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El Omega cepillaba sus dientes mientras el alfa a su lado se daba un baño con las puertas corredizas de vidrio abiertas.

Sonreía como tonto mirando la marca temporal renovada en su cuello.

Al llegar al departamento ambos se sumergieron en una sesión intensa de besos, terminando en el sofá teniendo sexo bastante placentero si le preguntaban.

– ¿De que te ríes Omega escandaloso?- El Omega abrió sus ojos abruptamente al recordar los fuertes gemidos que pegaba hace unos instantes.

– Cállate no me avergüences.- Le amenazó apuntandolo con el cepillo de dientes.

– Bien, bien.- Salió de la ducha enrollando una toalla en su cintura y moviendo su cabello humedo con sus manos, Jimin enjuagó su boca dejando el cepillo en su lugar y procedió a mirarse en el espejo.

Su cara empezaba a cambiar, su naricita estaba un poco rosada al igual que sus mejillas y la cara de un Omega embarazo empezaba a relucir. 

Jungkook sonrió con ternura abrazándolo por detrás, dando la imagen perfecta de un alfa y Omega enamorados.

– ¿Crees que fue buena idea decirle a mis padres del bebé?

– No es como si pudiéramos ocultarlo por mucho tiempo.- Dejó un beso en el cuello de su Omega, justo dónde estaba la marca rojiza.

– ¿Crees que tus padres también estarán felices?

El Omega rió.

– Definitivamente si, se que estarán impresionados pero se pondrán felices, más aún sabiendo que conseguí a mi Omega.

Jimin asintió con una sonrisa mirando a través del espejo como ambos acariciaban el vientre plano del omega.

– Ahora me vas a decir que tiene que ver Hanna con la llegada de tus padres.

Jimin suspiró con cansancio y asintió dispuesto a decirle toda la verdad.

El restaurante era bastante concurrido en la zona, siempre estaba llenó, Jungkook trabajaba desde la tarde hasta altas horas de la noche.

En la mañana iba a la universidad y al medio día almorzaba con su Omega en su departamento.

Parecía bastante agitado pero la verdad el tenía todo controlado o al menos eso quería creer.

La noche parecía bastante agitada debido a los comensales que estaban esa noche y a pesar de que el era un ayudante de cocina, esa noche estaba haciendo más trabajo del que debía, tal cual un cheff, y es que solo le faltaba un título o un curso aprobado que lo consolidaran como uno, aún que en realidad no los necesitaba, cuando se tiene un talento para algo los títulos pasan a ser algo nulo.

Había llamado a Jimin asegurandose de que todo estuviera bien para luego retomar su trabajo, concentrandose en aquella pasta bañada en salsa blanca y camarones que hasta ahora habían sido pan comido.

Seguir recetas no eran lo suyo, seguir su instinto si.

Y esperaba eso no le trajera problemas, porqué esa pasta estaba hecha por el, a su estilo y sazón.

El plato fue servido junto a otro que reconocía como un ceviche costoso.

No le prestó atención hasta que vio al mesero llevarse ambos platos, con los nervios de punta limpio sus manos con aquel delantal mirando a su alrededor, nadie parecia haber notado que el no había seguido la receta y eso en cierta parte le reconfortaba.

Salió de su trance cuando el cheff chasqueo sus dedos frente a su rostro en clara señal de que se concentrara en su trabajo, y así lo hizo volteandose para preparar una ensalada sencilla.

Los nervios habían desaparecido y en su lugar el alfa tarareaba tranquilo mientras cortaba los tomates perfectamente para las ensaladas, hasta que el mesero entro casi con el corazón en la boca diciendo que aquel comensal había solicitado la presencia del cheff.

Jungkook no le tomó importancia alguna siguió en su labor pero su lobo estaba un poco inquieto.

El cheff salió y unos minutos después entró con un semblante serio.

– ¿Quien hizo la pasta?- Todo quedó en silencio, Jungkook no era de los alfas que tiraba la piedra y escondía la mano.

De hecho a pesar de su pasado desvergonzado, el siempre había sido responsable de sus actos, por eso levanto la mano aún que aquello le pudiera costar su trabajo.

– Dios esto es un desastre.- Murmuró el cheff frotando su nariz.- Al parecer el comensal quedó encantado, ofreció una excente reseña a cambio de que seamos los encargados de la comida de uno de los gobernadores de Busan ¿Sabes el riesgo que puede ser cuando sepan que quién cocino eso no es un cheff en realidad Jungkook? Tildaran nuestro restaurante como poco profesional.

Jungkook tragó grueso y no pudo decir más que:

– Disculpe...- Sacó su delantal y guantes con intenciones de retirarse.

– ¿Que haces?

_Yo... Creo que...

– No voy despedirte hombre, haremos algo al respecto, sin embargo prepárate porqué vendrás a Busan con nuestro restaurante.

Jungkook se sintió un poco afligido, el no podía dejar a Jimin, no podía aunque está fuera una gran oportunidad para el, ya que Jungkook estudiaba gastronomía, porqué si Jungkook estudiaba gastronomía, aún que el siempre se inscribiera en torneos que no tuvieran nada que ver con su carrera, el estaba en su último año y aún que todo parecía ir bien para el y que este fuera un gran impulso, había algo mucho más importante para el ahora, su Omega y su cachorro.

Por eso no le quedó de otra que rechazar aquella oportunidad, pero dejando su propia receta en manos del cheff, era lo mínimo que podía hacer.

Ya tendría su oportunidad en cuanto a su Omega y cachorro estuvieran a salvó en sus brazos.

Hate You [KM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora