Capítulo 3

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Lo que había pasado ayer con Luzu, había dejado una leve herida en el autoestima y corazón de Quackity.

El pato usualmente usaba suéteres largos, que taparan sus manos, porque a él, no le gustaba mostrar su cuerpo.

Pero, ¿por qué hoy a la mañana se le había hecho tan difícil elegir algo para sentirse cómodo?, se sentía horrible.

Sentía que ninguna ropa le entraba, sentía que, su pancita, estaba muy rellenita.

La noche anterior no había comido nada, para que, al otro día, se levantara algo delgado.

Se terminó de alistar y salió, al llegar a su escuela, sintió como todos lo miraban mal.

No le dio importancia y se acercó a su mejor amigo.

Que grave error fue eso.

Missa no quería ni verlo cerca, Quackity le preguntó la razón, y la respuesta que recibió, le hizo sentir un fuerte ardor en su corazón.

-Todos nos enteramos de lo que le dijiste a Luzu, de verdad, que no puedo creer que pienses eso de los cuerpos- *Tira con asco, Missa*

Quackity solo rodó los ojos, no tenía tiempo para eso.

Missa le dio una cachetada y lo tiró al suelo, dejándolo atónito.

-¡Ni que fueras la gran cosa, Quackity!, yo mismo vi tu cuerpo, y es un asco-

Al sentir que todos se reían por el comentario que Missa le hizo, salió corriendo al baño.

Se encerró ahí, su amor, su crush, su todo, lo había expuesto. Si antes era odiado, esto no se comparaba.

Se sentó en el sucio suelo y lloro, su inseguridad subía y no paraba de hablar por él.

Las personas que se encontraban en el baño solo se reían de él, Quackity solo se acurrucaba en sus propias piernas.

No podía hacer nada más, solo, soportar las burlas.

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Los días pasaban y Luzu notó que Quackity estaba más deprimido, eso, en cierta forma lo dejo preocupado.

Se había decidido que hoy hablaría con él, para ver, que le estaba pasando.

Notó que lo primero que el pato hizo al llegar a la escuela, fue correr hacia el baño.

Corrió e intentó entrar, lastimosamente, Quackity había cerrado la puerta con seguro.

-Q-quacks... ¡S-soy yo, Luzu!- *Intento llamar la atención del pato*

Lastimosamente, éste solo lo ignoraba.

-¡Quackity te estoy hablando!-

Otra vez, nada, solo silencio.

Luzu se empezó a alterar, agarró una hacha que había, por si en la escuela había alguna emergencia, y empezó a atacar a la puerta con ésta.

Al poder entrar, se encontró con un Quackity temblando, mientras había sangre en su cabeza.

Luzu rápidamente se agachó a la altura del pato, y lo alzó estilo princesa. Para luego, salir corriendo a enfermería y curar las heridas de Quackity.

El cual, le debía varias explicaciones a Luzu.

La cosa es, ¿le dirá la verdad?

De las cosas malas que pasan en su casa, de sus inseguridades.

Quackity suele ser medio terco en situaciones personales, siempre queriendo guardarse todo para él.

Que lástima sería, que está pequeñita bomba....

EXPLOTARA.

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