One-shots [Cambios repentinos] (pausada)

V

Narrador omnisciente
Los pasillos de Hogwarts eran acogedores en cierto sentido, pero también ocultaban secretos, pasadizos e historias que tardaran en ser contadas. Historias de amor, de ambición, de cariño, de odio, historias a fin de cuentas.

—Black— llamo aquella rubia de ojos verdes como el pasto.

—¿Si?— la Ravenclaw alzaba su cabeza de entre los libros para mirar a su amiga.

—Malfoy y Potter están peleando otra vez— entre ellos habían decidido llamarse por sus apellidos correspondientes pero manteniendo sus apellidos políticos con el resto de la escuela, aunque esa regla sólo contaba para el Gryffindor y la Ravenclaw, siendo Black y Snape para todo el mundo pero Potter y Black entre sus amigos.

—¿Y qué quieres que haga?— regreso su vista al gran libro que se encontraba leyendo dejando de prestarle atención a la rubia de pecas.

—Detenerlos, ¿Qué más? No puedo sola, Elieen— posó sus manos en el escritorio donde se encontraba sentada la pelinegra haciéndola saltar levemente del susto pero rápidamente recompuso su postura.

—No soy su madre para hacer eso, Crouch— señaló con obviedad sin percatarse si quiera de la Hufflepuff que tenía en frente.

Esto era rutina de todos los días. No había día donde esos dos no se pelearan. Si por el próximo partido, si por qué uno le jugó una broma al otro, eran cuentos de nunca acabar.

—Elieen, esto es en serio— con toda la fuerza que poseía en ese momento la pequeña rubia cerro con fuerza el libro que la contraria leía.

—¡Hannah!— grito Elieen recalcando su enojo y frustración.

—Tienes que ayudarme.— la seriedad de aquellos ojos verdes era demasiada, y de su boca solamente había salido aquella frase que pudiera haber hecho temblar a más de uno, la tejón tenía carácter, un carácter único de la casa Crouch.

—¿Dónde están?— pregunto ya resignada, recibiendo una sonrisa de ojos cerrados por parte de la contraria, como si hace unos momentos no estuviera amenazándola.

—Sala común de Slytherin—.

—¿Situacion?— pregunto mientras salía de la sala de menesteres junto con su amiga.

—Potter rompió por accidente el collar de Malfoy— expreso con claro enojo Hannah, pero aún así guardado la compostura. —Tiene salvación, no lo rompió de gravedad pero si fue un imbesil— recalcó lo último con una pequeña sonrisa.

La hija de Sirius simplemente asintió y camino rápidamente a dirección de la sala común de las serpientes, sin perder su compostura y tampoco dejándose llevar por los fantasmas en los mismos pasillos, siendo seguida de cerca por la hija de Peter.