Capitulo 4

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Ciertamente ya se habían acostumbrado a la presencia del otro, los sustos nocturnos que Luz le causaba a Amity cuando esta ultima se levantaba en la madrugada se habían hecho rutina. De a poco se comenzaron a apegar a la otra. Había veces que Luz obligaba a Amity a socializar, lo detestaba, sus compañeros de clase le parecían aburridísimos

Parecen NPCs— en sus propias palabras. Luz no terminaba de entender ciertas jergas y términos humanos, por lo que Amity pasaba horas explicándole cosas comunes. Al principio le hartaba, pero con el pasar de los días comenzó a tomarle gusto. Luz ladeaba su cabeza con confusión cada vez que no entendía algo y la peliverde moria de ternura, era como un niño en el cuerpo de un...adulto? No sabia con certeza la edad del ángel pero podía asumir que tenia una edad similar a la de ella.

Con el correr de los días la castaña le contó sobre sus intentos para dormir, Amity no sabia si reír o tener miedo por el hecho de que la observaban al dormir, aunque conociendo a Luz sabia que no lo hacia con malas intenciones. Era un ángel, ¿Qué mal podría hacerle? 

Yo cierro mis ojos así como lo hacen ustedes pero nada pasa.—El ángel estaba acostado en la cama y la peliverde sentada a un lado de ella con las piernas cruzadas.

Y cuanto tiempo te mantienes así?

Unos minutos, me muevo lo menos posible pero sigo sin saber que tendría que pasar.

Amity también había lidiado con problemas para conciliar el sueño en su adolescencia, sabia perfectamente que podía ayudarla.
—Probemos usando unas velas aromáticas—se puso de pie y revisó su armario.—¿Qué olores te gustan?— hurgueteaba entre sus cosas.—Mmm tengo de lavanda, canela, vainilla, naranja, limón.

El ángel lo pensó un poco.—El de canela estará bien.

"Ella siempre elegía ese"

—Esta bien.—Tomó un mechero que tenia en el armario (que peligro °_°) y prendió la vela. La colocó en la mesita de luz y dejó que el olor se esparza por la habitación. —Ahora cierra los ojos, trata de no pensar en nada. Relájate.

Luz hizo caso, y como si fuera magia comenzó a dormirse.




[...]


"¿Que hacen en mi casa? Aléjense por favor".

"Solo venimos a arreglar unas cosas contigo, niña."

"Váyanse de mi casa, voy a llamar a la policía."






...





"¡¿Que quieren hacerme?! ¡Suéltenme por favor!






...




¡Eda!...¡Amity!..ayúdenme




...

"¡Basta deja de hacer eso! por favor te lo ruego"—gritaba de dolor.





[...]


Luz se despertó aturdida, con mucho calor y un peso en su ala. Amity se había dormido sobre ella, se veía demasiado cómoda como para despertarla.
Con la respiración un tanto agitada se giró mirando a la peliverde. Sus pómulos estaban ligeramente rojizos por el calor que había en la habitación.

La vela se había consumido, y se notaba que ya era tarde. La luz de la luna entraba por la ventana y pegaba en el costado de su rostro. Amity parecía brillar con su piel pálida, una imagen preciosa que no olvidaría.

Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora