-Nada nada, es que, no me imagino a ti estando con alguien así de gordo-

Ese comentario no le gustó para nada a Luzu, el cual solo frunció su seño y se cruzo de brazos.

-¿Y a ti qué te importa cómo esté el cuerpo de los demás?, ni que tuvieras un cuerpo de un dios, Quackity-

El híbrido pato dejo de escribir, para mirar al de ojos rojos, si algo odiaba, era que se burlaran de su cuerpo. Solo el podía hacerlo.

O más bien, su parte insegura.

-N-no quise decir eso, Luzu- *Dice Quackity, apenado, mientras baja su cabeza*

-Como sea, me voy a seguir entrenando- *Le responde, enojado*

Quackity se fue corriendo al baño, cerró la puerta principal, y se aseguró que nadie estuviera.

Se miro al espejo, levanto su remera dejando ver su cuerpo algo rellenito, apretó su panza y empezó a llorar.

Odiaba que se burlaran de su cuerpo, suficiente con su madre.

Su parte insegura era el que hacía que Quackity se burlara de los demás. Era como una droga, era para aliviar el dolor que su madre causaba.

Con toda su furia dentro, se dirigió al baño, se obligo a hacer cosas que, verdaderamente, su cuerpo no quería.

De la rabia, salió con casi toda la boca manchada, y empezó a romper el vidrio que allí estaba.

Sus manos, manchadas de sangre, eran las protagonistas.

Su momento de locura acabo, se volvió a esconder en el pupitre del baño, agarró su cabeza y empezó a auto insultarse.

El llanto era fuerte, pero no tanto como lo era el golpearse contra las paredes de ese lugar.

Luego de mucha tortura, sintió como el timbre se hacía sonar, era hora de irse.

El híbrido pato, espero a que se fueran todos, para él poder irse.

Luego de dejar de sentir voces, salió, no quería ver a nadie, así que solo salió corriendo hacia su casa.

Su madre, otra vez, se olvidó de el. No era algo nuevo, ya era costumbre.

Solo que, dolía.

Dolía que ella lo abandonara, que se fuera con otras mujeres a solo tomar y tomar y tomar.

No era justo, su vida, aunque estaba llena de riquezas, era una mierda.

Y el mismo lo sabía.

Pero nada podía hacer.

Ya que.

El solo era.

Un chico de 16 años.

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