●2: ¿Amigos?

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.Amber.

Cuando llegue a la mansión esta era de ensueño. La típica de revista; blanca, con unas estatuas al entrar y alguien esperándote.

Como si no hubieras visto cosas mejores.

«Shh».

En lo que los guardaespaldas me guiaron hacia la entrada dos mujeres del servicio tomaron mi poco equipaje—que literalmente consistía de una mochila—y lo llevaron al piso de arriba.

Luego una de ellas se acerco y me guio hacia la cocina en donde un plato de comida recién hecho me esperaba.

La cocina era de granito, su mesa de desayuno de cerámica y las alacenas eran blancas como con salpicaduras de negro, muy sofisticado.

O mejor dicho; muy Matthew King

Había una puerta que separaba la cocina del hermoso comedor. En donde las de aseo hacían su trabajo.

Debía de admitir que la mansión era bonita.

—No sabíamos donde se sentiría cómoda por lo tanto quisimos ponerla en la mesa de desayuno, espero que no le importe.—Me dijo una mujer un poco mayor que yo.

—Tranquila, no te preocupes...—Deje un espacio para que me dijera su nombre.

—Liliana, me llamo Liliana; para servirle.

Yo le sonreí en respuesta y decidí sentarme para comer.

Liviton ha sido una mierda esta semana, pero ahora de un momento a otro estoy en Londres, con un novio falso y casi en la universidad de mis sueños.

«Si realmente supiera todo se le cae la fachada» Pienso para mis adentros.

Les juro que no se en que momento todo esto se volvió un caos. Porque un día estaba en mi casa, como era de costumbre; y al otro mi vida se había derrumbado... La balacera no estaba en el plan que trace, según recuerdo.

Mientras comía mire el celular que tenía al lado recordando que allí estaban los números de mis amigos...

Eso sí no era mentira, tenía años sin saber de ellos.

Decidí llamar, primero a Lori, no sabía que estaba haciendo o si incluso me respondería, pero debía hacerlo, ¿no?

Mis manos temblaban sobre el teclado del celular, y mientras marcaba el número una gran emoción se colocó en mi estómago.

Uno... Dos... Tres...

¿Bueno?—Se escucho su voz al otro lado y al mismo tiempo una lágrima rodo por mi mejilla.

—L-lori..._Intete no llorar, pero no lo logré.— Soy yo, Amber.

Un grito de emoción se escuchó al otro lado de la línea, y en menos de nada escuché las voces de las dos personas más importantes en mi vida.

—¿Amber? No me lo creo.—Escuche decir a Zac.

—Nena, ¿Donde estas?—Pregunto mi mejor amiga.

El fuego entre nosotros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora