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O4. El Inicio

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Una vez leí en alguna parte qué no había persona más cobarde que aquella que utiliza mentiras como pretextos para alejarse sin culpa. Cuando lo leí por primera vez realmente no entendí su significado, supuse que era debido a que no podía identificarme con el mensaje; sin embargo, eso cambió en el momento en que tuve que publicar mi primer libro.

Había terminado la escuela, él se había ido y todo en mi vida era un completo caos. No me gustaba como era y tampoco quien era, no me gustaba en quién me estaba convirtiendo y, por esa razón, decidí que sería mejor ocultarme en palabras. Creí que sería mejor ocultar a la verdadera yo a tener que enfrentarme a todos.

Nunca me había considerado una cobarde, tampoco me consideraba alguien tímida y mucho menos temerosa, pero olvidé que la vida siempre encontraba la manera de demostrarte lo contrario y, se aseguraba de que siempre tuvieras presente el hecho de que eres un simple humano que puede sentir.

Yo podía sentir y esa era la peor parte.

Desde que tenía memoria, la relación con mi familia siempre había estado algo fragmentada y descuidada. Mis padres estaban ahí, pero nunca de la manera en la que se sintiera suficiente y nunca parecían estar realmente preocupados por mí. Su interés en mí se resumía en calificaciones y perfección. Era esa típica relación entre padres e hija donde lo único que importaba en verdad era el puesto escolar que obtienes y el futuro brillante y exitoso que planeabas, lleno de fortuna. Ellos nunca estuvieron de acuerdo con que me convirtiera en escritora y por esa razón yo nunca estuve de acuerdo con ellos.

No me malinterpreten. No todo era malo, no todo el tiempo. Había veces en las que actuábamos como una familia, de aquellas que se veían unidas, se amaban y apoyaban sin importar qué; cenábamos juntos, hacíamos viajes juntos y hasta veíamos películas juntos. Cuando eso pasaba era la más feliz y sentía que podía con todo en el mundo, pero cuando eso se detenía, yo sentía que nada valía la pena, ni siquiera para intentarlo.

Por supuesto, jamás había dejado que alguien conociera ese lado mío y no planeaba dejar que alguien lo conociera. Me gustaba pretender que era la más feliz del mundo, que brillaba en todas partes y que no tenía ningún problema en mi vida. Sabía que no era bueno, pero era mejor que tener que estar dando explicaciones por todo. Yo estaba bien usando ese sistema, fingiendo que no había nada malo hasta que, él llegó a mi vida y fue imposible no dejarlo pasar, no dejarlo conocerme; no obstante, él era todo lo que mis padres aborrecen.

Nunca había desobedecido las órdenes de mi padre y nunca le había levantado la voz a mi madre. No era propio en mí. Por supuesto que me enfadaba y, a veces discutíamos, pero nunca hice nada realmente malo, nada que pudiera perjudicar su imagen ante los demás. Yo solía guardar mis pensamientos y encerrarlos bajo cinco llaves en mi memoria y solía decir lo que todos esperaban con tal de no recibir quejas. Yo hacía eso y mucho más, todo con el único objetivo de satisfacerlos, pero para ellos nunca era suficiente.

𝚃𝚑𝚎 𝚂𝚝𝚘𝚛𝚢 𝚘𝚏 𝚄𝚜 ;; 𝗟𝗲𝗲 𝗛𝗲𝗲𝘀𝗲𝘂𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora