𝐇𝐒┊Lee Heeseung es un joven actor con una carrera prometedora que acepta interpretar un personaje con el que curiosamente tiene mucho en común.
Un libro,
Una película,
Una historia,
Dos versiones.
¿Es verdad que las cosas sucedieron tal y como...
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Mayo, 2018.
Me temblaba todo el cuerpo y en lo único en lo que podía pensar era en aquel lugar al que me dirigía. Donde no conocía absolutamente nada de él más que su nombre.
Una nueva escuela, la primera desde prácticamente toda mi vida.
La escuela Yeo Dalyu era mi castigo por haber decidido saltarme un par de clases en mi escuela anterior y como consecuencia haber obtenido una muy baja calificación en ciencias. Desde siempre, había estudiado en la mejor escuela de todo el país, la escuela internacional Seoyeon; sin embargo, con el descubrimiento de mi padre respecto a mis descuidos no me quedó más opción que aceptar el cambio a una escuela pública.
Por supuesto que la idea no me gustó en lo absoluto, nunca había estado en una, ni siquiera como visitante; así que, tenía ciertos prejuicios en mi mente respecto a ella, pero era mi deber pretender que estaba emocionada o alegre por el radical cambio cuando en realidad por dentro solo estaba llena de nervios.
Revise mi maquillaje con ayuda del espejo para asegurarme de que me veía perfecta y retoque mis labios una última vez. Pude escuchar al señor Yoon carcajear mientras conducía el vehículo, sabía que me observaba a través del espejo retrovisor.
De inmediato guardé todo mi maquillaje y fije la mirada en él. Debía permanecer seria, ocultar a toda costa mis grandes nervios que parecían ya estarme comiendo viva desde dentro.
—¿Cree que llame la atención? —le interrogué al señor Yoon, quien era mi chofer, en un evidente tono de preocupación—. Digo, ¿Quién rayos llega a su primer día en limusina? Nadie.
—Por supuesto que llamará la atención, señorita Hong —contestó sonriente—. Es casi mitad de año escolar y usted será la nueva.
—Sí, pero, ¿eso qué significa? ¿Será algo malo o bueno?
—No lo sabe, solo sabe que llamará la atención de todos ahí. Depende de usted que tan bueno o malo vaya a ser.
Suspiré con pesadez y dirigí la mirada hacía las calles. De solo pensar en que tendría que presentarme frente a todos y que tendría que empezar una vida social desde cero de nuevo me abrumaba. No era que no me gustase socializar, tan solo no me gustaba hacerlo con personas que creía no iban a estar a mi alcance.
Nunca me había relacionado con personas de escuelas públicas, por ende no tenía ni idea de lo que podría llegar a presenciar o sobre que podríamos hablar. Todos mis conocidos provenían de familias adineradas donde su única o mayor preocupación era la de vestir bien y yo era una de esas personas; así que, era normal sentirme como me sentía.
