Miré a Tom a los ojos buscando una explicación, se supone que el fin de semana yo iría a su casa a que me ayudara a igualarme con las materias a cambio de la salida de ayer.
- Yo no creo poder hacerlo, estaré muy ocupado el fin de semana.
- Vamos Billie, solo iremos a un bar a tomar unos tragos y ya. - puso su mano en mi hombro, cerré los ojos un momento disfrutando de su contacto pero así como se acercó, se alejó.
- Por favor Bill, recuerda que...
- Ah, eso. - ella asintió con ojos de "hazlo o te mato", a si que me vi obligado a aceptar. - Si está bien, no hay problema.
- Genial. Será una salida de cinco: Geo, Gustav, Tom, tú y yo. La idea fue de Tom. - le dió un beso en la mejilla, tenía unas ganas tremendas de darle un golpe para que se alejara de mí hombre.
Y luego caí en cuenta.
¿Su idea?
¡Claro que no fue su idea!
Yo le propuse nada más por curiosidad y ahora se lo estaba tomando muy en serio.
- Adiós Bill. - los vi marcharse en silencio hasta perderse entre los demás estudiantes. Regresé la vista a Geo que me miraba en silencio.
- ¿Tú sabías, verdad? - asintió haciendo una mueca de disgusto. - Eso se lo propuse yo ayer es son de broma.
- Entonces no te quejes, Bill.
- Voy a llorar.
- Bill. - Geo rodeó mi cuerpo entre sus brazos, claro que no iba a llorar. Me iba a poner más perra que nunca. - Si quieres te ayudo a planear alguna excusa para no ir y asi nos quedamos los dos.
- No. - me separé de él sonriente. - Ayer Tom me dijo que me veía sexy con ropa de mujer a si que sabes lo que significa, ¿no?
- Mierda Bill, me encantas. - en su rostro también apareció una sonrisa malvada. - ¿Me acompañas a ver entrenar a Gustavito?
- ¿Y las clases?
- No hay Bill, todo el mundo se prepara para los intercolegiales y gracias a mi ya terminamos de elegir a las señoritas protocolo.
- Hasta eso se me pasó por alto, estoy en la mierda.
- No digas eso, por algo soy tu mejor amigo y conozco a la perfección tus gustos. - entrelazó su mano con la mía y caminamos hacia las canchas, nos sentamos lejos de todos las personas que estaban ahí porque no quería que Tom me viera, todo el plan falló cuando me miró y le dieron con la pelota en el rostro. Hice una mueca ácida al ver ese fuerte golpe.
- ¡Kaulitz concentrate en el juego! - oí decir al entrenador molesto. El entrenador Lee era un señor de apróximadamente 45 años de edad, calvo, con una altura intimidante y moreno. Se acercó a Tom para decirle algo que no se escuchaba y estaba claro porque yo estaba lejos de ellos, el entrenador Lee le señaló al público explicandole no se qué cosa y Tom asintió. Su uniforme era igual de ancho que su ropa, siempre me preguntaba si eso no le pesaba o le molestaba al caminar.
- Que dolor. - habló Geo sacandome de mis pensamientos, asentí lentamente sin dejar de mirar a Tom. Parecía estar estresado y sin la concentración que debía tener en los entrenamientos.
Al hacer los pases para meter la bola en la canasta fallaba y gritaba frustrado, Gustav se acercó a él y le palmeó la espalda en modo de apoyo para que se relajara y lo hiciera con calma.
- ¡Vamos Tommy, tú puedes! - gritó Charlotte desde el otro extremo y me reí al escucharla, me parecía un poco tonta. El timbre tocó e indicó que el entrenamiento ya culminó y todos debían irse a casa.
- Vamos. - mi mejor amigo jaló de mi mano, caminamos por las escaleras con cuidado para no caernos y adentrarnos a la cancha. La actitud de Georg con Gustav era como la de dos enamorados de verdad y me sentía muy contento por ellos. - ¡Gus! - corrió soltandose de mi agarre para abrazar a su amado rubio. Me acercaba a paso lento hasta llegar con ellos, Gus le dió un beso suave en los labios a mi mejor amigo y lo vi ponerse nervioso.
- Hola.
¡Oh por todos los cielos!
¡Gustav ha hablado!
- Hola. - respondí estrechando su mano con la mía. - Juegas muy bien, te felicito.
- Gracias y eso que no he mostrado todo mi potencial. - arquee mis cejas y sonreí ante su comentario.
- Le he pedido a Gustav que nos enseñe a jugar baloncesto.
- Cariño, el baloncesto se hizo para hombres fuertes. - se burló dandonle un beso en la frente, mi mejor amigo se cruzó de brazos tratando de aparentar molestia pero no pudo. Al parecer Gustav era un chico divertido y eso debió atraerle a Georg.
- Ush, no coman delante de los pobres. - coloqué mis manos a cada lado de mi cintura haciendolos reir.
- Ya estoy listo. - miré a Georg y el me miró a mi de la misma forma. - Me he despedido de Charlotte, ¿nos vamos?
- Tom, he quedado con Georgita para ir a comer al finalizar el entrenamiento. Disculpame.
- Ah, bueno. - carcajeó Tom acomodandose la mochila en sus hombros. - Estaremos hablando entonces.
- Sí, nos vemos Tom. Adiós, Bill.
- Adiós. - ambos se despidieron de nosotros y caminaron a la salida abrazados. Caminé un poco hasta ponerme frente a la persona que estaba a mi lado.
- ¿Puedes llevarme a casa, Tom? - me crucé de brazos y lo miré serio.
- Yo no seeeé. - pasó por mi lado dirigiendose al estacionamiento y lo seguí. - Yo no te he pedido que te quedes, Billie.
- Me debes una. - al estar cerca del gran ferrari negro lo abrió y corrí al auto hasta subime en el, una ves subido aqui nadie me baja. Estaba riendose por mi actitud hasta que se subió al auto. - No le veo la gracia.
- Tampoco yo. - encendió y salimos de la escuela, agradecí mucho que vaya en dirección a mi casa porque comenzaba a pensar que me abandonaría en cualquier lugar. Llegamos y parqueó el auto en frente de mi vivienda, esta vez si se bajó para abrirme la puerta y yo poder bajar. - Servido.
- Gracias.
- De nada.
- Tom.
- Bill. - me reí, estabamos muy cerca y rompí esa distancia dandole un beso.