Capítulo 3

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Alek

Ojalá venga un demonio con un arma angelical y acabe de una vez conmigo.

—¡Oye imbécil! ¿Al fin vas a matar a humanos o vas a matar bichos de nuevo? ¿O es que ni siquiera puedes hacer eso sin llorar como un idiota? —escucho risas y pasos detrás de mí.

Pensé que venir de nuevo al bosque sería buena idea porque todas las veces que he venido nadie está más que los animales y yo, pero evidentemente me equivoqué.

—Apuesto mis dagas a que va a llorar apenas los vea —dice una voz femenina junto a otra ronda de risas que se logra escuchar en toda el área.

Apresuro mis pasos para perderlos de vista, pero en seguida uno de ellos vuela hasta estar enfrente de mí obstruyendo mi camino.

—Hazte un lado —le digo al ángel pero este ni se inmuta.

—¿Y qué si no quiero? —responde acercándose a mí queriendo intimidarme.

Retrocedo un poco y siento unas manos tocar mis hombros de manera brusca.

—¿Qué tal si te enseñamos a matar como se debe? —dice aquel otro ángel mientras empieza a enterrar sus uñas en mi piel sintiendo como arde cada vez más—. Parece que nadie ha querido ayudarte, así que seremos los primeros generosos en hacerlo ¿Qué dices? —lo volteo a ver y tiene una mirada aterradora con una sonrisa de oreja a oreja.

—Claro que me han enseñado, solo buscaba personas que estuvieran acampando —digo sin mucha indiferencia tratando que no demostrar el miedo que está comiendo mi cuerpo internamente.

—Entonces te ayudamos a encontrarlos —sugiere el mismo ángel con una empatía falsa.

—Estoy bien solo, puedo encontrarlos sin ayuda —escupo las palabras mientras pienso la forma de huir de los cinco ángeles que me tienen rodeado.

—¡Líder, encontré humanos a unos metros al este! —grita un ángel desde arriba de un árbol.

Todos voltean a donde provino la voz, acción que aprovecho para agarrar impulso y volar hacia la dirección contraria con desesperación.

No tardaron ni cinco segundos y también empiezan a volar a una gran velocidad con tal de alcanzarme.

Bajo hacía los árboles metiéndome entre ellos ocasionando que dos de ellos choquen con unos árboles, así continuo hasta que logro perderlos de vista, o eso creí cuando algo me hace caer bruscamente al suelo lastimando mis alas y mi espalda.

—Tal parece que sí eres un inútil —el líder tiene apresado mis alas con sus rodillas.

—¡Déjenme solo! ¡¿Qué mierda les he hecho para que hagan mi vida un infierno?! —grito con una notable ansiedad.

De un momento a otro siento como su puño choca con mi mejilla. El ardor del golpe empieza a propagarse en el área golpeada y a la vez empiezo a sentir el sabor metálico de la sangre de mi labio ligeramente partido.

—¿Puedes dejar de gritar como un hijo de puta? —recibo otro golpe más—. En serio lo único bueno que sabes hacer es ser un incompetente inservible.

Mi rostro recibe más golpes, trato de cubrirme, pero no sirve de nada debido a su fuerza bruta que da sin piedad.

—¿No te da vergüenza existir?

¿Que no es eso obvio?

—Vivir de una manera tan jodidamente patética creyendo que no haciendo daño puede hacer un cambio en todos, pero eso ni siquiera va a suceder aún después de que mueras.

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⏰ Última actualización: Dec 14, 2023 ⏰

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