Alexis conoció a Marilyn en la escuela cuando eran niños. Ella y su familia viajaron a México hace muchos años por cosas de sus padres y el trabajo.
Ese fue el mejor año en la vida de ambos.
En el presente, Quackity sigue amando a la castaña cada...
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Hace unos años atrás
Un joven Alexis de diecisiete años estaba ansioso. No pudo dormir. Cuando cerró los ojos luego de tantas horas su alarma sonó, solo pudo dormir una hora como mucho. Se dió una ducha fría y se preparó con cuidado queriendo verse bien de pies a cabeza. Se echó su perfume más caro y se limpió los dientes como cinco veces. Salió casi corriendo de vuelta a su habitación dejando que su hermano menor entrara al baño para ducharse.
La casa estaba patas arribas por culpa del chico. La razón: su novia llegaba a México. Eran muchos años desde que la vió en persona. Ella estaba a nada de distancia en avión. Quería verla, quería abrazarla y quería besarla. Quería volver a oler su cabello y acariciar su mano. La extrañaba tanto que no podía calmarse.
"Alexis, tu desayuno." Llamó la madre de este desde la cocina dejando un plato. Al ver al hermano de en medio de los jóvenes Maldonado casi volando a la cocina para sentarse lo miró raro. "¿Ya estás vestido?" Preguntó sentándose en la mesa.
"Tiene que verse bien, viene su noviecita." Dijo burlona su hermana dándole con el codo al chico.
Alex no dijo nada. Comió tanto como le fue posible. El chico acostumbraba a comer por ansiedad, era la situación de esa mañana. El padre de los chicos bajó a la mesa mientras murmuraba cosas sentándose con ellos en la mesa para tomar su taza de café. Luego bajó el menor de los hermanos para sentarse tranquilamente.
"Come despacio." Regañó al mujer dándole un suave golpe a su hijo que parecía querer tragarse el plato.
...
La familia se bajó en el aeropuerto después de dejar a Adrian en la escuela y a Alejandra en la universidad. Alexis venía comiéndose las uñas todo el camino. Su madre lo regañaba cada que volteaba y lo veía con las manos en la boca. En fin, el avión llegaba en menos de media hora. La madre de el chico se sentó junto a su esposo a esperar pacientemente, Alexis no. Él se quedaba de pie dando vueltas mientras miraba su celular cada cinco minutos. En cualquier momento llegaría, estaba muriendo de nervios y ansiedad.