S E I S

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Una carcajada salió de lo más profundo de mi garganta una vez que me subí a su coche, estaba a punto de llorar de la risa y él solo me miraba confundido.

- Jorde dice. - hablé entre risas las cuales se fueron apagando lentamente. - Se llama Georg pero yo le digo Geo, con cariño.

- Oh, lo lamento es que si me lo había dicho pero no lo recordé. - sacó de un pequeño papel un arete y se colocó en la parte inferior de su labio y se relamió los mismos cuando terminó de ponerselos. Miré su piercing y desee tocarselo con mi lengua. Olvidaba que en la escuela no estaban permitidas las perforaciones y que a mi no se me notaba por mi cabello largo.

- Te queda bien. - lo solté sin pensarlo y ya era tarde para retractarse. - Yo también tengo uno. - levanté un poco mi cabello y se lo mostré el de la ceja. - Y otro aquí. - saqué la lengua para mostrarselo.

- Tienes un estilo bastante llamativo y me agrada mucho. - puso andar el auto en marcha. - Quizás y más adelante seamos buenos amigos.

- ¿En serio crees que seamos amigos? - coloqué mi mano sobre la suya que posaba sobre su pierna, me miró por unos segundos y regresó su vista a la carretera asintiendo lentamente con seguridad.

Me reí por lo bajo, me dió un ligero apretón para luego apartar su mano de la mía y ponerla al volante. Giró un par de calles más y se estacionó frente a un portón gigante, ni siquiera tubo que bajarse a abrirlo porque este  automaticamente abrió sus puertas. Estacionó bien el auto adentro y bajamos de este.

- No me jodas, esto no es una casa Tom. Es una puta mansión.

- Ahí humildemente. - sonrió tomando mi mano y caminamos hasta la puerta corrediza, la deslizó y entramos a la gran sala. Todos los muebles estaban como si fueran nuevos. No me fijé en más detalles porque subimos por las gradas tan rápido hasta llegar a lo que debe ser su habitación. - Bienvenido a mi habitación. - era igual de grande con un diseño antiguo, en un estante tenía gorras de todos los colores al igual que sus zapatos. Me fijé en su cama que era grande de esas matrimoniales en color azul oscuro con tendidos blancos bien acomodados, una TV plasma con unos cables sobresalientes de ella que conectaban al enchufe. En la esquina estaba un escritorio con una laptop cerrada y una silla del mismo color de la cama.

- Tom... vives como un puto rey. - murmuré fascinado con su habitación.

- Sí, pero mis papás nunca se encuentran en casa a si que la mayoría paso en casa de Gustav, es como mi segunda familia.

- Vaya... - sentí pena por el por un momento. Que clase de padres tenía Tom, seguramente eran narcos. Salió de la habitación y minutos después regresó con una gran sonrisa.

- Pero no sientas pena, ya estoy acostumbrado a ello. - se sentó en el escritorio y palmeó la silla que había a su lado para que yo me acercara a él.

- ¿En qué trabajan tus padres, Tom? - pregunté tratando de no sonar interesado en el tema, me senté junto a él apoyando el codo en el escritorio y el mentón en mi mano.

- Bueno... mi padre es un político importante aquí en Alemania y mi madre es abogada, viaja mucho con él por eso siempre estoy solo en casa a estas horas y...

Maldito e inoportuno el sonido del móvil, lo saqué de mi bolsillo dispuesto a rechazar la llamada pero al ver el nombre de mi hermana me hizo contestar.

- Sam, que bueno que me llamas.

- ¿Dónde carajo estás, Bill? Estoy buscandote desde hace media hora por todas partes y no estás.

- Aaaaa, que dónde estoyyyy. - lo dije en un tono cantadito. - Aún sigo eligiendo a las chicas del protocolo, Sam. - mentí mordiendo mi labio inferior, alguien tocó la puerta de la habitación y Tom corrió a abrirla.

- No es cierto, Georg está ahí con Charlotte y ninguno sabe a donde fuiste.

- Ya...

- Y me dijeron que te vieron salir con Kaulitz, ¡no me mientas, Bill! - chilló y aparté el móvil un poco de mi oreja haciendo una mueca de disgusto.

- Bueno sí, estoy con él dandole clases de física. - volvió a sentarse en el escritorio con una bandeja en sus manos, el olor a pizza inundaba en la habitación. - Tengo que irme Sam, adiós. - y colgué. Fui y me senté junto a él.

- ¿Problemas? - me extendió el plato de pizza junto con una gaseosa.

- No, ninguno. Solo me llamó mi hermana para regañarme por no avisarle que me iría contigo. - el no dijo nada y nos dispusimos a probar la pizza, era de jamón. Tenía pinta de parecer hecha en casa y también por el sabor que era diferente aunque esta era mejor que las que había probado.

- La preparó Ana, la nana que me cuida desde pequeño, es como mi segunda madre. Siempre ha sido mi favorita la de jamón y peperoni.

- Está muy deliciosa, Tom. - terminé de darle el último bocado y finalizar con la gaseosa. Ambos nos dirigimos al baño para lavarnos las manos, el baño también era lujoso y de color azul.

Joder, lo que yo daría por vivir en una casa así.

- Ahora sí, iniciaremos cuando tu digas. - asentí y me dirigí a mi maleta para sacar mis cosas necesarias. Las puse en su escritorio y revisé la materia para tener nuevamente conocimiento y explicarselo pero solo estaba el tema que habíamos visto ayer y ese ya se lo había explicado.

- ¿Qué otra cosa no entiendes?

- Bill, mañana es la prueba de física y tenemos que estudiar, ¿lo olvidaste?

- Ay verdad. - pegué mi frente en el escritorio estresado - ¿Cómo se me pudo olvidar algo así?

- Tranquilo, a todos nos pasa. Ánimo. - palmeó mi espalda y lo miré con diversión. Los temas que teníamos que estudiar a mi parecer no eran complicados, se los expliqué a Tom de manera clara y consiza junto con algunos ejemplos que encontramos en los libros que le había prestado.

- Estoy seguro que nos va a ir bien a ambos y que vamos a sacar las mejores notas. - le sonreí con satisfacción y cerré todos los cuadernos dispuesto a descansar.

𝐈𝐭'𝐬 𝐁𝐢𝐥𝐥𝐢𝐞 𝐁𝐢𝐭𝐜𝐡 <𝐓𝐎𝐋𝐋>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora