Trampa de miel

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Los espías están preparados para cualquier situación en la que requieran actuar para cumplir su misión, están entrenados para captar el ambiente y determinar el curso de acción en milésimas de segundos para no comprometer las operaciones encubiertas a la cual son designados.

Crepúsculo había logrado dominar bastante rápido la lectura de situaciones y personas, lo que le permitía actuar en consecuencia de lo que el objetivo esperaba de la persona que interpretaba en ese momento.

Sin embargo, existían situaciones donde él tenía que trazar el destino al cual quería llegar, donde los objetivos eran renuentes a aceptar con tanta facilidad a personajes "perfectos", pero Crepusculo siempre lo lograba, de una forma u otra.

Las trampas de miel no eran misiones ajenas al espía, para su desgracia (y diversión de su manejador) pero su apariencia le facilitaba acercarse a sus objetivos, y su labia colorida le permitía obtener los secretos de quienes de aquellos más desconfiados.

Cuando vio a Yor en la sastrería, analizo todas sus opciones con respecto a su misión actual, viendo estancado las principales vías que había determinado como ideales para acercarse a su objetivo, había elaborado un cuarto camino, pero por mas que lo intentara, Loid no podía tener una excusa válida para acercarse a Anya, esperando que eventualmente esto lo llevará a Desmond. Si acercarse a Damian no lo acercó a su padre, acercarse a la niña sería un callejón sin salida.

Pero Crepusculo sabía que ambas familias eran cercanas, Yor Briar era amiga de Melinda Desmond, y gracias a la información de Franky, sabía que ambas frecuentaban sus hogares regularmente.

Era su mejor opción en ese momento, y el único que en realidad le daría un pase directo a alguien que puede estar más relacionado a los Desmond de lo que aparenta.

Además, en dos años sin lograr nada con los planes trazados hasta ahora, Crepúsculo realmente creía que este sería el mejor plan de acción.

-¿Maestro Forger?- preguntó Anya abriendo sus ojos ante la sorpresa de ver a su maestro durante el fin de semana, esperaba librarse de las tareas y trabajos y no pensar ni escuchar nada aparte de sus propios pensamientos, pero claro, con la limitación de su habilidad en luna nueva, le era imposible saber qué hacía su maestro allí, frente a su madre y...¿esta sonrojada?...mirando entre los dos, Anya sonrió de manera algo diabólica- ¿están coqueteando?

La pregunta hizo que Yor se sonrojara completamente, al mismo tiempo que negaba con su cabeza. Loid, por el contrario, sonrió con lo que esperaba fuera una sonrisa avergonzada

-Lamento mi impertinencia- se disculpó con Yor y luego, mirando a Anya agregó- pero tienes una hermosa madre, Anya.

Antes de que Yor se desmayara por la vergüenza, llegó la dependienta a entregar el pedido de los Briar.

Crepúsculo pensó que tal vez fue muy directo con sus comentarios, Yor Briar parecía alguien bastante tímida, tal vez algo ingenua, que no acostumbraba recibir halagos, algo que en realidad era extraño, en especial por la belleza de la mujer.

Loid se acercó al mostrador cuando alguien salió de trastienda para atenderlo, esperando que los Briar no se marcharan tan pronto terminaran su transacción.

Por suerte para él, Anya estaba emocionada con presentar a su maestro y a su madre, después de todo, no había visto a un espía y a un asesino juntos, y nunca nadie había llamado a su madre "hermosa", no en su presencia claro.

"¡Será como esos programas de la compañera de Damian!" pensó Anya, emocionada ante la perspectiva, "o como Bondman y la princesa Honey! o su compañera espía, o su archi enemiga o..." aquel pensamiento la desilusionó un poco, pero antes de ahondar en ello, la campanilla de la tienda sonó, justo cuando Loid Forger salía. su mirada se encontró rápidamente con la de Yor, quien nuevamente se sonrojo y desvió la mirada hacia abajo, observando a Anya cambiar su ceño fruncido por alegría.

-Ma, este es mi maestro de las tareas horribles- Loid se quejo internamente- Maestro,ella es mi hermosa mami

-Un gusto conocerla, Señorita Briar- dijo, estirando su mano a modo de saludo, esperaba llevar la mano de Yor a sus labios para completar el acto de seducción, pero ante la microexpresión de Anya, negando sutilmente con la cabeza, además de la rigidez de los músculos ante el leve movimiento de inclinación, decidió no hacerlo.

-Igualmente- Yor respondió con timidez, retirando rápidamente sus manos.

"Esto es incómodo" pensó Loid, recalculando su plan de acción. Claramente el escenario en que ella se derretía por su apariencia no ocurrió, tampoco aquel en donde parecía tener interés.

Bueno, no sería la primera vez que una trampa de miel es más difícil de lo que pensaba.

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