O N C E

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Los entrenamientos empezaron y vi a Tom junto con su amigo el mudo cambiados de ropa listos para practicar el baloncesto. Dió un giro, sus ojos se posaron en los míos, me sonrió y le devolví la sonrisa.

- Lo sé, me lo comentó la misma Charlotte. - hablé por fin, rodee los ojos y suspiré fuertemente. - Hasta ayuda me pidió para que lo conquistara.

- ¿Y qué piensas hacer?

- No lo sé, Georg. - no quitaba la vista de Tom, miraba cada uno de sus movimientos ágiles en la cancha. - Estoy hecho un lío.

- Tampoco es que puedas hacer mucho, no es gay.

- Yo tampoco soy gay, Georg.

- Ajá y a mi me gusta Gustav. - giré mi cabeza en su dirección arqueando ambas cejas con una sonrisa. - ¡No es lo que piensas!

- ¿Ah, no? ¡Te has delatado solo, marica! - le di un golpe en el hombro divertido. - ¿Entonces ya dejaste la putería, eh?

- No, solo somos amigos.

- Amigos agregandole un "con derechos" al final, ¿no?

- ¡No! - gritó ruborizado.

- Con lo cálladito que se ve el Gustav. - me burlé.

- Basta. Mejor pensemos en que harémos con Charlotte.

- Nada. Le ayudaré, yo me olvidaré de Tom y ya está.

- Mentira. Te conozco bien y sé que no lo harás.

- Pues no. - nos reimos a carcajadas. El entrenamiento estuvo agragable para mi gusto solo porque Tom se encontraba en la cancha jugando con mucho entusiasmo.

Al terminar su entrenamiento, me despedí de Georg quien se iría con Gustav por su lado, nosotros nos dirigimos a casa de Tom para que él se diera una ducha y se quitara todo el sudor que tenía encima, yo me encontraba acostado en la amplia cama disfrutando de su suavidad y el olor que emanaba de ella.

Me quité los zapatos y las medias para que mis pies tuvieran contacto con la alfombra de piel de peluche. Parecía un niño contento con un juguete ajeno y eso es lo que de verdad era. Rodaba por la alfombra demasiado contecto con ella, me encantaba.

La puerta del baño dejó ver a Tom ya listo ahora vestido de un color marrón claro, se puso su perfume e inhalé embobandome con su maravilloso olor.

- Ahora si dime, ¿a dónde iremos? - le sonreí inocentemente, tomé su mano y lo jalé hasta el lugar donde dormía su coche y nos subimos como siempre; yo primero y luego él. - Espero que sea un buen lugar para pasar tú y yo juntos, porque de lo contrario me veré en la obligación de invitarte a otra salida hasta que aprendas.

- Entonces voy a elegir un lugar que no te agrade para que vuelvas a invitarme a salir una y otra vez.

- Yo encantado. - salimos de su casa y andamos en el auto. - ¿Cuál es nuestro destino?

- A dos horas fuera de la ciudad hay un mirador llamado "Arcangel", tu solo conduce y yo te diré por donde. - asintió y pisó el acelerador, el auto se hechaba en la vía a la perfección corriendo como una bestia indomable. Por mi parte, me gustaba ver a Tom concentrado conduciendo en silencio. Me relajaba tanto estar a su lado que mis ojos se cerraron lentamente.

No sé por cuanto tiempo me dormí, abrí los ojos pero no vi a Tom en el asiento del chofer. El gran letrero parpadeaba frente a mi, comprendí inmediatamente al verlo salir con una bolsa en su mano derecha y dos vasitos bien ubicados en una plancha en su mano izquierda.

Le ayudé a abrir la puerta del coche para que entrara con facilidad y no hubiera ningún accidente.

- Como pensé que en algún momento despertarías compré para los dos café, rosquillas, algunas cosas para comer si más adelante nos da hambre, agua, cervezas y cigarrillos. - los colocó bien en los asientos de atrás y me miró sonriente. - Estos dos últimos son para mí, no creo que tú...

- Solo fumo de vez en cuando, en las vacaciones con Geo tomabamos cada fin de. A si que no te preocupes.

- Geníal, ya no se sentirá feo hacerlo solo como cuando salía con Belly.

Esa Belly, tan inoportuna.

Encendió el auto y volvimos a carretera no sin antes ponerle combustible al auto, la estatua grande del Arcangel tan solo estaba a unos kilometros de nosotros, eso me puso feliz. Estaba anocheciendo y se veía muy preciosa la figura de color blanco iluminada con tonos grisaseos.

- A la derecha. - giró el auto en esa dirección y lo estacionó con delicadeza para poder tener una buena vista sin bajar del auto. Extendí mi mano a la bolsa que estaba atrás para sacar los cigarrillos y la cerveza - ¿Te gusta? - pregunté extendiendole la bebida.

- Me encanta. - le dió un largo sorbo a su lata. - Y me encanta más estando con la persona que me agrada.

- ¿Te agrado mucho, Tom? - me acerqué lo suficientemente a su rostro sintiendo el vaho que salía de nariz.

- Mucho Bill. - también se acercó hasta que su nariz rozó con la mía.

- Tom. - susurré. Coloqué mi mano en sus rastas y por fin lo besé sintiendome extrañamente correspondido. Al fin probé sus labios, era un beso suave y delicado mezclando su saliva con la mía.
Colocó la lata de cerveza en la guantera del auto, sus manos se dirigieron a mi nuca para acercarme lo suficiente a sus labios.

Nuestras respiraciones se agitaron pero el beso seguía siendo suave, sentí su lengua abriendose paso para iniciar una lucha con la mía y se lo permití. Para finalizar el beso terminó chupandome la lengua de una manera muy sucia y exitante a la ves.

- Lo siento, creo que me dejé llevar. - estaba nervioso por el tono de su voz, pero no me importó. Volví a atrapar sus labios en un beso corto.

- No te disculpes, Tom. - toqué su mejilla por última vez, coloqué mi cabeza en su pecho como pude, el me tocaba el cabello de manera delicada haciendome ronronear.
Sentí como su nariz aspiraba el olor de mi cabello causandome un agradable cosquilleo. - No sé que va a pensar Charlotte de mi si se entera de esto.

𝐈𝐭'𝐬 𝐁𝐢𝐥𝐥𝐢𝐞 𝐁𝐢𝐭𝐜𝐡 <𝐓𝐎𝐋𝐋>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora