𝐈𝐍𝐌𝐎𝐑𝐓𝐀𝐋; the hunger games

prefacio

— 𝐏𝐑𝐄𝐅𝐀𝐂𝐄 —

No estaba lo suficientemente cerca. Necesitaba que se aproximará unos cuántos metros más para poder alcanzarle.

Con lentitud llevé ambos dedos, pulgar e índice, a mi boca y soplé moderadamente a través de ellos consiguiendo que un ligero silbido saliese de ésta, llamando así la atención de Clark, la tributo del distrito 2.

Cómo había previsto, la rubia se giró en mi dirección al escuchar la melodía, y al no lograr ver de dónde provenía aquel sonido se desplazó los pasos justos para convertirse en el blanco perfecto que tanto necesitaba.

Sin esperar ni un segundo más, agarré con firmeza el cuchillo que descansaba en mi cintura y fijando la mirada en mi presa lo lancé contra ella. Sonreí orgullosa escuchando el alarido que me indicó que le había dado justo en el lado izquierdo del pecho, concretamente en el corazón. Una muerte dolorosa pero efectiva.

Con el subidón de la adrenalina no espere a que el cañón que anunciaría su muerte sonase sino que comencé a descender del árbol, en el que me había instalado, lo más rápido posible. Clark no había llegado hasta allí sola, así que estaba claro que en cualquier momento su compañero de distrito, Amery, aparecería de entre los arbustos.

Empecé a correr a toda velocidad por el bosque sin siquiera detenerme al pasar por encima de un chico del distrito 4, que yacía muerto con un corte en el cuello. Cuando sentí que estaba lo suficientemente alejada de la escena del crimen, me detuve a descansar unos minutos, o quizás incluso a pasar la noche allí.

Durante las siguientes horas simplemente me dediqué a cazar y a buscar algo de beber para poder sobrevivir hasta que llegó la media noche y la imagen de los fallecidos se hizo visible en cielo.

El estómago se me retorció. Siete personas habían sido asesinadas hoy, de las cuales cuatro habían sido obra mía. No quería sonar egocéntrica pero sabía que mis dotes mortíferas estaban en el punto de mira del Capitolio, suceso que no me agradaba nada de nada. Haymitch me había comentado que eso era bueno pues de esta manera tendría más patrocinadores, pero, ¿a qué precio?

La noche transcurrió con tranquilidad, aunque aún así no fui capaz de pegar ojo. Si mis cálculos no eran erróneos tan solo quedaban tres tributos a los que dar caza. Tres tributos y la competición llegaría ese fin tan ansiado.

Cuando el cielo comenzó a clarear a la mañana siguiente, me encaminé hacia la cornucopia, el lugar de los baños de sangre, terreno de los Profesionales; dónde seguramente se encontrarían los últimos supervivientes.

Y que grata sorpresa me llevé al llegar y observar cómo la pareja del distrito 1 acababa con la vida del que había sido su aliado durante los Juegos, Amery, lo que dejaba las cosas aún más a mi favor.

Ahora podría perfectamente acabar con la vida de ambos, pero tiempo al tiempo.

Siguiendo mi estrategia traté de llamar la atención de éstos con la esperanza de que alguno de ellos fuese a mi encuentro, lo cual logré con facilidad al utilizar mi silbido característico.

— ¿Qué fue eso? —inquirió la castaña mirando en mi dirección con el ceño fruncido.

— No sé, ve a echar un vistazo.

La chica accedió caminando lentamente hacia el lugar en el que me encontraba, lo que me dio el tiempo necesario para esconderme entre los arbustos y de esta manera poder asaltarla por sorpresa.

En la distancia ideal el único cuchillo que me quedaba fue lanzado clavándose en su pierna, lo que provocó que cayese al suelo con un grito de dolor. Antes de que su compañero se acercase para comprobar lo ocurrido salí de mi escondite con la finalidad de recoger la daga, y acabar con su vida.

— ¡Magnus, la del doce está aquí! —llamó la atención del chico nada más verme.

Sin esperar, me abalancé sobre ella, quién estaba tratando de ponerse en pie tras sacarse el arma de la herida y le golpeé fuertemente la cabeza contra el suelo tratando de que perdiese el juicio. Sus dedos trataron de hincarse en mis ojos dificultándome el movimiento pero finalmente apretando mis manos en su cuello la castaña se dio por vencida.

Una vez el cañón se escuchó, me apresuré a recoger mi arma en el momento justo que las pisadas del tal Magnus se hicieron más fuertes indicándome que ya se encontraba cerca.

— Vaya, vaya, pero a quién tenemos aquí —murmuró con una cínica sonrisa plasmada en el rostro—. Del distrito 12, ¿cierto?

— Que importa eso ahora.

— Oh, nada. Simplemente me gusta saber el nombre de mis víctimas antes de acabar con ellas.

— Que pena que te vas a ir sin saberlo, Magnus –sonreí ladeando la cabeza dando a entender que yo sería quién mataría al otro.

— No lo creo.

No me dejé intimidar. Con una habilidad impresionante, que ni yo misma sabía de dónde salía, logré esquivar todos los golpes de la maza acabada en cuña de mi adversario.

Y en un descuido de éste, conseguí hacer un corte perfecto en su garganta haciendo que se tambaleará hacia atrás mientras intentaba parar el sangrado. Ahora que estaba indefenso me acerqué hasta él con la intención de hacer su muerte menos dolorosa.

— Ha sido un gusto luchar contra ti, Magnus.

Él supo perfectamente cuáles eran mis intenciones porque no puso resistencia alguna cuando saqué el cuchillo de su pecho.

— Suerte en el Capitolio, doce —murmuró adolorido.

Y arrojé la última puñalada convirtiéndome así en la ganadora de los sexagésimo octavos Juegos del Hambre.

No podía dejar pasar la oportunidad de hacer un fic de los Juegos del Hambre tras haber visto la nueva película. Espero que os guste tanto como a mí!

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