Destiny

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Reactor Mako 1.

POV Cloud

Avanzábamos a toda prisa. La cuenta regresiva para la detonación se hizo protagonista en mi mente. Mis ojos estaban fijos en el camino, tratando de encontrar la ruta más rápida para escapar de aquella bomba de tiempo. Mientras Barret y Tifa corrían a mi lado, mi mano se aferraba al comunicador intentando asegurar una conexión con el resto de AVALANCHA.

-¡Aeris, misión exitosa! Estamos a punto de alcanzaros, preparaos y manténganse a salvo. -Logré notificar en medio de la precipitación.

-¡Entendido, Cloud! -Aseguró Aeris, con su voz serena.

Tifa y Barret, mis fieles compañeros, se mantenían cerca cuando un grupo de SOLDADOS nos abordó, desviándonos de nuestro curso y forzándonos a un enfrentamiento directo. La lucha era intensa y feroz. Pero en medio de la refriega, pude divisar a lo lejos la figura de una mujer. Me deconcerté por completo. No era una SOLDADO, pero estaba allí, en el epicentro del peligro. Un gigantesco robot de seguridad atentaba contra su vida.

Al segundo, e indubitadamente, me aparté de mis compañeros. Confiaba en sus habilidades. Corrí hasta ella con celeridad y mis brazos rodeándola fuertemente bloquearon el ataque del robot, haciendo que caigamos al suelo. Sentí su fuerte agarre en aquel momento crítico... El encontrarnos en medio de aquel desastre hizo que llegara justo a tiempo para intervenir; y al verla más de cerca, me encontré con una imagen que contrastaba con el caos circundante. Sus pupilas dilatadas y su semblante denotaban angustia, mejor dicho, parecía como si hubiese estado llorando. Pero a pesar de que la vulnerabilidad se insinuaba en su postura, también mostraba un coraje profundo.

Era evidente: precisaba mantenerla a salvo. Con mis manos firmes, sujeté sus hombros. Un instinto de protección me embargó.

-¿Estás bien? -Le pregunté, con preocupación en mi voz mientras la miraba directamente.

El desorden parecía difuminarse por un momento. Me sentía confuso, pero preocupado por ella. A pesar de que noté el ademán de la mujer por responderme, la amenaza volvió a levantarse. Volteé mi mirada hacia el peligro, y me enfoqué en arremeter con ataques sólidos e impetuosos de todo tipo al androide.

En medio de la batalla, la mujer intervino blandiendo su espada y desatando un manejo de materia excepcional que hizo trizas al robot enemigo. Quedé impresionado. Su habilidad e ingenio... no pasaron desapercibidos. Menos para un ex-SOLDADO como yo. El disturbio que nos circundaba no lograba manchar su firmeza.

Su fragilidad contrastaba con la valentía que emanaba de ella, una dualidad que me intrigaba aún sin conocerla. El mundo a nuestro alrededor seguía sumido en el caos, pero en ese instante fugaz nuestras miradas se cruzaron. Creamos una conexión momentánea en medio del tumulto.

Al finalizar el enfrentamiento, el agotamiento me invadió. La respiración agitada y el cuerpo pesado fueron las consecuencias notorias del esfuerzo en la batalla. Observé a la mujer, enfundando mi espada, y me acerqué.

Su pelo era de color rojo y poseía unos ojos verdes que destacaban junto con su atuendo negro. Rasgos de los cuales ni el más despistado podría olvidarse, delicados. Una imagen cautivadora para la vista, y ante los ojos de cualquiera.

-Lo haces muy bien. -Le dije, reconociendo su destreza- Gracias por ayudar.

Fue un elogio espontáneo, me encontraba admirado por su capacidad.

-¡Gracias! -Respondió, enseñándome una pequeña sonrisa, pero genuina. -Tu estilo de lucha... es impresionante. -Halagó.

-Es solo parte del entrenamiento. -Dije, buscando restarle importancia a mi contribución.

Por un instante su sonrisa se amplió, como si hubiera captado mi modestia.

POV Silke

Fue en ese preciso momento en el que una mujer y un hombre fornido que se hallaban a pocos metros de distancia se unieron a nosotros, habiendo presenciado el resultado de la batalla. No los conocía, pero ambos parecían ser aliados de aquel hombre rubio con el que el destino me había unido. El dúo de desconocidos notó mi presencia.

Mi mente aún trataba de asimilar todo lo sucedido. Volví a la realidad, notando esa bulliciosa alarma nuevamente.

-¿Qué ha pasado..? -Susurré para mi misma. Realmente no comprendía.

Antes de poder aclarar mis dudas, el hombre fornido irrumpió con palabras directas:

-¡Moved el culo! ¡¿O es que queréis calcinaros?! ¡Luego habrá tiempo para presentaciones!

Su advertencia sobre la inminente explosión hizo eco en mis oídos. O nos movíamos o nos convertíamos en parte del desastre. Nos indicó que lo siguiéramos con un movimiento rápido de su brazo musculoso. Sin cuestionamientos, la mujer y él tomaron la delantera, instándonos a sumarnos.

Aquel hombre que me había protegido momentos atrás, dirigió su mirada hacia mi.

-¡Más adelante te lo explico, sígueme! -Me aseguró, tomando mi mano y entrelazándola con la suya.

Corrimos a través de pasillos angostos y oscuros, esquivando disparos de los SOLDADOS. El hombre robusto y de tez morena lideraba el camino, la mujer de pelo largo se movía con agilidad; evitaba con facilidad cualquier obstáculo. Y el sujeto rubio, siempre alerta, se aseguraba de mi bienestar.

-¿Te encuentras bien? -Interrogó mi reciente salvador.

Asentí con la cabeza enseguida. -¡Nada de qué preocuparte! -Le confirmé. Y pude comprobar la satisfacción de mi respuesta en su rostro.

Atravesamos plataformas, escaleras y puertas de seguridad en una carrera frenética que reflejaba la urgencia del tiempo que se agotaba. Por alguna razón, los códigos necesarios para atravesar esas puertas no estaban siendo un impedimento en nuestro escape, ya que las mismas se encontraban abiertas. Cada paso nos alejaba más del reactor, y de los descubrimientos atroces que había llevado conmigo... el dolor seguía latente, pero prefería retener mis lamentos, al menos de momento. Que se mantuvieran conmigo.

Finalmente, llegamos a la puerta trasera, donde otra mujer de vestido largo y un... ¿Perro? nos aguardaban.

¿Quiénes eran todas estas personas?

Ni un segundo de respiro se nos concedió. Aún sosteniendo la mano de aquel hombre rubio, continuamos corriendo y nos unimos al grupo que ya formaban la mujer de vestido y el animal, expandiendo nuestras filas. El grupo se movía en una sincronización casi perfecta, como si hubiéramos luchado juntos antes. Mis piernas pesaban, pero la esperanza de destruir una de las operaciones de Shinra alimentaba mis últimas reservas de energía.

Justo cuando pisamos la salida con un salto desmedido, el reactor explotó ante nuestros ojos, envuelto en una nube de humo y escombros. El impacto del estallido sonó, y una mezcla de satisfacción y alivio se reflejó en los rostros fatigados del grupo. La explosión se desvaneció en el horizonte, y la misión estaba completada.

La adrenalina cedió, dejando lugar a un momento de pausa mientras la realización de haber escapado por poco y el sentimiento de haber cumplido el objetivo, eran el pensamiento central.

Habíamos sobrevivido juntos.

𝑻𝒉𝒆 𝑪𝒉𝒐𝒔𝒆𝒏 𝑶𝒏𝒆 - Cloud Strife x Reader +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora